La Tierra girará más rápido de lo habitual durante las próximas semanas, lo que hará que algunos días sean ligeramente más cortos, según reportes científicos. En fechas como el 9 de julio, 22 de julio y 5 de agosto, la influencia de la Luna sobre la rotación terrestre reducirá la duración de cada día entre 1.3 y 1.51 milisegundos, es decir, un poco menos de 24 horas.
Aunque imperceptible para la mayoría de nosotros, este fenómeno tiene importantes implicaciones científicas.
¿Por qué está ocurriendo esto?
El tiempo que tarda la Tierra en rotar sobre su eje determina la duración de un día: 86,400 segundos o 24 horas. Sin embargo, este giro se ve afectado por varios factores: la posición de la Luna y el Sol, los cambios en el campo magnético terrestre, la distribución de la masa en el planeta e incluso la actividad humana.
Hace miles de millones de años, un día terrestre duraba solo 19 horas, ya que la Luna estaba mucho más cerca y su atracción gravitacional hacía que la Tierra girara más rápido. Con el tiempo, la Luna se ha alejado, y los días se han ido alargando gradualmente.
Pero en los últimos años, esa tendencia se ha visto interrumpida: en 2020, los científicos observaron que la Tierra comenzó a girar más rápido que en cualquier otro momento registrado desde los años 70. Incluso, el 5 de julio de 2024, se registró el día más corto de la historia: 1.66 milisegundos menos que las 24 horas exactas.
La Luna, el clima… y los humanos
Las fechas clave de julio y agosto de este año coinciden con momentos en que la Luna estará más alejada del ecuador terrestre, lo que altera su efecto gravitacional sobre el eje de la Tierra. Cuando la Luna se encuentra más cerca de los polos, el planeta gira más rápido, como si fuera un trompo bien alineado.
Otros factores también inciden: los terremotos, el derretimiento de los glaciares, el bombeo de aguas subterráneas, e incluso el cambio estacional de las hojas en los árboles del hemisferio norte, alteran la distribución de la masa terrestre y, por tanto, afectan la velocidad de rotación del planeta.
Por ejemplo, el terremoto de Japón en 2011 acortó la duración del día en 1.8 microsegundos.
¿Esto cambiará nuestros relojes?
No, nuestros relojes seguirán marcando 24 horas. El cambio es tan pequeño que no es perceptible. Solo si la diferencia llegara a más de 0.9 segundos (900 milisegundos), se considerarían ajustes en el tiempo oficial.
Estos ajustes los realiza el Servicio Internacional de Rotación de la Tierra y Sistemas de Referencia (IERS), que decide cuándo añadir o quitar un «segundo intercalar» para mantener la sincronía entre los relojes y la rotación real del planeta.
Live Science / Amy Arthur