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Opinión

Marcelo Ebrard, la venganza y el pragmatismo. Por Caleb Ordóñez T.

El ungimiento a Claudia Sheinbaum por parte de toda la cargada morenista radical, representa la idea de cómo serán las candidaturas de ese partido en el 2024. El que se mueva, no saldrá en la foto.

Caleb Ordoñez T.

Caleb Ordoñez T.

La noticia del triunfo de Claudia en las encuestas, del pasado miércoles, es sin duda la nota política del año. Por muchas razones; la más emblemática quizá, es el hecho de que casi todos sabíamos que eso sucedería.

No se debe ser un gurú para comprender lo que ha sucedido por los últimos años: AMLO siempre ha querido una sucesora mujer, a fin de trascender a la historia como un estadista que le entrega el poder a una mujer por primera vez en la historia del país.

Y finalmente se le podría conceder ese ensueño al presidente. Si no es a Claudia, tendría que entregarle la banda presidencial a Xóchitl Gálvez. Su plan avanza a la perfección en ese tema.

Lo que tiene en jaque al morenismo es la rebelión de Marcelo Ebrard. Pues es evidente que el ex canciller tiene un capital electoral suficiente para crear un sismo político que provoque un golpe importante para boicotear el triunfo de Sheinbaum.

El sentimiento de Ebrard es de despecho y decepción. Eso es peligrosísimo. Como dice la frase popular: “La gente olvidará lo que dijiste , olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo la hiciste sentir“.

El movimiento “Marcelista” se siente ofendido y engañado; golpeado y abusado. Esa afrenta puede durar más de lo que muchos imaginan.

El rompimiento no se trató de una simple etapa interna de un partido político…

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Opinión

La universidad. Por Raúl Saucedo

LA DEFENSA DEL CONOCIMIENTO

La reciente controversia en torno a la Universidad de Harvard y los recortes de fondos federales durante la actual administración Trump resalta un tema crucial: el papel de las instituciones académicas como baluartes del conocimiento y su resistencia frente a políticas gubernamentales adversas. La decisión de dicha administración de retener fondos, aparentemente motivada por sesgos políticos, no solo afectó la capacidad de Harvard para llevar a cabo investigaciones críticas, sino que también representó un ataque directo a la autonomía académica.

Las universidades, en su esencia, son centros de pensamiento crítico, investigación y debate. Son espacios donde las ideas se confrontan, se cuestionan y se refinan. La diversidad de perspectivas que albergan es fundamental para el progreso social y científico. Cuando un gobierno intenta silenciar estas voces, socava los cimientos de la democracia.

El caso de Harvard no es aislado. A lo largo de la historia, las universidades han desempeñado un papel vital en la resistencia contra la opresión y la injusticia. Desde las universidades europeas que desafiaron el poder de la Iglesia en la Edad Media, hasta las instituciones estadounidenses que impulsaron el movimiento por los derechos civiles en el siglo pasado, la academia ha sido un faro de esperanza y un motor de cambio.

La autonomía universitaria es un principio fundamental que protege la libertad de investigación y expresión. Permite a los académicos explorar temas controvertidos y desafiar el statu quo sin temor a represalias. Cuando esta autonomía se ve amenazada, la sociedad en su conjunto resulta perjudicada.

Las universidades son también cruciales para la formación de líderes informados y ciudadanos comprometidos. En un mundo cada vez más complejo, necesitamos personas capaces de analizar críticamente la información, evaluar políticas públicas y participar activamente en el debate democrático. Las universidades proporcionan el entorno intelectual necesario para cultivar estas habilidades.

En el contexto actual, donde la desinformación y la polarización amenazan la cohesión social, las universidades tienen una responsabilidad aún mayor: defender la verdad y promover el diálogo constructivo. Deben ser espacios donde se fomente el respeto por la evidencia y la razón, y donde se pueda debatir libremente sobre los desafíos que enfrenta la sociedad.

La resistencia de Harvard y otras universidades frente a los recortes y la interferencia política es un recordatorio de que la academia no es simplemente un apéndice del gobierno, sino un actor independiente con un papel vital en la defensa de la democracia. Las universidades deben seguir siendo espacios donde la búsqueda de la verdad y la defensa de la justicia sean valores fundamentales.

Mientras algunas universidades resisten los embates de los enemigos de la democracia, este humilde columnista celebra con introspección su nuevo grado de Máster por parte de su alma mater, la UACH, donde el conocimiento y la resistencia también son trincheras, tanto en sus aulas como en sus egresados.

@RaulSaucedo_

rsaucedo@uach.mx

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