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México

Peña Nieto nombra al nuevo director de CFE

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El presidente Enrique Peña Nieto designó a Jaime Francisco Hernández Martínez como director General de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
En la residencia oficial de Los Pinos, el titular del Ejecutivo Federal tomó la protesta de ley al nuevo funcionario y le instruyó continuar con la implementación de la reforma energética, relacionada con el sector eléctrico, y seguir adelante con la reestructuración de la CFE, para fortalecer su competitividad.

Le instruyó también asegurar la continuidad del servicio del Sistema Eléctrico Nacional y expandir su cobertura hacia las comunidades aisladas, a partir del uso de nuevas tecnologías.

Le pidió mantener el fortalecimiento financiero de esa empresa productiva del Estado, continuar con la ampliación y modernización de la infraestructura, así como con la mejora de procesos, para incrementar la calidad en el servicio.

Jaime Francisco Hernández Martínez se desempeñaba como director de Finanzas de la propia CFE.

Es doctor en Economía Política por el Departamento de Gobierno de la Universidad de Essex, en el Reino Unido, y maestro en Economía Política por la misma Universidad.

Estudió la licenciatura en Economía en el Instituto Politécnico Nacional y realizó estudios de Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Antes de ocupar la Dirección de Finanzas de la CFE, se desempeñó como director General de Programación y Presupuesto B, de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

Hernández Martínez ha sido miembro de la Junta de Gobierno del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), del Colegio de la Frontera Norte, y de diversas instituciones de la Banca de Desarrollo.

 

 

 

 

Excelsior

México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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