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Las multas por no registrar tus datos de telefonía

Una vez que entró en vigor el decreto por el que se crea el Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil, ha habido cierta reticencia en redes sociales, en donde inclusive convocan a no regostrarte, sin embargo, esa es la peor idea, pues de acuerdo con los cambios a las reformas, se contemplan asimismo multas a quienes incumplan con esta obligación.

Para el Instituto Federal de Telecomunicaciones, la tarea es compleja y delicada, ya que tienen un año para poner en marcha este sistema, como reconoció Rafael Eslava, Titular de la Unidad de Concesiones y Servicios del IFT, entrevistado por Pascal Beltrán en “Imagen MultiCast”.

Explicó que lo que toca al Instituto, es aplicar las acciones necesarias para crear y mantener el padrón, esto con cargo a su presupuesto propio. Mientras que las compañías que prestan el servicio, por su parte, deberán cubrir con sus propios recursos los costos que implique reunir los datos directamente del consumidor.

En la edición vespertina del viernes en el Diario Oficial de la Federación (DOF), el presidente Andrés Manuel López Obrador publicó el decreto para crear el padrón de usuarios de telefonía móvil con los datos biométricos de los mexicanos, por lo que el sábado 17 de abril entraron en vigor las reformas y adiciones a diversas disposiciones de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, aprobadas apenas el miércoles previo por la mayoría en el Senado de la República.

De esta forma, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), expedirá las disposiciones administrativas de carácter general para la debida operación del Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil, que es una base de datos con información de las personas físicas o morales dueñas de un celular «y cuyo único fin es el de colaborar con las autoridades competentes en materia de seguridad y justicia en asuntos relacionados con la comisión de delitos en los términos de las disposiciones jurídicas aplicables».

El Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil contendrá, sobre cada línea telefónica móvil, la siguiente información:

Número de línea telefónica móvil
Fecha y hora de la activación de la línea telefónica móvil adquirida en la tarjeta SIM
Nombre completo o en su caso, denominación o razón social del usuario
Nacionalidad; número de identificación oficial con fotografía o Clave Única de Registro de Población del titular de la línea
Datos biométricos del usuario y, en su caso, del representante legal de la persona moral
Domicilio del usuario; datos del concesionario de telecomunicaciones y esquema de contratación de la línea telefónica móvil, ya sea pospago o prepago.

Las empresas de telefonía móvil utilizarán medios digitales y se permitirán medios remotos para captar los datos, siempre que garanticen la veracidad e integridad de la información.

«Las autoridades de seguridad de procuración y administración de justicia, que conforme a las atribuciones previstas en sus leyes aplicables cuenten con la facultad expresa para requerir al Instituto los datos del Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil, podrán acceder a la información correspondiente de acuerdo con lo establecido en los artículos 189 y 190 de esta Ley y demás disposiciones relativas», indica el decreto.

Los concesionarios que no presenten los avisos de actualización, hagan un uso indebido de los datos, registren información falsa o faciliten los registros a terceros que no tengan derecho, se harán acreedores a multas que van de 20 a 15 mil Unidades de Medida y Actualización (UMA), que tiene un valor unitario de 89.62 pesos, es decir que las sanciones son de mil 792 pesos hasta un millón 344 mil 300 pesos.

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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