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Los Bichir luchan contra el gobierno en Saltillo

Entre risas e ironía se presenta en Saltillo ‘El último preso o la policía’, obra que pone a la dinastia Bichir sobre el escenario a realizar un grito por la libertad.

“No quiero luchar más contra el gobierno”, dice Alejandro Bichir sobre el entablado del teatro de la ciudad Fernando Soler. De inmediato la atención de los espectadores se clava en el personaje del líder de la dinastía Bichir. Un preso, un delincuente revolucionario que educado por el sistema,  por el ambiente correccional y reivindicador de la cárcel se arrepiente de sus delitos y decide venerar y estar al servicio del gobierno.

Así es como inicia “El Último Preso o la Policía”, montaje que reúne a la dinastía Bichir en una obra que busca ser  un grito a la libertad. Fue en punto de las 19:00 horas cuando la primera función comenzó.

La obra tiene un argumento sencillo, la historia se desarrolla en un país “hipotético”, donde el sistema ha llegado a tal grado de brutalidad e impunidad, que ya nadie está dispuesto a dar la cara por su país y a luchar contra el gobierno.

Sobre el escenario, el último preso (Alejandro Bichir), decide reivindicarse y es ahí donde comienza el alboroto, donde se desatan las risas y el placer de ver a la familia Bichir actuar.

Y es que es simple, el teatro corre por la sangre del clan Bichir, y la máxima prueba de ello es esta obra, montaje dirigido y protagonizado por Alejandro, el patriarca de la familia, y en el que además Bruno Bichir y Odiseo Bichir acompañados de Reynaldo Rossano y Sandra Cobián, dieron un espectáculo a los saltillenses con juegos de palabras y diálogos irónicos que provocaban las risas de cualquiera.

El montaje acarrea un sinfín de enloquecidos enredos, con los que la policía y el sistema comienzan a cuestionarse su razón de ser, su autoridad y poder, donde también el actor y comediante  Reynaldo Rossano participa en la puesta en escena del dramaturgo polaco Slawomir Mrozek.

El cómico es el general, quien se cuestiona si el sistema y la policía deben seguir existiendo. Además Reynaldo interpreta a una mujer que con facilidad se convierte en un personaje entrañable y significativo para la obra. De igual manera la puesta posee momentos en donde se le da preferencia al silencio y puede verse sobre el escenario pequeñas rutinas donde personajes colocan sin razón esferas en un piño de navidad negro, así como el subir y bajar de los personajes por las diversas escaleras que se encuentran en el escenario.

De esta forma “El Último Preso” es para los Bichir “un canto de libertad”; Bruno, en previa entrevista con VANGUARDIA lo había mencionado; “Es una oportunidad de encuentro como familia, como individuos, como mexicanos, sobre el escenario; y más presentarlo en Saltillo. Uno piensa que la gente esta deseosa de ir al teatro, pero no, está preocupada por pagar la gasolina o las medicinas, si van a ir votar o no”, comentó Bruno.

Cabe mencionar que de la obra se dieron dos funciones, el pasado sábado, en las cuales ninguna se llenó en su totalidad. Más 400 personas fueron las que se registraron en la primera función.

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La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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