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Opinión

Opinión: ¿Tercer/primer informe?, por Diana Avitia

Definitivamente no fue una sorpresa la forma en la que se desenvolvió el informe de gobierno, justo lo que se esperaba, sin datos duros, centrado en la imagen presidencial, aplausometro a su máximo nivel. Desde temprano estuvimos pendientes del evento todos aquellos a los que nos gusta sufrir con la política y sus vaivenes. Lo primero que vimos fue el fondo del evento, esa enorme estructura que indica datos generales del evento como; fecha, lugar, logos de gobierno y por supuesto la actividad que se está realizando, en el cual indicaba ser el tercer informe, desde ese instante si algunos teníamos la esperanza de ver un evento solemne y serio digno de una rendición de cuentas, de arranque eso se esfumó. Después en las cintillas bajo la trasmisión se indicaba que era el primer informe y la comunicación de gobierno en redes hacia lo mismo, los funcionarios confundidos, muchos que twitteaban con presunción y desdén su ubicación al final optaron por simplemente omitir ese dato y es que esa simple confusión es el mejor ejemplo de como este gobierno se ha desenvuelto desde su primer día, es una cosa o su gente asegura cierta información, luego el presidente “desmiente” toda versión contraria a él, basado en sus datos, simplemente bizarro, distractores y más distractores.

Después vinieron las explicaciones del porque el señor presidente aseguraba que era el tercer informe, en fin, más pan y más circo al pueblo feliz. Este tipo de distractores son los que nos hacen desconfiar de la política. El informe que fue más bien un discurso, un poco más fluido que los que nos tiene acostumbrado, se desenvolvió entre una lluvia de aplausos, 38 interrupciones para escuchar la ovación exactamente. Nada nuevo; insultos a la oposición, venias al pueblo, el presidencialismo exacerbado, de los pocos mencionados en el discurso fueron; Bartlett, hablando de impunidad, Slim y su Grupo Carso, los agradecimientos al CCE Consejo Coordinador Empresarial, para luego decirles, el poder político y el poder económico hoy está separado, de ese tamaño la incongruencia. Al final el clásico movimiento de insultar a los conservadores y a la oposición, textual dijo…  “la oposición hoy está moralmente derrotada”.

Posteriormente al mero estilo neoliberal y panista, la Secretaria General de Gobierno, Olga Sánchez
Cordero, esa que en entrevista mal interpretamos sus palabras, esa que dijo que hablaban con grupos para que depusieran las armas y después siempre no, ella entregó horas después el informe en físico, a las 5pm hora de la CDMX. No se hicieron esperar los posicionamientos de la oposición, las pancartas y los gritos, nada que destacar. En la sesión general del Congreso, pudimos ver a Mónica Fernández a un costado de Porfirio Muñoz Ledo dirigiendo la sesión, reina y rey de las cámaras, alta y baja respectivamente, y por si a la gente de Martí Batres no le quedó claro quién manda en este momento, esa estampa fue más que suficiente. Días después Muñoz Ledo decide bajarse y no entrar en la vergonzante pelea que días antes había ocurrido en la cámara de diputados, morenos contra morenos, bien dicen en mi pueblo; “hay que dejar un enemigo con vida para que no te pelees con tus amigos”.

Hoy seguimos en lo mismo, las mañaneras, la inseguridad y por supuesto organizar la pachanga del 15 de septiembre, el encargado; Zoé Robledo, muchos sentimos un rayo de esperanza al verlo acompañar al presidente en su misa matutina, esperábamos que el Director General del Seguro Social nos dijera que el desabasto de medicamento había terminado, que los niños con cáncer tendrían sus dosis a tiempo, pero no, solo era para informarnos que él organizaría muy bien la fiesta y que esperáramos lo mejor, porque en este como en muchos otros gobiernos hay prioridades.

Opinión

Elecciones a la mexicana. Por Caleb Ordóñez T.

Y es que las elecciones van mucho más allá de las campañas políticas. Las elecciones abren debates ciudadanos para reflexionar sobre temas que realmente nos importan; nos enfocan a realidades crueles que vivimos diariamente, situaciones lacerantes que ningún gobierno ha podido responder en el pasado.

Son las elecciones mexicanas, el “deporte” nacional por excelencia. Nos involucra a todos, para opinar y discutir un futuro, que cada persona, vislumbra distinto por los siguientes años. Ese ensueño nos apasiona y promovemos.

Cada día, temas y más temas, se van actualizando y dejando atrás, para quizá nunca ser retomados. Son tantas las promesas, en los infinitos discursos de cada candidato, que sinceramente olvidamos casi la totalidad de ellas.

Pero insisto. Las elecciones van más allá de debates acalorados o mítines multitudinarios. Trasciende los colores y las fronteras entre izquierdas y derechas, del espectro político de un tablero que ya no existe; pareciera que a nadie le interesa ya.

Hace mucho que ya no existen las diferencias notables, de ideologías y causas, entre candidatos. Eso, es parte también de la nueva forma de hacer campañas políticas en nuestro país.

Cada quien lo analizará y criticará a su manera. Pero ni Morena es de izquierda, como tampoco el PRIAN defiende a la sociedad civil.

Están tan revueltos, que no sabemos ni siquiera que pretenden, bueno si, el famoso “hueso”, como coloquialmente le llamamos los mexicanos a encontrar trabajo fácil, gracias al proselitismo; al apostarle a un candidato que de ganar, les dará “algo” para poder seguir subsistiendo; una “chambita”.

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