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Opinión

Lluvia de opiniones respecto del IVA por Luis Ochoa Minjares

Domingo 3 de noviembre de 2013

 

Teclazos dominicales

 

LLUVIA DE OPINIONES RESPECTO DEL IVA

 

Luis Ochoa Minjares

 

   Temas de palpitante actualidad como la homologación del impuesto al valor agregado y la sugerencia de independizar y convertir en repúblicas los seis Estados que colindan con el coloso del norte, han despabilado y despertado la adormecida opinión pública, enfrascada ahora en una  discusión y análisis de dichos temas que pueden ser saludables si se encauzan debidamente y con sentido patriótico.

 

   Prueba de este despertar cívico es la lluvia de réplicas y opiniones que nos llegan, algunas de las cuales, las más importantes, deseamos compartir con nuestros lectores en aras de contribuir a la solución de los problemas que se discuten, debaten y analizan:

  

   PEÑA EMPEÑO SU PALABRA.- Don Luis: Me refiero a los comentarios del artículo “Hablemos claro de los separatistas”, creo son sus puntos de vista solamente. Pero abundemos, yo puedo suponer por su edad, que es de las personas con valores y principios firmes de siglo pasado, tales como el valor de la palabra y de la honestidad.

 

   Cuando candidato, nuestro presidente, aquí mismo en Cd. Juárez nos prometió ante notario, que nuestra cuidad y municipio iban a gozar de una zona libre y de excepción (esta grabado) para poder ser competitivos ante la vecina ciudad de El Paso Tx, por que competimos ante ellos no ante el interior del país por mas injusto que sea que aquí en la frontera paguemos el 11 % de IVA.

 

   Entonces, la gente que votamos por el candidato a Presidente o los que votaron por los diputados que levantaron la mano a favor de la reforma hacendaria que limita o baja el poder adquisitivo de los juarenses incluidos  usted y un servidor, tenemos toda la libertad de reclamar por lo que se ha prometido y no se ha cumplido. Entonces Sr. Ochoa Minjares, ¿La palabra vale o no vale?  Atentamente. AURELIANO SALMON.

 

   SINIESTRO PROPÓSITO.- La igualación del impuesto al valor agregado en todo el país pronto quedará resuelto a favor de la mayoría de los mexicanos. Los chihuahuenses no tenemos por qué temer la separación territorial de nuestro estado del resto del país. Es un verdadero absurdo ese cuento. Por ser un estado fronterizo, no podía sustraerse a este siniestro afán de apartar, separar, cortar o segregar nuestro territorio. Gracias.  ERNESTO PÉREZ.

 

   PUROS AVECINDADOS.- Por todos los rumbos aparecen picados de viruela separatista que atizan la hoguera para fraccionar al Estado Grande, la mayoría de los cuales no son, chihuahuenses, sino avecindados de otras latitudes y entidades que han encontrado cobijo y espiritualidad en el Estado y ahora  quieren cercenar, tomando como pretexto la homologación del IVA. No lo lograrán. Atte. Rafael Jiménez.

 

   ARRIBA CHIHUAHUA.-Cercenando el territorio patrio no se va a resolver la crisis económica. En una masa ciudadana caracterizada por una firme educación política de sus componentes, por el conocimiento permanente y fresco de la historia y los sacrificios de sus héroes, jamás daría cabida ni albergaría epidemias de segregacionistas ni ataques despiadados ni de separatismo antipatriótico. Arriba Chihuahua. CELSO CORTEZ.

 

   ¿HISTORIA OLVIDADA?.- Si hemos olvidado capítulos centrales de nuestra historia o se hemos sido aturdidos por la ensordecedora algarabía de las nuevas doctrinas expansionistas, y recolonizadoras que nos quieren desprender de las raíces de nuestra nacionalidad, abramos entonces de nuevo las páginas de nuestra Historia Patria y repasemos lo acontecido para no volverlo a repetir. Lo de la homologación del IVA no justifica perder más territorio patrio. Cordialmente ROBERTO FERNANDEZ.

