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Opinión

Ómicron: la oportunidad contra la polarización. Por Caleb Ordóñez T.

Para el periodista Caleb Ordóñez la variante Ómicron abre una pequeña puerta al entendimiento político en México, para la reconciliación y unidad, eso porque todos estamos expuestos a retos que nunca habíamos esperado.


Caleb Ordóñez T.

Caleb Ordóñez Talavera

Cuando caminábamos hacia la normalidad el destino nos tenía una sorpresa desastrosa. Conocimos en este nuevo episodio de la pandemia global un enemigo más viral, potente y transmisible: la variante ómicron de Covid-19.

El pasado martes 11 de enero, una nueva marca histórica en el país se registraba, cuando México sumó 33,626 casos de COVID en 24 horas. Casi todos tenemos algún conocido que ha resultado positivo, desde que la nueva variante arrasó en los primeros días del año, llenando de incertidumbre unavez más a la sociedad mexicana, que no sabe cuándo, ni como nos levantaremos de esta maldita pandemia que nos ha afectado a todos.

 

En lo personal, como sobreviviente de un cuadro de neumonía viral a causa del virus en mi cuerpo y una secuela de la misma, que consistió en una polineuropatía periférica, escuchar la voz de los expertos sobre la nueva cepa es muy poco alentador.

Para el infectólogo y excomisionado contra la influenza en el país, el Dr. Alejandro Macías, el panorama es devastador, pues el avance del virus no tiene manera de ser detenido. El experto señaló en su cuenta de twitter: «Nunca una enfermedad infecciosa se había transmitido con la velocidad que lo hace la variante Ómicron. A este paso en México, la mitad de la población se infectará en las siguientes semanas».

Para el doctor Macías el aceleramiento de dicha variante nos amenaza latentemente para todo el primer tercio del año…

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Opinión

La universidad. Por Raúl Saucedo

LA DEFENSA DEL CONOCIMIENTO

La reciente controversia en torno a la Universidad de Harvard y los recortes de fondos federales durante la actual administración Trump resalta un tema crucial: el papel de las instituciones académicas como baluartes del conocimiento y su resistencia frente a políticas gubernamentales adversas. La decisión de dicha administración de retener fondos, aparentemente motivada por sesgos políticos, no solo afectó la capacidad de Harvard para llevar a cabo investigaciones críticas, sino que también representó un ataque directo a la autonomía académica.

Las universidades, en su esencia, son centros de pensamiento crítico, investigación y debate. Son espacios donde las ideas se confrontan, se cuestionan y se refinan. La diversidad de perspectivas que albergan es fundamental para el progreso social y científico. Cuando un gobierno intenta silenciar estas voces, socava los cimientos de la democracia.

El caso de Harvard no es aislado. A lo largo de la historia, las universidades han desempeñado un papel vital en la resistencia contra la opresión y la injusticia. Desde las universidades europeas que desafiaron el poder de la Iglesia en la Edad Media, hasta las instituciones estadounidenses que impulsaron el movimiento por los derechos civiles en el siglo pasado, la academia ha sido un faro de esperanza y un motor de cambio.

La autonomía universitaria es un principio fundamental que protege la libertad de investigación y expresión. Permite a los académicos explorar temas controvertidos y desafiar el statu quo sin temor a represalias. Cuando esta autonomía se ve amenazada, la sociedad en su conjunto resulta perjudicada.

Las universidades son también cruciales para la formación de líderes informados y ciudadanos comprometidos. En un mundo cada vez más complejo, necesitamos personas capaces de analizar críticamente la información, evaluar políticas públicas y participar activamente en el debate democrático. Las universidades proporcionan el entorno intelectual necesario para cultivar estas habilidades.

En el contexto actual, donde la desinformación y la polarización amenazan la cohesión social, las universidades tienen una responsabilidad aún mayor: defender la verdad y promover el diálogo constructivo. Deben ser espacios donde se fomente el respeto por la evidencia y la razón, y donde se pueda debatir libremente sobre los desafíos que enfrenta la sociedad.

La resistencia de Harvard y otras universidades frente a los recortes y la interferencia política es un recordatorio de que la academia no es simplemente un apéndice del gobierno, sino un actor independiente con un papel vital en la defensa de la democracia. Las universidades deben seguir siendo espacios donde la búsqueda de la verdad y la defensa de la justicia sean valores fundamentales.

Mientras algunas universidades resisten los embates de los enemigos de la democracia, este humilde columnista celebra con introspección su nuevo grado de Máster por parte de su alma mater, la UACH, donde el conocimiento y la resistencia también son trincheras, tanto en sus aulas como en sus egresados.

@RaulSaucedo_

rsaucedo@uach.mx

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