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Salud y Bienestar

Once formas para dormir mejor

Prepararte para dormir es un buen hábito que hay que adoptar para descansar correctamente. La clave es mantener un horario regular para que el “reloj” interno del cuerpo te ayude a auto-iniciar el proceso del sueño.

A continuación te presentamos 11 recomendaciones para que puedas conciliar el sueño:

1. Verifica que tu habitación sea totalmente cómoda.
2. Asegúrate de que tu dormitorio sea silencioso, oscuro y fresco.
3. La temperatura es muy importante, por ello tu habitación debe encontrarse en la parte más templada de la casa.
4. Asegúrate que tu colchón tenga la firmeza suficiente para no despertar con dolor de espalda.
5. Necesitas una almohada para apoyar la cabeza y el cuello; para algunas personas puede ser una almohada firme, para otras una almohada suave. ¡Elige tu favorita!
6. En algunos casos funciona tener un humidificador en la habitación en época de invierno cuando el aire está seco. Un purificador de aire es un buen complemento si tienes alergias.
7. Un equipo de sonido puede ser útil si vives en un ambiente ruidoso, lo cual puede ayudar a calmarte y relajarte.
8. La aromaterapia te puede ayudar a conciliar el sueño. Busca aromas que te gusten y relajen.
9. Para no sentir frío, usa calcetines para mantener tus pies calientes. Se ha demostrado que cuando los pies están fríos es más difícil dormir.
10. Evita las bebidas que contengan cafeína como el té y las energéticas, sobre todo por la tarde y noche ya que te mantendrán despierto por algunas horas más.
11. Si bebes líquidos por la noche hará que te despiertes con frecuencia a orinar.

Ahora sí, ponte tu pijama, relájate y disfruta de los beneficios de un sueño reparador. Recuerda que mañana te espera un nuevo día.

Fuente: Salud180

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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