 

   SOLEMNE BARRABAZADA.- Sr. Ochoa Minjares: Yo creo sinceramente que el “proyecto” de fundar la “república del norte”, es una solemne y soberana barrabasada. Fundir los estados de California, Arizona, Nuevo México, Texas y el sur de California con los estados norteños de México como Baja California, Sonora, Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas, es una jalada que solamente quien se las haya tronado con auténtica “cola de borrego” puede concebir. Lo extraño es que nadie salga al quite a favor de la integridad territorial de México. Saludos. JOSÉ GARCÍA.

 

   EN BUENA ONDA.- De muy buena fe sugiero a los estudiantes de economía política y a los de ciencias políticas y sociales de la UACH incluyeran en sus consultas e investigaciones, las siguientes obras  acerca de nuestro pasado histórico:

 

   “El expansionismo norteamericano” de José Fuentes Mares; “Las invasiones norteamericanas en México” de Gastón García Cantú; ”La primera gran conspiración de nuestra América” de José A. Benítez; “El primer gran atraco” de Manuel Galilch; “El gran despojo de Texas, Nuevo México y California” de Manuel Medina Castro.

 

   Así podrían  capacitarse y auxiliar a nuestros ingenuos legisladores. Vale. Antonio Romero.

 

   EL FATIDICO 1847.-  No creo correcto que muchos ciudadanos vean los intentos separatistas con indiferencia y otros crean que se trata de bromas de mal gusto y lo tiren a chunga. La verdad es que esta fiebre separatista es un mal síntoma o una señal siniestra de que algo anda mal en nosotros los mexicanos fronterizos.

 

   También pueden ser indicios de una labor de zapa filtrada y alentada desde el exterior. Recordemos que antes de la anexión de Texas se puso en marcha algo parecido para preparar la “guerra de Texas” en el fatídico 1847. Yo creo que el sector patronal no debe confundir la magnesia con la gimnasia. Para defenderse de los impuestos no necesita valerse de amenazas segregasionistas. Atte. Carolina González, profesora jubilada.

 

   FALTA DE CIVISMO.- Sr. Ochoa: Hace varias décadas que la historia de México y la educación cívica dejaron de ser materias prioritarias en nuestro sistema educativo. Las nuevas generaciones de mexicanos sufren un gran vacío en sus conocimientos acerca de lo que fue y de lo que es la paria. Suele decirse frecuentemente que “los pueblos que olvidan su historia se ven obligados a repetirla””, y la historia de México es harto azarosa y llena de sacrificios, muchos de sus capítulos han sido regados con la sangre de millones de mexicanos. Es mi opinión. Atte. María del Carmen Videla.

 

   LEGISLADORES CHAFAS.- En relación con el conflicto fiscal que amenaza prolongarse ya que se dice que pedirán amparo miles de inconformes que amenazan separarse de México, sería bueno que nuestros diputados y senadores chafas, se preocuparan por investigar quienes son los instigadores de esa “fiebre de separatismo” territorial. Basta de tonterías. Atte. Andrés Guevara.

 

   LECTOR CLARIDOSO.- No le demos tantas vueltas al asunto. El bajo nivel cultural de vastos sectores  de habitantes de la zona fronteriza norte, la despolitización de la gran masa ciudadana y la sistemática desideologización del mexicano, son los factores que han creado el caldo de cultivo en el que se desarrolla la epidemia de separatismo territorial, epidemia atizada socarrona y taimadamente por las ambiciones del expansionismo de siempre. Es lo que yo creo. Atte. Francisco Caldera.

 

   FINALMENTE, el refrán de la semana dedicado al frenético y anticipado futurismo político del inquieto Toto Murguía: “No por mucho madrugar amanece más temprano”.

