Si dependiera de Surey Miranda, nunca habría dejado a su familia en Puerto Rico. Miranda, una graduada universitaria, dice que tuvo pocas opciones.
«Fue un desafío encontrar un trabajo en Puerto Rico», dijo Miranda, de 24 años, quien se graduó de la Universidad de Puerto Rico con un título de ciencias políticas en 2012. «Lamentablemente, encontrar trabajo en el estado puede ser un desafío, especialmente debido a que es la principal fuente de empleo de la isla».
Miranda hizo todo lo que estaba en su mano: obtuvo su título, trabajó como pasante en varios lugares e incluso consiguió un puesto de medio tiempo en la Cámara de Representantes de Puerto Rico.
Ahora, es una de los miles de puertorriqueños que dejaron la isla en los últimos años en búsqueda de una mejor vida en Estados Unidos.
En el 2011 y 2012, cerca de 55.000 residentes emigraron de Puerto Rico a Estados Unidos continental cada año, según la Encuesta sobre la Comunidad de la Oficina del Censo. El Instituto de Estadística de Puerto Rico sigue recopilando datos en relación a los que se fueron en el 2013, pero se estima que las cifras son casi iguales.
Aunque los puertorriqueños emigran a Estados Unidos desde hace varias generaciones, el número de salidas del 2000 al 2010 (300.000) es la mayor ola de migración desde los años 50, cuando casi medio millón de personas emigraron al continente a lo largo de la década.
Debido a la alta cantidad de residentes que han abandonado la isla en los últimos años, ahora hay un millón más de puertorriqueños en Estados Unidos (4,9 millones en 2011) que en Puerto Rico (3,7 millones).
¿Por qué un cambio de población tan masivo en los últimos años? Mario Marazzi, director ejecutivo del Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, dice que es debido principalmente a la recesión del 2006, que aún sigue castigando la economía de la isla.
La tasa de desempleo de Puerto Rico supera el 15%, más del doble que la de Estados Unidos continental, que es de 7,3%, según la Oficina de Estadísticas Laborales.
El mes pasado, Standard & Poors anunció que había recortado la calificación crediticia de Puerto Rico a la de basura debido a que la isla enfrenta 70.000 millones de dólares en deuda, incluyendo la deuda de sus empresas de servicios públicos.
La semana pasada, en un intento de evitar la ruina financiera, el gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, firmó un proyecto de ley que autoriza la venta de 3,5 millones de dólares en bonos de obligación general libres de impuestos. Incluso si la subasta se realiza correctamente, los bonos se consideran muy arriesgados.
En otras palabras, si pensabas que Detroit estaba en problemas, Puerto Rico está mucho peor, sobre todo por esta razón: a diferencia de Detroit, la isla no puede solicitar la protección de la corte de bancarrota. Esa opción es solo para municipios y Puerto Rico es un territorio no incorporado.
En el 2012, los puertorriqueños abrumadoramente emitieron su voto a favor de convertirse en el 51° estado norteamericano, con la esperanza de que esto podría ayudar a aliviar los problemas económicos del territorio. Pero la votación no fue vinculante y nunca llegó a ninguna parte en Washington.
Para Miranda, conseguir un trabajo no fue el único factor en su decisión de partir de Puerto Rico. El aumento de los costos de los servicios públicos, alquiler, gas y peajes también influyeron.
«Cuando estaba en casa, compartía un apartamento con otros seis estudiantes y aún así mis gastos se llevaban el 70% de mi salario. Era sencillamente imposible», dijo Miranda.
Aunque el costo de vida en la ciudad de Nueva York es más del doble que la media nacional, el costo de vida en Puerto Rico no es el mejor escenario para un universitario recién graduado. Por ejemplo, los servicios públicos mensuales incluyendo la electricidad, calefacción y agua cuestan alrededor de 246 dólares en Puerto Rico, frente a los 161 dólares en Nueva York.
«El costo de vida depende por completo de dónde vivas en Puerto Rico, porque aunque existe la clase media, muy pocos entran en esta categoría», señaló Marazzi, «La clase media tiene que gastar mucho más dinero para tener calidad de vida».
Por ejemplo, hace dos años muchos puertorriqueños habían invertido en depósitos de agua tras las serias sequías que afectaron el suministro de agua. El costo de compra y mantenimiento de un depósito de agua no es algo de lo que la gente de Estados Unidos tenga que preocuparse, añadió Marazzi.
