El presidente estadounidense, Donald Trump, consideró este lunes que llevar mascarilla es «patriótico», unas declaraciones que contrastan con su escepticismo inicial y que apuntan a un cambio de estrategia por parte del mandatario.
Estamos unidos en nuestro esfuerzo para vencer al virus invisible de China y mucha gente dice que es patriótico llevar una mascarilla cuando no puedes hacer distanciamiento social. ¡No hay nadie más patriótico que yo, su presidente favorito!», dijo Trump en Twitter.
El mandatario, que ha culpado a Pekín del coronavirus, acompañó su mensaje con una foto en blanco y negro en la que aparece con el rostro cubierto con una mascarilla.
Esa foto corresponde a la visita que Trump hizo el 11 de julio al hospital militar Walter Reed, a las afueras de Washington, y donde apareció en público con el rostro cubierto por primera vez desde el inicio de la pandemia.
Entonces, el mandatario afirmó que las mascarillas «tienen un momento y un lugar adecuado» y que accedió a ponérsela debido a que lo que visitaba era un hospital, pero no aclaró si iba a seguir llevándola en otras circunstancias.
Trump ha recibido numerosas críticas por resistirse a llevar un cobertor facial para dar ejemplo a muchos de sus seguidores, que consideran que cuando se les obliga a llevarlo se está violando su libertad individual.
Según informes de prensa, el presidente dijo en marzo a sus asesores que llevar mascarilla podía «dar una imagen de debilidad», y algunos analistas creen que su reticencia a ponérsela tiene que ver con una idea mal entendida de la masculinidad.
En términos absolutos, EU sigue siendo el país del mundo más afectado por la pandemia con más de más de 3,8 millones de casos y más de 140.800 fallecidos, según el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.
Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza
La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.
Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.
En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.
Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.
Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.