Permanente durante años, la contaminación ambiental en la capital del país y el Área Metropolitana ha provocado cifras tan espesas como la propia polución que se aloja actualmente en el aire. De acuerdo con estimaciones del Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO), en 2015 sólo en el Valle de México murieron mil 823 personas, 4 mil 494 requirieron hospitalización por causas respiratorias y enfermedades cardiovasculares, además, 247 mil 729 acudieron a consultas médicas por infecciones respiratorias, asma y padecimientos isquémicos del corazón.
El problema de contaminación que afecta principalmente a la Ciudad de México tiene repercusiones importantes en la salud de sus habitantes, que van desde irritación en los ojos, asma, bronquitis, hasta daño en los pulmones, afectaciones al sistema nervioso, e incluso infartos y distintos tipos de cáncer.
Los costos que lo anterior genera, ascienden a más de mil 600 millones de pesos cada año, esa cantidad podría financiar poco más de 25 kilómetros de Metrobús, equivalente al 92 por ciento de la Línea 1.
Las medidas tanto del Gobierno de la Ciudad de México, como de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) han sido muy limitadas y sólo se han enfocado al corto y mediano plazo, denunció el instituto.
Las acciones inmediatas que las autoridades capitalinas han implementado son: el protocolo por Contingencia Fase I, la aplicación del Hoy No Circula generalizado, el arranque de los trabajos para norma emergente de verificación a cargo de la Semarnat, pero enfocado únicamente en tecnología y no en cambiar los límites máximos de contaminantes.
En cuanto a las medidas de mediano y corto plazo, el Gobierno se ha limitado a prohibir la circulación de todos los automóviles un día a la semana desde ayer y hasta el 30 de junio; ha destinado inversión para el mejoramiento de sistemas de monitoreo de la megalópolis; ha reducido los niveles de concentración para declarar contingencias y ha anunciado un eventual programa de movilidad megalopolitano.
Sin embargo