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Opinión

LEY DE VICTIMAS… Por Jaime A. Fong R.

Hola a todos, ¿como están? En esta ocasión les quiero platicar sobre un tema que viene desde años atrás durante la pasada administración federal y que ayer en San Lázaro se dictamino por fin la nueva Ley General de Victimas del Delito.

¿Pero que pasó durante todo este tiempo? Déjenme tratar de explicarlo.

Después del Delito.los derechos de las vctimas

Generalmente cuando somos victimas de un delito acudimos a la autoridad a presentar una querella o denuncia, debo de confesar que en ocasiones no sucede así debido a un temor fundado o bien a una represalia por parte de quien pensamos que fue quien nos ofendió.

¿Pero que pasaba con todas aquellas victimas que perdían un familiar victima de algún delito como el secuestro, homicidio, desaparición o algún otro? Pues la sociedad civil se organizo a través de personajes que hicieron que el gobierno pusiera atención a todas esas personas y con ello lograron la ley en comento.

Como protege la Ley.

En la ley se incorpora la noción de reparación integral y en ella se explicitan los derechos que debe tener toda víctima, pero sobre todo se indican las medidas que conforman la reparación integral como son la restitución, la rehabilitación, la compensación, la satisfacción y la no repetición.

Con dicha ley se creó un Sistema Nacional de Atención a Víctimas, en el que participan prácticamente todas las instancias gubernamentales en los tres diferentes niveles de gobierno, así como sectores de la sociedad.

La ley prevé la creación de un Fondo de Ayuda, Asistencia y Reparación Integral que se conformará, principalmente, por recursos asignados en el Presupuesto de Egresos de la Federación, pero también con los provenientes de la venta de bienes decomisados en procesos penales o de fianzas, multas, sanciones y donaciones, entre otros.

Luego entonces.

Lo esencial de esta Ley es que considera como víctima a todo aquél que haya sufrido un daño físico o mental en sus bienes jurídicos o derechos, ya sea en forma directa a su persona o de manera indirecta cuando se es familiar, se tiene una relación inmediata o bien se ha auxiliado a la víctima.

Incluso se adiciona al lado del daño efectivo la posibilidad de que éste se produzca cuando se encuentra en una situación de peligro y por lo tanto pueda recibir apoyo.

Todos deseamos que nadie sea victima de un delito, pero si fuese el caso poder tener el derecho a que sea auxiliado por la justicia.

¿Alguien de ustedes ha sido victima de algún delito y no ha sabido que hacer?

 

                                                            Caerá el primero de los Exgobernadores –

Al tiempo, tiempo.

Nos leemos la próxima semana.

 

Twitter: @jafongjaime fong

Jaime Agustín Fong Ríos, es originario de Ciudad Cuauhtémoc Chihuahua, egresado de la Licenciatura en Derecho por la Universidad Autónoma de Chihuahua, ha trabajado como asesor de comisiones legislativas en el Congreso del Estado de Chihuahua y actualmente labora en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.

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Opinión

El cerebro mexicano que ganó el Mundial de Clubes. Por Caleb Ordoñez T.

Hay mexicanos que no salen en portadas. No firman autógrafos en estadios llenos ni celebran goles frente a miles de gargantas encendidas. Son aquellos que, silenciosos, se cuelan en la élite mundial, con una maleta repleta de sueños, talento, y algo más poderoso: el ADN del campeón mexicano.

Uno de ellos es Bernardo Cueva, un tapatío que jamás fue futbolista profesional, pero que hoy diseña jugadas para el Chelsea FC, el actual campeón del Mundial de Clubes, que este fin de semana aplastó 3-0 al PSG de Francia con autoridad y sin titubeos. Su historia podría parecer improbable, pero más bien es un recordatorio de que la grandeza mexicana no siempre grita… a veces susurra entre pizarras, análisis y esquemas tácticos.

Cueva comenzó en Chivas como analista. Fue clave para que el Rebaño ganara la Concachampions en 2018. Luego dio el salto a Europa, al Brentford inglés, donde transformó las jugadas a balón parado en goles quirúrgicos. Y cuando el Chelsea —un gigante europeo— buscaba a alguien que elevara su estrategia fija, pagó más de un millón de libras para llevárselo. ¿Un mexicano sin pasado de cancha, sin apellidos pesados? Sí. Pero con un talento que no se puede ignorar.

Y es que a veces, el campeón no está en la cancha. Está en el cerebro.

ADN de campeón

En un país obsesionado con los reflectores, solemos ignorar a los que van por la sombra. Pero el éxito no siempre viene vestido de short. Hay mexicanos escribiendo códigos en Silicon Valley, dirigiendo orquestas en Viena o diseñando jugadas que hacen campeón al Chelsea.

¿Qué tienen en común? Que comparten una esencia que no aparece en las estadísticas: la terquedad del mexicano que no se rinde. Que trabaja doble para que no lo llamen “suerte”, que estudia más para que no le digan “improvisado”, que se queda más tarde para no parecer “exótico”.

Como dijo alguna vez Julio César Chávez: “Yo no era el más talentoso… pero sí el que más huevos tenía”. Y eso, querido lector, es el mismo combustible que impulsa a los Cueva, a los Checo, a los Sor Juana modernos que dominan desde el backstage.

Mientras unos se conforman con el “no se puede”, otros agarran un boleto de avión, una computadora y un sueño. Cueva no tuvo padrinos, pero sí convicción. No tuvo prensa, pero sí método. Hoy, es parte fundamental del equipo que se coronó campeón mundial este fin de semana en Nueva York, tras derrotar sin piedad al Paris Saint-Germain con goles de Cole Palmer y una exhibición táctica impecable.

¿Te imaginas lo que podríamos lograr si México dejara de mirar solo al delantero y también al cerebro que diseñó el gol? Si en lugar de exportar solo piernas, exportáramos mentes. Si entendiéramos que el campeón mexicano no es solo el que levanta la copa, sino también el que la hace posible. Y ahí está Cueva con su bandera en los hombros, orgulloso; feliz.

El legado sí importa.

Tal vez no sepas quién es Bernardo Cueva. Pero la próxima vez que veas un gol del Chelsea tras un tiro de esquina quirúrgico, ahí estará su firma. Discreta, inteligente, eficaz.

Porque así son muchos mexicanos: campeones anónimos que llevan en las venas esa mezcla de talento, coraje y hambre que no se enseña, se hereda.

Y cuando el mundo los voltea a ver, no es por casualidad.

Es porque, en el fondo, nadie puede ignorar a un mexicano cuando decide soñar hasta lo más grande; viene en nuestra sangre.

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