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Opinión

La otra guerra: El río de sangre mexicana. Por Caleb Ordoñez

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Caleb Ordóñez T.

Caleb Ordóñez Talavera

Mientras el mundo de horroriza por lo que sucede en Ucrania. Cuando decenas de videos se viralizan en las redes con bombardeos, grabados por ucranianos llenos de incertidumbre y miedo. Mientras la determinación de Vladimir Putin se radicaliza y los intentos de frenar la guerra por parte de otros países fracasa. Cuando las amenazas de Estados Unidos y Europa contra los ataques rusos, se quedan en palabras y las caídas económicas parecen ser inevitables: México sigue viviendo una guerra interminable.

 

El pasado 27 de febrero, un mensaje en redes desde San José de García, Michoacán, por parte del cártel “Jalisco nueva generación” nos recordó que los ríos de sangre siguen fluyendo por todo punto cardinal de nuestra República.

Se habla de 17 personas que al parecer fueron fusiladas –aunque sus cuerpos no han sido hallados-. Cuentan los pobladores que aquella tarde fue un infierno, donde una turba de maleantes llegaron a su pequeña comunidad, de unos 10,000 habitantes. Ese día solo se contaba con tres policías, quienes aparentemente fueron desactivados mientras era ejecutado Alejandro N. “El pelón”, quien se ostentaba como jefe de plaza de la zona, del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Para Ricardo Mejía Berdeja, Subsecretario de la secretaria de Seguridad Pública y Ciudadana, todo se debió a un ajuste de cuentas dentro del mismo grupo delictivo: «Es decir, una diferencia donde hay intereses de carácter personal y familiar entre la cabeza de dos células…

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Opinión

Duarte: de los bares de Chihuahua al Altiplano. Por Karen Torres

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En México y en la política, lo que parece pasado, siempre regresa para explicar el presente. Hay nombres que regresan una y otra vez como si fueran espectros empeñados en recordarnos las fracturas del sistema. Uno de ellos es César Horacio Duarte Jáquez, exgobernador de Chihuahua (2010-2016), figura central de uno de los expedientes de corrupción más voluminosos en la historia reciente del país.

Karen Torres A.

Y ahora, tras años de idas y venidas judiciales, vuelve a los titulares: la Fiscalía General de la República ordenó su recaptura y lo trasladó al penal de máxima seguridad del Altiplano.

Este episodio no ocurre en el vacío. Es parte de una historia que lleva casi una década escribiéndose entre detenciones, extradiciones, procesos fragmentados y una libertad condicional que muchos chihuahuenses vieron como una burla abierta.

Pero también es un movimiento político que envía un mensaje contundente: la nueva administración federal quiere que se entienda que, al menos en la Fiscalía, el viejo pacto de impunidad ya no opera “para algunos”. Y Duarte es la vívida señal, ojalá esto no se trate únicamente de justicia selectiva.

Duarte huyó de México en 2017, cuando la entonces Fiscalía de Chihuahua, bajo el gobierno de Javier Corral, integró al menos 21 órdenes de aprehensión en su contra. Los cargos eran amplios y concretos:

  • Peculado agravado por más de 1,200 millones de pesos,
  • Desvío de recursos públicos hacia campañas priistas,
  • Enriquecimiento ilícito,
  • Uso indebido de atribuciones y facultades
  • Y una red de empresas fantasma operadas desde su círculo íntimo.

Fue detenido en Miami el 8 de julio de 2020 en Estados Unidos. Ahí pasó 2 años mientras se resolvía un proceso de extradición. Finalmente, en junio de 2022, el gobierno estadounidense lo entregó a México bajo cargos de peculado agravado y asociación delictuosa.

Su llegada al país fue presentada por la Fiscalía como un triunfo institucional. Pero para Chihuahua comenzaba un capítulo distinto: la prisión preventiva en el Cereso de Aquiles Serdán, donde Duarte permaneció alrededor de 2 años más, entre audiencias diferidas, cambios de jueces y tácticas legales el caso se fue transformando en un rompecabezas jurídico que pocos lograron seguir con claridad.

Llegó la cuestionada libertad condicional de 2024: 

En agosto de 2024, en una audiencia sorpresiva, Duarte obtuvo libertad condicional bajo el argumento de que llevaba tiempo suficiente privado de la libertad y que su conducta había sido “adecuada”, sin haber recibido sentencia alguna.

La imagen era insólita: un político acusado de desviar más de mil millones de pesos, señalado de haber quebrado fondos públicos y endeudado al estado por generaciones…

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