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Revista

‘PGR no me investiga’: Julión Álvarez

Tres meses después de que el Departamento del Tesoro del Gobierno de Estados Unidos dio a conocer una investigación en la que señala a Julio César Álvarez Montelongo, Julión Álvarez, de ser un prestanombres de Raúl Flores Castro, “El Tío”, se presentó de forma voluntaria en la Procuraduría General de la República (PGR).

Al salir de las instalaciones de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido), comentó que se presentó a entregar un escrito donde notifica su disposición ante las autoridades en caso de ser requerido.
Además, “Julión Álvarez” dijo que por el momento no es investigado por la Procuraduría General de la República.
“No tengo investigación. Para que quedé claro, no me mandaron a llamar, no tengo nada de investigación, no tengo nada. Yo vine por órdenes, sugerencias de los licenciados. Presento mi información, para que si soy requerido rapidito den conmigo, para que no me anden buscando”.

La investigación del Departamento del Tesoro de EU, menciona que “Julión Álvarez”, es uno de los principales prestanombres de Raúl Flores Castro, “El Tío”, vinculado a los cárteles de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Sinaloa.

México

Gentrificación en CDMX: crecimiento urbano que desplaza a sus habitantes

Colonias como la Roma, Condesa, Juárez y San Rafael se han convertido en epicentro de protestas vecinales por el aumento desmedido en las rentas, el despojo inmobiliario y la pérdida de identidad barrial. El fenómeno detrás de estas inconformidades es la gentrificación, un proceso urbano que, aunque para algunos simboliza renovación, para otros representa expulsión, desigualdad y ruptura social.

La gentrificación ocurre cuando barrios de clase trabajadora reciben fuertes inversiones económicas y una oleada de nuevos habitantes con mayor poder adquisitivo. Este cambio trae consigo mejoras en infraestructura y servicios, pero también incrementos abruptos en el precio de rentas y propiedades, desplazamiento de residentes originales y una transformación profunda en la cultura e identidad del barrio.

En la Ciudad de México, el fenómeno se ha intensificado con la llegada de nómadas digitales y extranjeros atraídos por el bajo costo de vida, quienes elevan la demanda de vivienda en zonas céntricas. Esto ha generado una turistificación desmedida, en la que muchas viviendas se destinan a rentas de corta estancia (como Airbnb), reduciendo la oferta para los habitantes locales.

A ello se suma la presión de desarrolladores inmobiliarios para que inquilinos tradicionales abandonen sus viviendas, con el fin de remodelarlas o demolerlas y construir nuevos complejos de lujo. Tiendas de abarrotes y fondas han sido reemplazadas por cafeterías de cadena y boutiques, alterando la vida comunitaria.

Además, la desigualdad urbana se agudiza: quienes no pueden pagar los nuevos precios se ven obligados a mudarse a zonas más lejanas, con mayores tiempos de traslado y menor acceso a servicios básicos.

En respuesta, colectivos ciudadanos y legisladores han exigido medidas que regulen el mercado inmobiliario, protejan a los arrendatarios y prioricen un desarrollo urbano equitativo. La gentrificación, advierten, debe atenderse antes de que transforme por completo el rostro y el alma de la capital.

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