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Salud y Bienestar

Moderna e Immatics buscan desarrollar vacuna y terapias contra el cáncer

Este lunes, Moderna dio a conocer que llegó a un acuerdo con la farmacéutica alemana Immatics para desarrollar vacunas y terapias contra el cáncer, además de que pagaría 120 millones de dólares en efectivo o más por el cumplimiento de hitos.

De acuerdo con Moderna, las compañías utilizarían la plataforma de descubrimiento de fármacos de Immatics con la finalidad de desarrollar vacunas contra el cáncer basándose en ARNm, y estudiarían su propia vacuna contra el cáncer para combinarla con la terapia IMA203 de Immatics.

Este se trata del negocio más reciente en los esfuerzos de Moderna por ir más allá de lo logrado con el Covid-19 y tras la drástica caída en la demanda de inyecciones, por lo que desarrollar unavacuna contra el cáncer sería el sueño que miles de científicos han perseguido durante décadas sin éxito.

¿Qué se sabe sobre el desarrollo de la vacuna contra el cáncer?

Hasta el momento, Moderna se encuentra desarrollando una vacuna contra el cáncer junto con Merk, la cual ha demostrado reducir el riesgo de recurrencia o muerte en un 44% en pacientes con melanoma, un cáncer de piel considerado mortal, en un ensayo que se encuentra en fase intermedia. Actualmente también tiene en desarrollo vacunas contra la gripe y el virus respiratorio sincicial (VRS), entre otras.

Respecto a la colaboración entre Moderna e Immatics para la vacuna contra el cáncer, la primera se encargará de desarrollar y comercializar los antígenos, mientras que la segunda se encargará en los estudios preclínicos y de las posibles fases iniciales. 

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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