Un gran juego político fue el que logró el gobernador César Duarte, con un tejido fino, logró desmantelar antes del arranque dos de las candidaturas más peligrosas para su partido: Miguel Jurado y Antonio López.
Y es que de acuerdo con las encuestas del PRI, Juárez, Chihuahua, Parral y Cuauhtémoc, eran municipios donde el PAN podía alcalzar la victoria, a pesar de la afinada maquinaria política que ha movilizado el tricolor, apoyado en una estrategia muy profesional, e impulsada por todo el poder de los gobiernos municipales, estatal y federal.
La competencia pintaba para tener como punteros a Antonio López y Maurilio Ochoa, pues eran los mejor posicionados entre la población. Sin embargo, Toño decidió seguir dedicándose a la motivación vía Facebook.
Maurilio tuvo que ver, con cierta frustración, como el menor popular de los cinco, Javier Garfio, se alzaba como candidato por decisión del gobernador César Duarte, quien tomó en cuenta su larga militancia y obediencia política, antes que la popularidad de Ochoa o la intensa actividad mediática de Marcelo.
En Juárez, el mejor posicionado entre el electorado era Jorge Quintana, quien tenía pisándole los talones a Ramón Galindo, aunque se repitió la historia: Galindo no quedó y Quintana tampoco, pues en su lugar fue otro personaje muy cercano al mandatario: Enrique Serrano.
Cuauhtémoc también estaba cayendo en el hartazgo con la empedernida presencia de Israel Beltrán Montes, quien se convirtió en el arroz de todos los moles electorales de esa región, mientras que en el caso de Parral, la historia es bien conocida: Duarte le arrebató su candidato a Acción Nacional y lo reclutó en las filas propias.
Pero el cambio de camiseta de Jurado no llegó solo. Antes de la propuesta formal del gobernador para formalizar una alianza, los empresarios parralenses ya habían inflado al parralense haciéndolo sentir indispensable, ya sabe, el gobernante que Parral estaba esperando, y que llegaría por cualquier vía para unificar a todas las fuerzas políticas en torno a su cuasi-divino proyecto.
Además pesó la antigua amistad y vecindad entre César Duarte y Miguel Jurado, ambos “tocados por Dios” para asuntos políticos y predestinados para hacer de Parral una ciudad idílica. Un romance de cuento de hadas.
No obstante, al compartir la ocurrencia con Gustavo Madero y Javier Corral, a estos no les cayó muy en gracia, aunque al principio Madero coqueteó con la propuesta, pero al final se echó para atrás.
El hada madrina de la alianza PAN-PRI fue Belinda López, prima de Antonio López y esposa de Alberto Terrazas, un panista y empresario de altísimos vuelos. Según nos cuentan, Belinda estuvo siempre muy entusiasmada por esta alianza, ya que de por medio estaba una batería de invernaderos. Ya ve, intereses hay por donde quiera.
El resto del cuento ya se lo sabe. Corral se postuló por el PT y el PRD, aunque con estos últimos está en veremos, pues le molesta que este partido es proabortista, lo cual dice, va contra sus principios.
Solo queda esperar que el PRI se sume, de un momento a otro, a esta coalición, la cual aseguran tiene el triunfo garantizado, vaya con el partido que vaya, aunque también crecen los rumores de que, al final, no le cumplirán a Jurado. A ver qué pasa.
En el caso de López, bastó con sacar a la luz un litigio de 400 hectáreas y el pago de algunos adeudos para hacer flaquear la vocación democrática del principal aspirante panista a la alcaldía, quien se encontraba en serios aprietos económicos.
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