VIENA, 28 de febrero.- La legalización de las drogas para luchar contra el narcotráfico «no es una opción», ya que sólo serviría para agravar el problema, aseguró hoy el máximo responsable del organismo de la ONU que vela por el cumplimiento de las leyes internacionales de control de estupefacientes.
«La legalización no es una opción», declaró en Viena Hamid Ghodse, presidente de la Junta Internacional de Estupefacientes (Jife).
«Si nos fijamos en drogas legales como el tabaco y el alcohol, no sólo matan cada año entre 10 y 15 veces más que las drogas ilícitas, sino que también el delito relacionado con el tráfico de tabaco y de alcohol no ha desaparecido, y de hecho, es una gran parte de la actividad criminal», explicó.
Ghodse valoró así, en la presentación del informe anual sobre drogas de la Jife, la propuesta del presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, de considerar la despenalización de la producción, transporte y comercio de drogas para combatir el narcotráfico.
“Un tema muy complejo (como el narcotráfico) no puede tener una solución sencilla”, insistió el jurista de origen iraní.
La ONU, en un informe del año pasado, cifraba en 200 mil el número de fallecimientos anuales relacionados con las drogas.
«Cuando se produzca una aplicación universal (de las leyes internacionales) por parte de los gobiernos, y no sólo palabras, habrá menos problemas”, dijo Ghodse.
“Sin embargo, hacer las paces con el tabaco durante los últimos 300 años no ha tenido éxito, hacer la paz con el alcohol por los últimos milenios no ha tenido éxito. Por ello, no entra en cuestión aplicar soluciones simples a problemas complejos”, recalcó.
El informe presentado hoy asegura que debido a los avances en la guerra contra el narcotráfico en México, cada vez más cocaína pasa por Centroamérica y el Caribe hacia Estados Unidos, lo que ha hecho aumentar la violencia y la corrupción en esos Estados a niveles insólitos.
En Centroamérica, asegura la ONU, operan unas 900 «maras» con unos 70 mil miembros que controlan las rutas de tránsito de la droga y ejercen una violencia cada vez mayor.
Ghodse aseguró que «en algunos países se han producido mejoras», y citó la reducción del cultivo de hoja de coca en Colombia.
«Pero en otras zonas se ha empeorado, por ejemplo, en América Central, donde los narcotraficantes mexicanos han complicado la vida a la gente y los gobiernos, con un montón de corrupción», agregó.
La Jife apunta en el documento que en América del Sur aumenta el consumo de coca a pesar de la clara reducción de la superficie dedicada al cultivo de coca registrado en los últimos años.
La Junta recuerda que el mercado ilícito de cocaína «tiene un valor de más de 80 mil millones de dólares» a escala mundial, según cálculos de la Interpol y de la ONU, destaca el informe.
El origen de esa droga sigue encontrándose en Sudamérica, sobre todo en Colombia, Perú y Bolivia, pese a que la superficie dedicada al cultivo ilegal del arbusto de coca ha bajado hasta 154 mil 200 hectáreas en 2010 desde un máximo de 288 mil 400 hectáreas en 1990.
En Perú, la superficie de cultivo de coca sigue creciendo y en 2010 alcanzó ya las 61 mil 200 hectáreas, apenas 800 menos que las del principal productor del mundo, Colombia. En Bolivia los plantíos se mantienen estables en 31 mil hectáreas.
Con respecto a la demanda de la droga, los mercados de mayor consumo de cocaína son tradicionalmente Estados Unidos y Europa, especialmente Reino Unido, Italia y España, pero cada vez más droga se destina al cono sur de América.
«La cocaína fabricada en Colombia se envía en su mayor parte a mercados ilícitos extranjeros, mientras que la elaborada en Bolivia y Perú, además de abastecer a Europa, se consume en gran parte en América del Sur», señala la Jife.
Se estima que un 90 por ciento de las cocaína consumida en Estados Unidos -entre 150 y 160 toneladas anuales- proviene de Colombia, mientras que el suministro a Europa, que ha duplicado en el último decenio la cocaína consumida, hasta alcanzar unas 120 toneladas, procede de forma casi igual de Bolivia, Colombia y Perú.
En América del Sur, la prevalencia del consumo de cocaína «es mayor que la media mundial» y los datos de la ONU indican que, «tras años de aumentos, el uso indebido de cocaína ha empezado a estabilizarse, aunque a un nivel más alto».
Según la ONU, los países de la región con tasas más alta de prevalencia anual (consumo al menos una vez al año) de esta droga son Argentina, Chile y Uruguay.
La cocaína es además la sustancia citada con más frecuencia como causa de los fallecimientos provocados por drogas en Sudamérica, se destaca en el informe.
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