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Opinión

Marcelo Ebrard, la venganza y el pragmatismo. Por Caleb Ordóñez T.

El ungimiento a Claudia Sheinbaum por parte de toda la cargada morenista radical, representa la idea de cómo serán las candidaturas de ese partido en el 2024. El que se mueva, no saldrá en la foto.

Caleb Ordoñez T.

Caleb Ordoñez T.

La noticia del triunfo de Claudia en las encuestas, del pasado miércoles, es sin duda la nota política del año. Por muchas razones; la más emblemática quizá, es el hecho de que casi todos sabíamos que eso sucedería.

No se debe ser un gurú para comprender lo que ha sucedido por los últimos años: AMLO siempre ha querido una sucesora mujer, a fin de trascender a la historia como un estadista que le entrega el poder a una mujer por primera vez en la historia del país.

Y finalmente se le podría conceder ese ensueño al presidente. Si no es a Claudia, tendría que entregarle la banda presidencial a Xóchitl Gálvez. Su plan avanza a la perfección en ese tema.

Lo que tiene en jaque al morenismo es la rebelión de Marcelo Ebrard. Pues es evidente que el ex canciller tiene un capital electoral suficiente para crear un sismo político que provoque un golpe importante para boicotear el triunfo de Sheinbaum.

El sentimiento de Ebrard es de despecho y decepción. Eso es peligrosísimo. Como dice la frase popular: “La gente olvidará lo que dijiste , olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo la hiciste sentir“.

El movimiento “Marcelista” se siente ofendido y engañado; golpeado y abusado. Esa afrenta puede durar más de lo que muchos imaginan.

El rompimiento no se trató de una simple etapa interna de un partido político…

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Opinión

Diálogos. Por Raúl Saucedo

El Eco de la Paz

En el crisol de la historia, las disputas bélicas han dejado cicatrices profundas en el tejido de
la humanidad. Sin embargo, en medio del estruendo de los cañones y las balas metrallas, ha
persistido un susurro: El Diálogo. A lo largo de los siglos, las mesas de negociación han
emergido como esperanza, ofreciendo una vía para la resolución de conflictos y el cese de
hostilidades entre grupos, ideas y naciones.
Desde la antigüedad, encontramos ejemplos donde el diálogo ha prevalecido sobre la espada.
Las guerras médicas entre griegos y persas culminaron en la Paz de Calias, un acuerdo
negociado que marcó el fin de décadas de conflicto. En la Edad Media, los tratados de paz
entre reinos enfrentados, como el Tratado de Verdún, establecieron las bases para una nueva
configuración política en Europa.
En tiempos más recientes, la Primera Guerra Mundial, un conflicto de proporciones
colosales, finalmente encontró su conclusión en el Tratado de Versalles. Aunque
controvertido, este acuerdo buscó sentar las bases para una paz duradera. La Segunda Guerra
Mundial, con su devastación sin precedentes en el mundo moderno, también llegó a su fin a
través de negociaciones y acuerdos entre las potencias.
La Guerra Fría, un enfrentamiento ideológico que amenazó con sumir al mundo en un
conflicto nuclear, también encontró su resolución a través del diálogo. Las cumbres entre los
líderes nucleares, los acuerdos de limitación de armas y los canales de comunicación abiertos
permitieron evitar una posible catástrofe global.
En conflictos más recientes, y su incipiente camino en las mesa de negociación ha sido un
instrumento crucial para lograr el cese de hostilidades de momento, esta semana se ha
caracterizado por aquellas realizadas en Arabia Saudita y París.
Estos ejemplos históricos subrayan la importancia del diálogo como herramienta para la
resolución de conflictos. Aunque las guerras pudieran parecer inevitables e interminables en
ocasiones, la historia nos muestra que siempre existe la posibilidad de encontrar una vía
pacífica. Las mesas de negociación ofrecen un espacio para que las partes en conflicto
puedan expresar sus preocupaciones, encontrar puntos en común y llegar a acuerdos que
permitan poner fin.
Sin embargo, el diálogo no es una tarea fácil. Requiere voluntad política, compromiso y la
disposición de todas las partes para ceder en ciertos puntos. También requiere la participación
de mediadores imparciales que puedan facilitar las conversaciones y ayudar a encontrar
soluciones mutuamente aceptables.
En un mundo cada vez más complejo e interconectado, el diálogo se vuelve aún más crucial.
Los conflictos actuales, ya sean guerras civiles, disputas territoriales o enfrentamientos
ideológicos, exigen un enfoque pacífico y negociado. La historia nos enseña que la guerra
deja cicatrices profundas y duraderas, mientras que el diálogo ofrece la posibilidad de
construir un futuro más pacífico y próspero para todos.
Los diálogos siempre serán una vía, aunque el diálogo más importante será con uno mismo
para tener la paz anhelada.
@RaulSaucedo
rsaucedo@uach.mx

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