También, el suministro eléctrico no es tan fiable en Puerto Rico como en Estados Unidos, por los que los puertorriqueños tienen que pagar más para proteger sus televisores y computadoras.
El suministro de electricidad se interrumpe durante un microsegundo todos los días en Puerto Rico y a los aparatos electrónicos no les hace bien eso. Así que, a cualquier persona con un aparato electrónico le conviene invertir en una fuente de suministro universal, el cual aquí tiene un costo de más o menos 100 dólares», dijo Marazzi.
Los puertorriqueños no solo se mudan a Nueva York, a donde muchos han emigrado en el pasado. También se van a Florida, Carolina del Norte, Virginia… a cualquier parte donde haya trabajo.
«Desde el siglo XX, los puertorriqueños han contribuido a crear lo que algunos estudiosos llaman ‘El Nuevo Sur'», dijo Edwin Meléndez, director del Centro de Estudios Puertorriqueños de Hunter College en Nueva York. «Con la afluencia de los hispanos, el sur es cada vez más diverso».
La última llegada de puertorriqueños incluye a personas principalmente entre las edades de 20 y 40, dijo.
«Las familias y los niños pequeños están emigrando también, básicamente hogares enteros se están mudando», comentó Meléndez.
Mientras que muchos puertorriqueños que emigran a Estados Unidos son jóvenes, profesionales educados como Miranda, también incluye a personas de todo el espectro socioeconómico, según el Centro de Estudios Puertorriqueños, que examina el fenómeno de la migración.
«En Puerto Rico, hay un punto de vista generalizado en relación a que hay una ‘fuga de cerebros’ debido a que muchos jóvenes profesionales se han ido», manifestó Meléndez, «pero no son los únicos que se van».
«También los jornaleros y sus familias. No se encontró ninguna sobrerrepresentación de un cierto tipo de gente».
El sistema educativo de Puerto Rico gasta cerca de 8.000 dólares anualmente por estudiante, de acuerdo al Departamento de Educación. Y mientras que eso no es tan alto como el de Estados Unidos, que gasta un promedio de 10.000 dólares por estudiante, sigue siendo una pérdida significativa para Puerto Rico, particularmente debido a que se enfrenta a una importante crisis económica.
Cada puertorriqueño con educación universitaria que establece una carrera en otro lugar es una gran pérdida para la mancomunidad, explicó el analista político puertorriqueño Jay Fonseca en una entrevista con CNN en Español.
«¿Por qué invertir tanto tiempo y dinero en un estudiante en Puerto Rico para que luego se vaya a Estados Unidos y contribuya a la sociedad en otro lugar?», dijo Fonseca.
Incluso hay un proceso de selección activa de las organizaciones con sede en Estados Unidos, como los departamentos de policía, asociaciones de enfermeras y hospitales, que vienen a Puerto Rico en busca de futuros empleados, comentó Marazzi.
«No solo reclutan a los mejores candidatos bilingües sino que ayudan a diversificar la fuerza laboral en Estados Unidos, por supuesto, para su beneficio», dijo Marazzi.
Es un proceso sencillo teniendo en cuenta que todos los puertorriqueños, nacidos en el territorio de la isla o en el continente, son ciudadanos estadounidenses.
Marazzi añadió que no es solo el dinero lo que está haciendo que los residentes abandonen la isla.
«También es una oportunidad de trabajar en un campo de clase mundial que se preocupa por su profesión. Pero es lamentable que Puerto Rico no pueda hacer mucho por el talento que produce «, dijo.
Miranda cuenta que su decisión de mudarse a Puerto Rico no era solo para aliviar su situación actual: sabía que iba a tener más oportunidades de carrera a largo plazo en Nueva York que si se quedaba en Puerto Rico.
Según Meléndez, la probabilidad de que Miranda regrese a Puerto Rico es mínima, debido a que muchos puertorriqueños que emigran al continente se establecen y se quedan.
Sin embargo, Miranda dijo que no ha renunciado a su objetivo de mejorar las cosas en casa.
«Al ver la forma en que opera la ciudad de Nueva York te hace darte cuenta de lo que le hace a Puerto Rico y me dan ganas de volver a hacer las cosas de manera diferente», manifestó Miranda.
«Pero eso no depende de nosotros, depende de si el gobierno de Puerto Rico nos permitirá contribuir en la reconstrucción de nuestro país».
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