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Pese al aumento del Covid-19, millones en EU viajan por el Día de Acción de Gracias

Millones de estadounidenses decidieron viajar en avión y automóvil antes del Día de Acción de Gracias a pesar del riesgo de agravar más la pandemia de coronavirus, ignorando las advertencias cada vez más serias de las autoridades para que permanecieran en sus hogares y limitaran sus reuniones a los miembros de su vivienda.

Aquellos que tomaron vuelos fueron testigos de un panorama diferente en los aeropuertos de la nación durante el que tradicionalmente es uno de los periodos de viajes más agitados del año: se colocaron barreras de plexiglás frente a las estaciones de entrega de documentos de identificación, había sitios de pruebas rápidas dentro de las terminales, y se entregaba un papel en el que se les solicitaba a los pasajeros colocarse en cuarentena cuando llegaran a su destino.

Si bien el número de estadounidenses que viajaron vía aérea en los últimos días ha sido mucho menor respecto a la misma época del año pasado, muchos siguieron adelante con sus planes para celebrar el feriado en medio de un fuerte aumento de muertes, hospitalizaciones y casos confirmados de coronavirus en todo Estados Unidos.

Muchas personas estaban cansadas de más de ocho meses de cumplir con las medidas de distanciamiento social y se sentían decididas a pasar tiempo con sus familiares.

“Creo que con las festividades (navideñas) y todo, es muy importante ahora mismo, sobre todo porque la gente está tan desanimada debido a toda la pandemia”, comentó Cassidy Zerkle, de 25 años, quien viajó de Phoenix a Kansas City, Missouri, para visitar a su familia.

Llevó refrigerios y su propio desinfectante de manos, y dijo que el vuelo iba a la mitad de su capacidad. Tuvo toda una hilera de asientos para ella sola.

“Siempre y cuando mantengas tu distancia, no estés tocando cosas y estés desinfectando tus manos, la gente debería ver a sus familiares ahora mismo”, señaló.

Hasta ahora, Estados Unidos ha registrado más de 12,7 millones de casos confirmados de coronavirus y más de 262.000 decesos a causa de la enfermedad. El país sigue sin detectar aproximadamente ocho infecciones por cada una que sí contabiliza, según un nuevo informe gubernamental difundido el miércoles. Muchas personas no reciben pruebas, en especial si no tienen síntomas.

Más de 88.000 personas estaban hospitalizadas el martes con COVID-19 en el país —la mayor cantidad en lo que va de la pandemia_, provocando que en muchos sitios el sistema de salud se encuentre abrumado por el exceso de trabajo. Los casos nuevos han aumentado a un promedio de más de 174.000 al día, el nivel más alto del que se tenga registro.

Los decesos se han incrementado a más de 1.600 diarios, una cantidad vista por última vez en mayo, cuando la crisis en el área metropolitana de Nueva York estaba disminuyendo.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y las autoridades estatales y locales han exhortado a la gente a no viajar, y han solicitado mantener los festejos por el Día de Acción de Gracias a un nivel muy moderado.

Entre 900.000 y un millón de personas al día pasaron por los puntos de revisión de los aeropuertos de la nación del viernes al martes, una disminución del 60% respecto al mismo periodo del año pasado. Sin embargo, de todas formas han sido algunas de las aglomeraciones más grandes desde que la crisis del COVID-19 llegó a Estados Unidos en marzo.

Fuente: AP

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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