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Revista

La nota que dejó Brad Bufanda a sus padres antes de suicidarse

El actor estadounidense Brad Bufanda se suicidó a los 34 años de edad, según reportó este viernes el medio británico Daily Mail.

El joven saltó desde un edificio en de Los Ángeles, esto lo confirmó el representante del actor, Kirsten Solem, quien a través de un comunicado aseguró que está devastado por la muerte de Brad, una persona «talentosa, maravillosa y afectuosa».

Brad Bufanda participó en series como Veronica Mars, CSI: Miami y Malcolm in the middle. Su carrera comenzó en 1993 cuando logró el papel estelar en una serie de karatecas llamada Pocket Ninjas.

Como muchas estrellas infantiles, su carisma lo hizo ganar algunos papeles en anuncios comerciales pero a la edad de 12 años, la cadena ABC lo contrató para hacer el personaje estelar de un especial de la serie The Secret of the Lizard Woman.

EL DEPARTAMENTO FORENSE DE LA POLICÍA DE LOS ÁNGELES CONSTATÓ QUE EL INCIDENTE SUCEDIÓ EL 1 DE NOVIEMBRE.

La oficina del comisariado de esa misma ciudad notificó que junto al cuerpo del actor se pudo encontrar una nota.
«Era una nota de suicidio en la que él escribió los nombres de sus padres y en el que agradecía a toda la gente importante en su vida por el apoyo que le habían dado», informó la policía en un comunicado.

En Malcolm el de en medio, como en muchas otras series en las que participó, sólo tuvo actuaciones ocasionales. En este caso se trató del episodio llamado Dewey’s opera, en el que el más pequeño de los hermanos escribe precisamente una ópera. Ahí, Bufanda aparece con el crédito de Bob, uno de los alumnos de la escuela. En otro episodio simplemente aparece como un extra.

Su último trabajo fue en Stan the Man, una película dirigida por Steven Chase y en la que interpreta a un personaje llamado Cooper.

Además de actor, fue un distinguido jugador de basquetbol en la universidad así como entrenador físico que dedicaba 50 horas a la semana al ejercicio.

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La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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