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Revista

Murió el querido actor Benito Castro a los 77 años de edad

El actor Benito Castro murió a los 77 años de edad, así lo dio a conocer la periodista de espectáculos Pati Chapoy.

En el mismo programa de Ventaneando se dio a conocer que Benito Castro estaba hospitalizado, pero no se sabía cuál era el mal que lo afectaba.

¿Quién era Benito Castro?

Benito Castro fue un reconocido actor y cantante, nació el 5 de junio de 1946, en la Ciudad de México. Su nombre real era Arturo Castro Hernández.

De niño Benito era inquieto, curioso y admirador de los cómicos como Cantinflas, Resortes, Tin Tan, Borolas o Palillo.

Al mismo tiempo que la comedia, Benito se interesó por la música y mostró su talento natural al aprender a tocar la guitarra y componer algunas canciones que interpretaba en familia, con vecinos y amigos, y en cualquier lugar que le fuera posible.

Es primo de los integrantes de los Hermanos Castro, agrupación músico vocal que marcó huella en la historia musical de nuestro país y a la cual Benito se incorporó en 1964 como comodín y primera voz, cuando Gualberto enfermó de hepatitis. Tiempo después Javier se separó del grupo y Benito formó parte en 1969, de manera definitiva, como segunda y tercera voces, además de guitarrista y animador, con un carisma que gustó al público y que aportó al grupo una nueva dimensión en sus presentaciones.

A la par de su participación con los Hermanos Castro, Benito decidió formar —en 1975— un dueto con el compositor y cantante chileno Kiko Campos, a quien conoció en Los Hermanos Castro, naciendo así el dúo Benito y Kiko; cuya armonía en sus voces y la unión de su talento en la composición les dieron grandes satisfacciones como los primeros lugares de popularidad por su canción ¿Para qué?

Benito Castro también fue actor de  teatro, cine y televisión, algunos de sus personajes más conocidos son Kin Kin (personaje de Benito en el programa La Carabina de Ambrosio) y El papiringo (papá de La güereja, protagonizada por la actriz María Elena Saldaña).

México

Gentrificación en CDMX: crecimiento urbano que desplaza a sus habitantes

Colonias como la Roma, Condesa, Juárez y San Rafael se han convertido en epicentro de protestas vecinales por el aumento desmedido en las rentas, el despojo inmobiliario y la pérdida de identidad barrial. El fenómeno detrás de estas inconformidades es la gentrificación, un proceso urbano que, aunque para algunos simboliza renovación, para otros representa expulsión, desigualdad y ruptura social.

La gentrificación ocurre cuando barrios de clase trabajadora reciben fuertes inversiones económicas y una oleada de nuevos habitantes con mayor poder adquisitivo. Este cambio trae consigo mejoras en infraestructura y servicios, pero también incrementos abruptos en el precio de rentas y propiedades, desplazamiento de residentes originales y una transformación profunda en la cultura e identidad del barrio.

En la Ciudad de México, el fenómeno se ha intensificado con la llegada de nómadas digitales y extranjeros atraídos por el bajo costo de vida, quienes elevan la demanda de vivienda en zonas céntricas. Esto ha generado una turistificación desmedida, en la que muchas viviendas se destinan a rentas de corta estancia (como Airbnb), reduciendo la oferta para los habitantes locales.

A ello se suma la presión de desarrolladores inmobiliarios para que inquilinos tradicionales abandonen sus viviendas, con el fin de remodelarlas o demolerlas y construir nuevos complejos de lujo. Tiendas de abarrotes y fondas han sido reemplazadas por cafeterías de cadena y boutiques, alterando la vida comunitaria.

Además, la desigualdad urbana se agudiza: quienes no pueden pagar los nuevos precios se ven obligados a mudarse a zonas más lejanas, con mayores tiempos de traslado y menor acceso a servicios básicos.

En respuesta, colectivos ciudadanos y legisladores han exigido medidas que regulen el mercado inmobiliario, protejan a los arrendatarios y prioricen un desarrollo urbano equitativo. La gentrificación, advierten, debe atenderse antes de que transforme por completo el rostro y el alma de la capital.

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