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México

No estoy satisfecho con proyecto de Guardia Nacional: López Obrador

Tras la aprobación de la Cámara de Diputados, en lo general y en lo particular, de la creación de la Guardia Nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que no está satisfecho con las modificaciones al proyecto.

En conferencia, el mandatario lamentó la eliminación de ocho artículos y de ocho transitorios al proyecto de la Guardia Nacional, entre ellos uno que se propuso sobre la participación de las Fuerzas Armadas.

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“Entonces se quitó ese transitorio y va a quedar igual como si fuese una reedición de la Policía Federal, que no se consolidó, por eso hablamos de la Guardia Nacional, pero no es para cambiar de nombre a la Guardia Nacional, no estoy satisfecho”, aseguró.

Debido a esta situación, López Obrador pidió a la Cámara de Senadores contemplar temas que fueron rechazados en San Lázaro como el de la participación de las Fuerzas Armadas en el proceso de capacitación y formación, así como definir, con claridad, la facultad de las Fuerzas Armadas para intervenir en asuntos de seguridad pública.

En tanto se consolida la Guardia Nacional, López Obrador pidió el apoyo del Ejército y la Marina-Armada para continuar con las labores de seguridad.

Con las modificaciones que se aprobaron ayer se establece que el mando de la Guardia Nacional estará a cargo de civiles, a través de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, que encabeza Alfonso Durazo.

Además, se crea una Junta de Jefes de Estado Mayor de la Guardia Nacional, la cual estará integrada por miembros de las dependencias de los ramos de Seguridad, Defensa Nacional y Marina.

México

Gentrificación en CDMX: crecimiento urbano que desplaza a sus habitantes

Colonias como la Roma, Condesa, Juárez y San Rafael se han convertido en epicentro de protestas vecinales por el aumento desmedido en las rentas, el despojo inmobiliario y la pérdida de identidad barrial. El fenómeno detrás de estas inconformidades es la gentrificación, un proceso urbano que, aunque para algunos simboliza renovación, para otros representa expulsión, desigualdad y ruptura social.

La gentrificación ocurre cuando barrios de clase trabajadora reciben fuertes inversiones económicas y una oleada de nuevos habitantes con mayor poder adquisitivo. Este cambio trae consigo mejoras en infraestructura y servicios, pero también incrementos abruptos en el precio de rentas y propiedades, desplazamiento de residentes originales y una transformación profunda en la cultura e identidad del barrio.

En la Ciudad de México, el fenómeno se ha intensificado con la llegada de nómadas digitales y extranjeros atraídos por el bajo costo de vida, quienes elevan la demanda de vivienda en zonas céntricas. Esto ha generado una turistificación desmedida, en la que muchas viviendas se destinan a rentas de corta estancia (como Airbnb), reduciendo la oferta para los habitantes locales.

A ello se suma la presión de desarrolladores inmobiliarios para que inquilinos tradicionales abandonen sus viviendas, con el fin de remodelarlas o demolerlas y construir nuevos complejos de lujo. Tiendas de abarrotes y fondas han sido reemplazadas por cafeterías de cadena y boutiques, alterando la vida comunitaria.

Además, la desigualdad urbana se agudiza: quienes no pueden pagar los nuevos precios se ven obligados a mudarse a zonas más lejanas, con mayores tiempos de traslado y menor acceso a servicios básicos.

En respuesta, colectivos ciudadanos y legisladores han exigido medidas que regulen el mercado inmobiliario, protejan a los arrendatarios y prioricen un desarrollo urbano equitativo. La gentrificación, advierten, debe atenderse antes de que transforme por completo el rostro y el alma de la capital.

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