Balenciaga es una marca de ropa de lujo que siempre genera controversia o se convierte en el centro de acaloradas conversaciones dentro y fuera del mundo de la moda. Ellos son los responsables de hacer de una bolsa de papas y una bolsa negra de basura, artículos de lujo que vale 30 mil pesos.
Son los mismos locazos que lanzaron unos tenis rotos y sucios (se ven apestosos también) por decenas de miles de pesos y sobre todo, son los responsables de infringir las leyes de la naturaleza al ponerles tacón a los Crocs. Entre otras cosas, menos feas, Balenciaga le cubrió el rostro a Kim Kardashian en un extraño estilismo, lanzó una colección virtual en Fortnite y también lo hicieron en Springfield con un corto de Los Simpson.
En otras palabras, saben mantenerse en el centro de la conversación y las tendencias. Pero en su más reciente controversia, todo se les salió de control a partir de una publicación que desencadenó teorías sobre explotación y pornografía infantil. Acá les contamos.
Balenciaga Objects
El pasado 14 de noviembre, Balenciaga cerró su cuenta de Twitter en forma de protesta a los cambios que Elon Musk ha implementado. Se convirtió en la primera marca de moda en irse de la red social, aunque nunca explicó las razones detrás de eliminar su cuenta.
Esto es importante y sirve de contexto, porque su partida de Twitter ha alimentado las teorías conversación que les explicaremos a continuación. La cosa está así. La tercera semana de noviembre, Balenciaga lanzó su más reciente colección de Balenciaga Objects, la cual está compuesta de utensilios y objetos para el hogar, así como bolsos (pero no prendas como tal).
Entre los productos estaban sábanas, fundas para las almohadas y toallas, también hay productos para las mascotas como camas, bowls, collares y correas a juego; tazas, platos, jabones, tapetes de yoga… todo lo que se les ocurra, está en esta colección carísima de entre 500 dólares por un jabón, para que se den una idea, y para no perder la costumbre de la marca.
Los productos se promocionaron con fotos de niñas y niños entre la colección. Por ejemplo, hay una niña que sale posando con una bolsa en forma de osito de peluche, el cual tiene un arnés negro popular en el bondage (aunque en realidad, la inspiración viene de la estética punk de los 70 y 80… recuerden todo el tema de Judas Priest y el cuero).
La teoría de explotación infantil
Fue así como el lunes 21 de noviembre, un usuario de Twitter llamado @shoe0nhead, lanzó un post donde se ven estas imágenes de la campaña, más una imagen que causó revuelo y comenzó la controversia: el objeto central es una bolsa negra de Balenciaga sobre un escritorio lleno de papeles; entre esos papeles, si se le hace zoom, se puede ver parte de documento del caso United States v. Williams.
¿Y eso qué es? Fue un caso legal del que se desprendió la ratificación de la ley federal que penaliza cualquier contenido publicitario, de distribución o de promoción de pornografía infantil (imágenes reales o generadas por computadora).
Ahora bien. El post que se hizo viral en Twitter, reúne dos campañas distintas. La primera es la de los niños y niñas en una colección de Primavera/Verano 2023 (que ya les describimos), y la otra, en donde aparecen los documentos, de la colaboración de Balenciaga con Adidas. Es decir, son dos campañas y contenidos publicitarios distintos.
Esto no quita que ambas decisiones sean cuestionables. La primera por poner a menores con objetos de índole sexual; y la segunda por utilizar esos documentos para la imagen. Pero no están relacionados unos con otros. Lo que sucedió con el post es que confundió a la gente al pensar que era una provocación, para luego dar paso a distintas teorías de conspiración.
Balenciaga se disculpó
El mismo usuario de Twitter dijo que Balenciaga había borrado su cuenta de esta red social por temor a represalias, pues aseguran que las políticas se pondrían más estrictas en cuanto al tipo de contenido que se sube.
Luego, se avivó el fuego cuando entraron a la cuenta de Instagram y vieron que la marca había borrado todos sus post. Sin embargo, los seguidores de Balenciaga saben que cada tanto borran todos sus posteos y generan nuevos contenidos en relación a sus recientes lanzamientos. Es decir, es una estrategia de redes constante de la marca, no exclusiva de esta situación.
Pero para cuando la explicación salió, ya había sido muy tarde, atascando las redes de Balenciaga de comentarios relacionados con el post viral. Algunos hablaron de la representación del osito Teddy en casos de violencia y abuso sexual infantil.
Las cosas se pusieron tan intensas, que la marca lanzó un par de declaraciones:
“Nos disculpamos por presentar documentos sensibles en nuestra campaña. Nos tomamos muy en serio este asunto y ya estamos tomando acciones legales en contra de las partes responsables de caer un set que incluyera materiales no aprobados para nuestra sesión de la campaña de Primavera 23. No toleramos el abuso infantil de ninguna forma“.
El G20: ¿Progreso real o más promesas vacías? Por Sigrid Moctezuma
Hablar del G20 es hablar de una oportunidad única: una reunión que pone sobre la mesa problemas que afectan directamente nuestras vidas, como la pobreza y el cambio climático. Pero, ¿Estamos realmente avanzando o seguimos atrapados en las buenas intenciones?
En pleno 2024, más de 700 millones de personas en el mundo viven con menos de 2 dólares al día, y el cambio climático sigue empujando a millones al borde de la desesperación. Según la FAO, en 2023 hubo un aumento alarmante de 122 millones de personas que enfrentan inseguridad alimentaria debido a conflictos y fenómenos climáticos extremos. Estas cifras no son abstractas; son vidas humanas, historias de lucha diaria que rara vez llegan a los titulares.
Erradicar la pobreza no es simplemente “dar más dinero”. Se trata de atacar la raíz del problema: desigualdades históricas y estructuras económicas que privilegian a unos pocos. Por ejemplo, los países del G20 representan el 85% del PIB mundial, pero también son responsables del 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Es una contradicción enorme: quienes tienen más recursos para ayudar son también quienes más contribuyen al problema.
También es fácil hablar de «transición energética» y «economía verde», pero ¿Qué significa esto para alguien que perdió su casa por un huracán? En México, por ejemplo, los desastres naturales generaron pérdidas económicas por más de 45 mil millones de pesos en 2023. Y mientras tanto, los países más contaminantes siguen retrasando acciones contundentes, como reducir su dependencia de los combustibles fósiles. ¿Por qué? Porque aún les resulta más barato contaminar que invertir en soluciones sostenibles?.
¿Qué se debería hacer?
Las soluciones están claras, pero falta voluntad política. El G20 propone algunas ideas interesantes: redistribuir recursos, apoyar economías locales y fomentar la innovación tecnológica para reducir desigualdades. Pero todo esto suena a más promesas, a menos que veamos medidas concretas. ¿Dónde están los fondos para las comunidades más vulnerables? ¿Por qué no se prioriza la educación y la formación laboral en zonas desfavorecidas?
Como sociedad, necesitamos exigir que las grandes cumbres dejen de ser solo escenarios de fotos grupales. Los líderes globales deben recordar que detrás de cada estadística hay una persona que sufre, pero también que sueña con un futuro mejor. Si no empezamos a construir ese futuro ahora, ¿cuándo lo haremos?
El G20 no es la solución mágica, pero puede ser un catalizador. Si los compromisos se traducen en acciones reales, estaremos un paso más cerca de un mundo más justo. Si no, solo estaremos alimentando un ciclo de discursos vacíos que poco tienen que ver con las necesidades reales de la gente.
¿Qué opinas tú? ¿Crees que estas cumbres realmente cambian algo o son puro espectáculo?