El papa Francisco insinuó que las mujeres amenazadas por el virus del zika podrían recurrir a métodos anticonceptivos, pero no al aborto, al señalar que existe una clara diferencia moral entre abortar un feto y prevenir un embarazo.
En el avión que lo transporta de regreso de México a Roma, a Francisco se le preguntó si el aborto o el control de la natalidad pueden ser considerados un «mal menor» frente a casos de defectos congénitos vinculados con el zika como los registrados en Brasil, donde han nacido bebés con cráneos anormalmente pequeños.
La Organización Mundial de la Salud ha declarado una emergencia sanitaria mundial debido al virus del zika y sus presuntos vínculos con defectos congénitos. El virus se ha presentado en por lo menos 34 países, muchos de ellos en Centro y Latinoamérica. La OMS y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos han aconsejado a mujeres embarazadas evitar viajar a países afectados por el zika.
Ante el brote de zika, algunos gobiernos en Latinoamérica han exhortado a las mujeres a que eviten el embarazo. Al mismo tiempo, grupos partidarios de la legalización del aborto han pedido la flexibilización de las leyes contra la interrupción del embarazo en la región de mayoría católica.
Pero Francisco excluyó tajantemente el aborto del debate.
El aborto no es un mal menor, es un crimen», dijo el pontífice. «Tomar una vida para salvar a otra, eso es lo que hace la mafia, es un crimen, la maldad absoluta».
El sumo pontífice, sin embargo, estableció un paralelismo con la decisión del papa Pablo VI en la década de los 1960, cuando permitió a las monjas en el Congo belga utilizar métodos anticonceptivos para prevenir embarazos debido a las múltiples violaciones que sufrían.
El aborto «es un mal intrínseco, pero de raíz no es un mal religioso, es un mal humano», expresó. «Por otra parte, evitar el embarazo no es un mal absoluto. En algunos casos, como éste (el del zika), como el que mencioné sobre el bendito Pablo VI, estaba claro».
El reverendo James Bretzke, un teólogo moral del Colegio de Boston, dijo que las declaraciones del papa no suponen algún cambio, pero fueron en «perfecta coherencia con la enseñanza moral tradicional» de la Iglesia. Bretzke destacó que la encíclica «Human Vitae» del papa Pablo VI de 1968, que confirmó la prohibición de la Iglesia del control artificial de la natalidad, permitió algunas circunstancias bajo las cuales «medios anticonceptivos» pudieron ser utilizados para el tratamiento o la prevención de enfermedades.
Angélica Rivas, de la Colectiva Feminista para el Desarrollo Social en El Salvador, afirmó que las declaraciones del papa no serían de mucha ayuda ya que la Iglesia en su país se ha opuesto sistemáticamente a la educación sexual en el uso de anticonceptivos y el control de natalidad no ayudaría a muchas mujeres que ya están embarazadas.
Tenemos que darles la alternativa de interrumpir el embarazo», dijo Rivas.
Por lo general, Francisco ha evitado los debates sobre temas de sexualidad que tanto preocupaban a sus predecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI. Ha dicho que la Iglesia no debe estar «obsesionada» con esos temas.
Cuando regresaba de África el año pasado, Francisco soslayó una pregunta sobre si se deben usar condones para combatir el sida. El pontífice afirmó entonces que había problemas más urgentes en África, como la pobreza y la explotación, y que sólo cuando éstos sean resueltos se podría hablar de temas como el uso de condones.
Francisco, el primer papa latinoamericano, exhortó a la comunidad científica a hallar pronto una vacuna que evite el contagio del zika. «Se debe trabajar en este tema», expresó.
Varios jerarcas de la Iglesia católica en Latinoamérica han insistido en su oposición tanto al aborto como a la anticoncepción, incluso en medio de un aumento de casos de zika y de bebés nacidos con cabezas anormalmente pequeñas.
Excelsior