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La SRE niega pasaporte a hijos legales de una pareja lésbica

Tramitar la renovación de un pasaporte en México toma un día, o al menos así es para los hijos de parejas heterosexuales. Para Diego y Santiago ha tomado casi 2 meses, situación que podría separar a una familia.

El 20 de agosto de 2013 fue un día histórico para las familias homoparentales en México: sus hijos e hijas por fin podrían tener los apellidos de la pareja y no sólo de una de las madres o padres. Así, Santiago y Diego pasaron a apellidarse “De Alejandro Santos”, para lo cual se hicieron los trámites correspondientes.

El 15 de abril de 2015, llegó otro motivo para festejar en la familia De Alejandro Santos: recibieron la noticia de que Criseida obtuvo una beca para estudiar en el extranjero. Esto, entre otras cosas, significa que toda la familia se iría con ella y, así, llegó hora de renovar el pasaporte de Santi y Diego. Pero las cosas no salieron como esperaban.

El día 4 de mayo, acudieron a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) en la delegación Cuauhtémoc para la renovación. Les pidieron las actas de nacimiento anteriores, ante lo cual explicaron el proceso de reconocimiento. Aún así se negaron a tramitar los pasaportes, y la SRE pidió una revisión de actas al Registro Civil. El Registro Civil dio respuesta afirmativa -esto es: las nuevas actas de nacimiento son perfectamente válidas-. Esto no le fue suficiente a la SRE, por lo que pasó los documentos a una verificación en la oficina de Normatividad.

Tras casi dos meses de haber iniciado el trámite, siguen sin emitir los pasaportes.

Éste, sin duda, es un acto de discriminación. Fue tan sólo hace unos días que por motivo del Día Internacional del Orgullo LGBTQ, la Presidencia de nuestro país portaba en sus redes y en su sitio la bandera multicolor, pero es incapaz de reconocer que dos hijos de madres lesbianas también son mexicanos.

El sitio de internet change.org lleva a cabo una recolección de firmas que busca resolver esto, que Santi y Diego sean reconocidos como mexicanos y les den su pasaporte, usa el hashtag #TambienSonMexicanos y firma la petición aquí.

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Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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