La vida de quien ha padecido un infarto cerebral, también conocido como enfermedad cerebral vascular (EVC) o embolia, cambia dramáticamente de un momento a otro, pues la persona no vuelve a ser igual. Independientemente de que en México este padecimiento representa la cuarta causa de defunción en mayores de 65 años[1], se estima que el 30% quienes sobreviven a una EVC queda con una discapacidad severa y el 74% no regresa a trabajar[2].
Aunque existe mucha información al respecto, la realidad es que solo quien ha sufrido la enfermedad sabe de las complicaciones emocionales, cognitivas y sociales que conlleva para él y sus seres queridos. «Las consecuencias físicas y mentales son tremendas, por lo que no solo afecta la calidad de vida del paciente y su familia, sino que hace que los gastos de los sistemas sanitarios se disparen enormemente», comentó el Dr. Luis Daniel Sánchez Arreola, Vicepresidente de la Sociedad Mexicana de Medicina de Emergencia (SMME).
Por ejemplo, expuso que se calcula que el costo total del cuidado de un sobreviviente a un infarto cerebral puede superar los 630 mil pesos anuales[3] contando medicamentos, terapia física y cuidados complementarios, lo que lo convierte en una enfermedad catastrófica; es decir, que consume más del 30% del ingreso en el hogar.
Por ello, en el marco del Día Mundial del Infarto Cerebral, a conmemorarse este 29 de octubre, el también asesor médico del Sistema de Atención de Llamadas de Emergencia 9-1-1, señaló que es imprescindible sensibilizar, aprender, prevenir y tratar este problema neurológico desde una perspectiva holística, pues según la Organización Mundial de la Salud (OMS) 15 millones de personas lo sufren cada año[4] y al menos 1 de cada 4 lo padecerá a lo largo de su vida[5].
El especialista detalló que México es el país #1 en decesos por infarto cerebral dentro de las naciones miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos[6]. Ocurre cuando un coágulo impide el flujo sanguíneo de una arteria en el cerebro[7] y se considera que por cada minuto que pasa durante esta obstrucción se pierden en promedio 1.9 millones de neuronas[8], de ahí que es fundamental acudir a los servicios de emergencia dentro de las primeras 4.5 horas de iniciados los síntomas con el fin de reducir la discapacidad y la mortalidad asociadas[9].
“Desafortunadamente, el desconocimiento del infarto cerebral ha impedido que la gente llegue a tiempo a los servicios de emergencia. En mi práctica cotidiana, recibimos cada vez más pacientes en edad productiva debido a la prevalencia de factores de riesgo como obesidad, tabaquismo, hipertensión y diabetes, entre otros. Esto, ha provocado que las cifras vayan en aumento, haciendo que la EVC ya no sea exclusiva de adultos en edades avanzadas”, apuntó.
Ante este panorama, el urgenciólogo destacó el rol que juegan campañas de promoción de la salud como la Estrategia CAMALEÓN para el reconocimiento de signos y síntomas del infarto cerebral por medio del acrónimo CAra (CAra colgada), MAno (MAno pesada), LEngua (LEngua trabada) y ON (acciÓN), que indica llamar al 9-1-1 o acudir rápidamente a los servicios de emergencias de un hospital cercano que cuente con protocolo de atención de la EVC.
Con ello, reconoció la labor conjunta entre las sociedades médicas e instituciones de salud públicas y privadas del México, la cual ha permitido que actualmente existan 230 centros hospitalarios en el país habilitados para manejar correctamente esta condición de salud. “Estamos muy orgullosos de ver como día a día un mayor número de instituciones se suman a este esfuerzo. Hoy la Estrategia CAMALEÓN es parte fundamental de los protocolos de atención primaria que existen en el IMSS e ISSSTE, los cuales han logrado que las tasas de recuperación sean mayores gracias a que facilitan la llegada, de manera oportuna, de los pacientes a sus salas de urgencia y, por ende, el inicio de un tratamiento trombolítico que disuelva efectivamente el coágulo”, aseveró.
Por el contrario, agregó, “si alguien llega fuera de la ventana terapéutica de 4.5 horas, ya no es posible administrar el medicamento que puede evitar el daño cerebral causante de secuelas neurológicas graves e irreversibles que van desde la pérdida del habla, la movilidad o la memoria, hasta trastornos emocionales como ansiedad y depresión[10]”.
En ese sentido, el Dr. Sánchez Arreola, Vicepresidente de la SMME, hizo un llamado a la población mexicana para que en el Día Mundial del Infarto Cerebral conozcan la enfermedad, prevengan sus factores de riesgo y actúen de inmediato cuando se presenten sus primeros síntomas (CAra colgada, MAno pesada y LEgua trabada), a fin de que se pongan en acciÓN y acudan lo más pronto posible a un hospital.