Las compras de refrescos y bebidas azucaradas en México disminuyeron un seis por ciento a lo largo de 2014 hasta llegar a un 12 por ciento en diciembre de ese año gracias al impuesto de un peso por litro en estos productos aprobado por el Congreso en 2013, revela una investigación publicada en el British Medical Journal.
El poder adquisitivo es lo que define la economía. Si soy de «low socioeconomic status» y ya no puedo pagarme ni una coca-cola significa que el omnisapiente gobierno está velando por mi salud? Y si nos ponemos a ver, los mega-impuestos a los cigarros de veras benefician la salud de los mexicanos o los mexicanos están fumando cigarros de contrabando hechos con quién sabe qué sustancias? Bueno, revenons à nos moutons).
El estudio «Compras de bebidas en tiendas de México en el marco del impuesto especial sobre bebidas azucaradas» fue realizado por el Instituto Nacional de Salud Publica (INSP) y el Centro de Población de la Universidad de Carolina del Norte (UC) y dado a conocer el miércoles. La investigación se efectuó en 6,200 hogares mexicanos en 53 ciudades de más de 50,000 habitantes.
La investigación menciona que aunque en los tres grupos socioeconómicos se redujo el consumo de estos productos, la mayor disminución se dio en los hogares de nivel socioeconómico bajo, con un promedio del nueve por ciento el cual llegó al 17 por ciento en diciembre de 2014.
La investigación explica que, en contraparte, las compras de bebidas libres de impuestos aumentaron un 4 por ciento «impulsadas principalmente por un alza en las compras de agua pura embotellada».
Se destaca que si bien un impuesto pequeño del 10 por ciento puede modificar la cantidad demandada de bebidas azucaradas, un gravamen en un valor mínimo del 20 por ciento puede ocasionar una mayor reducción en las ventas y por lo tanto en el consumo de bebidas azucaradas y así tener efectos positivos en la salud.
El reporte menciona que los resultados muestran que en el corto plazo el impuesto sobre bebidas azucaradas generalmente se transmite a través de los precios a los consumidores mexicanos.
La investigación dice que lo anterior permitirá una comprensión de los efectos a largo plazo de los impuestos sobre las bebidas azucaradas y los alimentos no esenciales de alta densidad energética en compras, dietas, y en última instancia, en los resultados sobre salud.
Además, dice, el análisis futuro se verá en la distribución de los cambios en la compra de alimentos para determinar si el impuesto a bebidas azucaradas está más fuertemente asociado con los cambios entre los consumidores que compran y consumen grandes cantidades de bebidas azucaradas.
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