  • © 2013

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Opinión

Francisco: el futbolista que soñaba con ayudar a los pobres. Por Caleb Ordoñez Talavera

En un mundo donde los líderes suelen subir al poder sobre pedestales dorados, Jorge Mario Bergoglio eligió las sandalias del pescador. Aquel argentino que un día fue arquero de fútbol, amante del tango y de los libros de Dostoyevski, se convirtió en Papa y jamás olvidó de dónde venía. Francisco no fue un pontífice cualquiera; fue un Papa de carne y hueso. De esos que uno siente que podría toparse en la fila de las tortillas, con una sonrisa serena y una mirada que, sin mucho ruido, te abraza el alma.

Francisco ha sido, sin lugar a dudas, el Papa más disruptivo en siglos. No porque haya roto dogmas —la estructura doctrinal sigue firme—, sino porque le dio un rostro distinto a la Iglesia Católica. Dejó de lado la solemnidad acartonada y abrazó la humildad. Cambió el papamóvil blindado por un Fiat, rechazó vivir en los lujosos aposentos vaticanos y optó por una residencia sencilla. El “Vicario de Cristo” en la tierra eligió la austeridad, no por estrategia, sino por convicción.

Pero su verdadera revolución fue moral y emocional. Francisco no gritaba desde el púlpito: escuchaba desde las banquetas. Su papado se volcó en los márgenes, allí donde duele el hambre, la exclusión y el olvido. Su voz fue trinchera para los migrantes, los pobres, los ancianos, los refugiados.

Muchos lo criticaron por “idealista”, como si eso fuera pecado. Pero Francisco no era ingenuo, era valiente. Sabía que sus llamados a la justicia social incomodaban a muchos en las cúpulas de poder, tanto eclesiásticas como políticas. Sin embargo, nunca dio marcha atrás. “Quiero una Iglesia pobre para los pobres”, dijo al iniciar su pontificado. Y no era una frase para los titulares: era su hoja de ruta.

En tiempos donde la migración se convirtió en moneda electoral, el Papa Francisco insistía en recordar lo esencial: los migrantes no son cifras, son personas. Los visitó en las fronteras de Europa, lloró con ellos, oró con ellos, los abrazó. Nunca usó una cruz de oro; la suya era de hierro, sencilla, como el corazón que la portaba.

No fue un teólogo de escritorio. Fue un pastor que olía a oveja. Supo enfrentarse al clericalismo con una sonrisa y un gesto firme. Habló de ecología cuando el mundo prefería mirar al petróleo, habló de inclusión cuando otros aún discutían si las puertas de la Iglesia debían estar abiertas. Fue reformador no porque cambiara leyes, sino porque cambió la conversación.

Y entre todas sus aficiones —el cine italiano, la literatura rusa, la cocina porteña— hay una que siempre lo delató como el más humano de los líderes: el fútbol. Fan acérrimo del equipo San Lorenzo, seguía los resultados con la emoción de un niño. Para Francisco, el fútbol era una metáfora del Evangelio: todos juntos, diferentes, pero con un solo objetivo. “Lo importante no es meter goles, sino jugar en equipo”, decía.

El balón lo extrañará. La pelota, esa esfera rebelde que tantas veces desafía la gravedad, ha perdido a uno de sus poetas silenciosos. No se sabe si en el Vaticano habrá canchas, pero estoy seguro de que Francisco supo lo que es gritar un gol desde el alma.

Su legado es más que palabras. Está en los corazones de quienes alguna vez se sintieron excluidos. Está en cada migrante al que se le extendió la mano, en cada comunidad indígena que se sintió escuchada, en cada creyente que volvió a mirar a la Iglesia con esperanza y no con miedo.

El Papa Francisco nos recordó que la fe sin amor es un cascarón vacío. Que la Iglesia, si no camina con el pueblo, se convierte en museo. Que el Evangelio no es para adornar discursos, sino para incomodar a los cómodos y consolar a los que duelen.

Francisco será recordado como el Papa de los gestos pequeños, de las palabras enormes, del corazón abierto. No hizo milagros, pero hizo lo más difícil: cambiar el alma de una institución milenaria con solo mirar a los ojos de los pobres y decirles: “ustedes son el centro”. Y en tiempos donde el cinismo dentro de la política y en todos los medios cotiza alto, eso es ya un milagro.

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