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Mexicanos confían más en la fe, la magia y la suerte que en la ciencia: encuesta

  • Las problemáticas actuales deben ser resueltas con criterios científicos: Conacyt

Los mexicanos confían más en la fe, en la magia y en la suerte que en la ciencia. La mitad de los ciudadanos asevera que debido a sus conocimientos los investigadores «son peligrosos» y afirma que el desarrollo científico genera una vida «artificial y deshumanizada». Muchos creen en los poderes síquicos y una inmensa mayoría considera que las limpias, la homeopatía y la acupuntura son opciones para aliviar de enfermedades que la ciencia no reconoce.

Así lo muestran los resultados de la más reciente Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México 2011 (Enpecyt), elaborada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Al referirse a estos datos, el director general del Conacyt, Enrique Cabrero Mendoza, aseveró que si bien las tradiciones, creencias y la vida espiritual de pueblos y personas deben conservarse, problemáticas como enfermedades, contaminación ambiental y conflictos sociales, entre otras, deben ser resueltos con base en el conocimiento científico.

Entrevistado en la sede de la Academia Mexicana de Ciencias, el científico y hoy funcionario indicó que todos los pueblos tienen su propia historia y tradiciones, «lo que es sano para la humanidad»; sin embargo, «la enfermedad hay que atenderla con un médico y lo más pronto posible; el agua hay que mejorarla con tratamientos científicos, y la educación hay que orientarla a través de los valores intelectuales y de la ciencia».

De no hacerlo, los mexicanos continuarán «flotando durante muchos años esperanzados en que la magia resuelva parte de los problemas».

Los datos de la Enpecyt asientan que 72.59 por ciento de las personas consultadas confía demasiado en la fe y muy poco en la ciencia; 79 por ciento asegura que la aplicación de la ciencia hace que el modo de vida cambie demasiado rápido, y 72.24 por ciento reconoce la acupuntura, la quiropráctica, la homeopatía y las limpias como medios para el tratamiento de algunas enfermedades.

El estudio se aplicó con la metodología del Inegi en 3 mil 200 viviendas distribuidas en 32 áreas urbanas de México (mayores a 100 mil habitantes), con entrevistas personales a ciudadanos (de 18 a 98 años de edad) elegidos de manera aleatoria; la muestra es representativa del total de habitantes.

La intención de la encuesta es conocer el grado de involucramiento de los mexicanos en ciencia y tecnología, así como el acceso a los nuevos descubrimientos en la materia, y con ello poder coadyuvar a diseñar nuevas políticas públicas sobre esos rubros.

La encuesta arrojó que 55.67 por ciento de los consultados considera que «debido a sus conocimientos, los científicos tienen un poder que los hace peligrosos», y 55.39 por ciento sostiene que el desarrollo científico y tecnológico originan una manera de vivir «artificial y deshumanizada».

Casi 30 por ciento de los encuestados cree que existen números de la suerte, 33.53 por ciento asegura que los objetos voladores no identificados (ovnis) reportados son vehículos espaciales de otras civilizaciones y 40 por ciento afirma que algunas personas poseen poderes síquicos.

En cuanto a los conocimientos generales sobre ciencia y tecnología, los resultados fueron los siguientes: 85.2 por ciento asegura que el centro de la Tierra es muy caliente, 7.99 dice lo contrario, mientras 6.81 lo desconoce.

Al ser interrogados sobre si el gen del padre decide el sexo de un bebé, 63.78 por ciento señala que es cierto, 25.76 dijo que es falso y 10.46 dijo que no lo sabe; 42.86 por ciento está seguro de que los electrones son más pequeños que los átomos, 24.17 considera lo contrario y 32.98 lo desconoce; a la pregunta de si el universo fue creado tras una gran explosión, la mayoría (58.77 por ciento) dice que sí, 22.62 que no y 18.61 no lo sabe.

Al opinar si los seres humanos de hoy se desarrollaron a partir de la evolución de otras especies animales, 59.39 por ciento dice que sí, 29.69 que no y 10.92 no tiene idea; 37.55 por ciento de los encuestados cree que los primeros humanos vivieron en la misma época que los dinosaurios; 16.42 señala que la Tierra da la vuelta al Sol en un mes y 34.06 asienta que el sonido viaja más rápido que la luz.

El director del Conacyt sostuvo que se necesita impulsar estrategias para transformar la percepción de la ciudadanía respecto de la importancia de estos rubros.

«No se trata de que seamos 120 millones de científicos, sino que la población comparta el valor de la ciencia y sepa que el científico, el médico, el ingeniero cuentan con suficiente información para apoyarlos a mejorar su desarrollo.»

Fuente: Vanguardia

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Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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