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Millennials son los más afectados por la pandemia

Si eres un joven que nació entre 1981 y 1996, y te redujeron el sueldo o estás pasando por problemas para pagar una renta, entonces perteneces a la generación que está viendo su vida severamente afectada por la pandemia.

El retorno de algunos jóvenes de la generación millennial a la casa de sus padres a causa de la crisis por la pandemia de covid-19 ya comenzó.

La contingencia les está pegando de tal manera que les es imposible sostener el pago de una renta, porque se quedaron desempleados o les redujeron el salario.

Fueron golpeados por la crisis de 2008-2009. Hoy, la pandemia los está noqueando.

Sé que ninguna carrera te va a asegurar el éxito, pero este es el mejor panorama laboral

Con mucho esfuerzo lograron abrirse camino para independizarse de sus padres, pero el covid-19 los obligó a retroceder.

“El riesgo como país es que estamos echando a la basura lo que llamamos bono demográfico, porque estos jóvenes que hoy están regresando a casa de sus padres son personas altamente formadas, tienen un nivel superior. Entonces, se invirtió en su educación y no se van a explotar de manera adecuada sus capacidades y esto va a impactar en el crecimiento económico del país. En el mediano plazo, esto va a estar desincentivando a los jóvenes para seguir estudiando, lo que puede devenir en un mayor crecimiento de la delincuencia. Para ellos implica un sentimiento de frustración por no haber logrado su sueño o porque su sueño se trunca”, advirtió Carlos Alberto Jiménez Bandala, especialista e investigador en economía de la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle.

Hace un mes, Excélsior publicó que el grupo más afectado por la pandemia de covid-19 sería el los millennials, —jóvenes nacidos entre 1981 y 1996— pues exacerbaría su ya de por sí condición precaria. El efecto, en plena fase 3 de la contingencia, ya comenzó.

“Ésta es la peor crisis de toda la historia del capitalismo, para que podamos dimensionarla. No tiene comparación y no va a tener comparación con la de 2009, la de 1994, o la de 1929, y en una crisis siempre los primeros afectados son los más vulnerables, que en este caso son los jóvenes. Es una cuestión estructural en la que la parte más débil o la parte más precaria de los trabajos la tienen ellos. Si es difícil para el mexicano promedio tener ahorros, para los millennials es mucho peor y las condiciones como las que hoy tenemos, en las que el nivel de costos de renta de vivienda es demasiado alto, se convierten un impedimento total para que estos jóvenes puedan independizarse”, dijo el investigador de La Salle.

En entrevista, refirió que los últimos datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) confirman que la tasa más alta de desempleo está entre los jóvenes, pero además jóvenes con educación media superior o superior.

“Para darnos cuenta de lo alarmante que es, existe una tasa de desocupación de 40%, entonces, mientras el desempleo general está en 3.3%, el desempleo por estratos, por edades y por nivel de formación alcanza 40% en jóvenes que concluyeron su preparatoria y su nivel universitario, pero a eso hay que sumarle que de los seis de cada 10 jóvenes que sí tienen empleo, 70% no tienen un buen empleo, ahí es donde más se concentra la precariedad”, explicó.

De acuerdo con datos del Inegi, los millennial representan 46% de la población ocupada en el país; la mitad de ellos gana hasta tres salarios mínimos, mientras que sólo 4% percibe más de cinco salarios mínimos al mes.

“Tampoco estamos dándoles oportunidades intergeneracionales de salir de la pobreza, esto es complicadísimo para el país, pero tampoco es una cuestión particular de México, es algo que se viene dando en todo el mundo y que desde los años 90, cuando se presentó el informe del gobierno español Petras, se advierte, por primera vez, que las nuevas generaciones iban a vivir cada vez peor que las anteriores. Veníamos de un proceso de crecimiento en el que el hijo vivía mejor que el papá y ahora no, el hijo vive peor que el papá y tiene incluso que depender de él; eso hace que las nuevas generaciones se vuelvan muy dependientes, se vuelvan incluso incapaces de desarrollar económicamente su entorno”, alertó.

Por si fuera poco, agregó el investigador, los jóvenes que logren insertarse al mercado laboral durante estos tiempos de crisis tendrán un poder adquisitivo 30% menor, comparado con quienes ingresan en condiciones económicas más favorables, y no podrán reponerse jamás.

“Así que, de alguna manera, están condenados a tener condiciones muy malas de trabajo y estas diferencias, lejos de irse acortando entre una generación y la otra, se van ampliando, de tal suerte que se van acumulando procesos de degradación; el joven que ingresó a laborar en época de crisis se va empobreciendo, no tiene aumento salarial, debido a eso se hace muy vulnerable y, en otra crisis económica, definitivamente es desplazado completamente del mercado, son el eslabón más débil”, concluyó.

Fuente: Agencias

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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