Los esfuerzos por hacer del atletismo un deporte limpio parecen ser insuficientes. Dinero, controles, información; aun así, el escándalo de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) explotó para hacerse más y más grande.
De acuerdo con los informes de la WADA, el atletismo es el segundo deporte más controlado del mundo, sólo por detrás del futbol. En comparación con el balompié, el atletismo tiene anualmente 17% menos controles que el deporte más popular a nivel mundial, no obstante, su índice de resultados adversos es 50% mayor que el del futbol.
¿Qué hace la IAAF para evitar estas estadísticas? Al parecer mucho y al mismo tiempo nada. Si tomamos en cuenta su presupuesto, el órgano que rige el atletismo a nivel mundial invirtió en los últimos tres años seis millones de dólares en la lucha contra el dopaje y, si Sebastian Coe, presidente de la IAAF, cumple su promesa de campaña, este año su presupuesto será de ocho millones para combatir este problema.
Es una diferencia abismal a lo que, por ejemplo, ha invertido la UCI en los últimos años. Y es que, pese a que los escándalos por dopaje han sido constantes —la aceptación del dopaje de Lance Armstrong en enero del 2013, la suspensión de Alberto Contador en el 2012, sólo por mencionar algunos casos—, la Unión Ciclista Internacional ha invertido mucho menos y logrado mucho más.
Según los reportes financieros del organismo que rige el ciclismo a nivel internacional, en los últimos tres años su presupuesto en el combate al dopaje ha sido constante: 1.13 millones de dólares. Pese a ello, sus porcentajes de positivos han ido disminuyendo.
Mientras en el 2011 1.68% de sus atletas arrojaban resultados adversos, en el 2012 sólo 1.1% de las pruebas fueron positivas; en tanto que en el 2013 aumentó apenas a 1.2% y en el 2014 al 1 por ciento, según los reportes de los laboratorios de la WADA. Cabe destacar que el ciclismo es el tercer deporte más controlado a nivel mundial.
Por controles y gasto no hay excusa
En contraparte, la IAAF no puede vanagloriarse de lo mismo, pues aunque la inversión ha sido titánica para evitar las trampas en el deporte, lo cierto es que el dopaje es una espiral que va en constante aumento; peor aún, si se considera que por mucho tiempo el organismo ha encubierto controles adversos en sus atletas.
Así, mientras en el 2012, apenas 0.98% de los controles daban positivo, el incremento se dio de la siguiente manera en los demás años: 1.1% en el 2012, el 1.2% en el 2013 y el 1% en el 2014.
En promedio, de 23,617 controles que la WADA hace anualmente a la IAAF, 253.2 casos adversos se dan al año en disciplinas atléticas. En tanto que en el futbol, de los 27,929 exámenes antidoping que se realizan cada año en el deporte, unos 206.25 arrojan resultados positivos.
El año en el que más controles se hicieron a la IAAF fue el 2012 y fue también cuando se hicieron más trampas: de 27,836 controles que se realizaron a sus atletas, 309 presentaron un resultado adverso.
Al parecer, ni la inversión ni el esfuerzo han logrado que la trampa desaparezca del atletismo ni que la credibilidad ronde por la IAAF y sus diversas disciplinas.
IAAF no negará los hechos
Bajo presión, Sebastian Coe reconoció en una entrevista a la AFP que sus cinco primeros meses al frente del atletismo mundial fueron un “real desafío”, pero insistió en el hecho de que no caerá “en la negación” para afrontar los problemas.
Desde que en agosto sucedió al senegalés Lamine Diack al frente de la IAAF, Lord Coe ha vivido un mandato particularmente movido: la suspensión de la federación rusa por un escándalo de dopaje organizado y el dinero pedido a los atletas rusos por el clan Diack, padre e hijo, por la no revelación de controles antidopaje positivos.
El Financiero