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Policiaca

La cruel tortura del Mencho: Quemaron la cara de su rival con ácido porque su apodo era “Ghost Rider”

Un reporte de medios internacionales señaló que miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) capturaron al “Ghost Rider”, apodo que llevaba el líder de la facción conocida como Cárteles Unidos. Lo torturaron y luego subieron las imágenes a las redes sociales.

Cártles Unidos es una organización criminal que consta de varios grupos, aliados, en gran parte encabezados por Los Viagras, para hacerle frente al CJNG en su conquista de Michoacán.

La captura y la sanguinaria tortura tuvieron lugar este fin de semana. Los informes dicen que la víctima fue llevada a un rancho cerca de Tepalcatepec, donde le rociaron la cara con alcohol isopropílico y le prendieron fuego. El hombre gritó y suplicó porque lo mataran.

“Igual que en las películas”, se burla uno de los sicarios de la víctima.

CJNG y CU están en una guerra sangrienta en curso en Michoacán. Al igual que en 2013 cuando la violencia experimentó un aumento masivo con los movimientos de autodefensas y el enfrentamiento contra los Caballeros Templarios, el gobierno federal una vez más está ignorando la violencia. Los federales han enviado unidades de “mantenimiento de la paz”, pero poca intervención literal.

El último enfrentamiento violento entre los grupos continuó durante 3 días El Aguaje, Aguililla, y sus inmediaciones.

El recuento oficial fue de 20 muertos, aunque los informes de las redes sociales pusieron el recuento mucho más alto.

Además, al igual que en 2013, las noticias sobre los combates, las imágenes de las muertes y la reducción de los recuentos de muertes han estado en su mayoría ausentes en la prensa nacional, dejando a Michoacán aislado.

Fuente: Infobae

Increible

Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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