Corea del Norte reforzó sus posiciones militares, reveló la inteligencia de Seúl, en un movimiento que llega tras el envío de bombarderos de Estados Unidos cerca de sus costas y después de que el canciller norcoreano asegurara que Washington declaró “la guerra” a su país.
El Servicio Nacional de Inteligencia (NIS) detalló al comité parlamentario surcoreano encargado de asuntos de espionaje los movimientos militares norcoreanos tras el vuelo de bombarderos estratégicos B-1b y cazas F-15 estadounidenses el fin de semana sobre aguas del Mar de Japón (“Mar del Este” en las dos Coreas).
La conclusión del NIS por el momento es que Corea del Norte ha “reforzado” las defensas en su costa oriental y “reajustado” las posiciones de sus aviones militares en esta zona tras la furtiva operación ejecutada por el Pentágono entre el sábado y el domingo pasados.
En una nueva prueba de fuerza, Washington envió este escuadrón de aeronaves, habitualmente estacionadas en sus bases de Guam y Japón, a las cercanías de la península coreana, aunque esta vez lo hizo en un horario poco habitual: en torno a la medianoche.
Según el Pentágono, la operación supuso el máximo que un avión militar estadounidense se ha acercado a territorio norcoreano en lo que va de siglo y se ejecutó para enviar “un mensaje claro de que el presidente (Donald Trump) tiene muchas opciones militares para derrotar cualquier amenaza”.
Tal y como explicó el NIS a los parlamentarios surcoreanos, la maniobra de Washington pareció servir además para medir la reacción de Pyongyang, ya que el ejército norcoreano no respondió con movimiento alguno a la aproximación de los aparatos.
El Norte puede haber sido incapaz de emprender ninguna acción ya que su radar u otros sistemas no pudieron detectar con claridad el vuelo”, explicó el presidente del comité parlamentario de inteligencia, Lee Cheol-woo, en declaraciones recogidas por la agencia Yonhap.
La hora a la que se realizó la operación pudo poner de relieve que el sistema de alerta temprana de Corea del Norte, que se cree tiene un alcance de 600 kilómetros, no estaría a pleno rendimiento por la limitación del suministro eléctrico nocturno en el aislado país asiático.
Sin embargo, otra opinión en el seno del NIS es que Pyongyang pudo optar por no mover un dedo para evitar cualquier error de cálculo, ya que el vuelo se realizó en todo momento en espacio aéreo internacional.
En todo caso, el canciller norcoreano, Ri Yong-ho, prefirió usar la retórica encendida el lunes en Nueva York -donde asistió a la Asamblea General de Naciones- y aseguró que su Gobierno se reserva “el derecho a derribar bombarderos estratégicos estadounidenses, aunque no estén dentro del espacio aéreo” nacional.
Ri se amparó en que Pyongyang estaría legitimado para actuar de esta manera porque las últimas palabras del presidente de Estados Unidos, que amenazó ante la ONU con “destruir totalmente Corea del Norte”, suponen una “declaración de guerra” contra su país, algo que Washington negó a continuación de manera rotunda.
La de Ri es la última subida de tono dentro del duro intercambio dialéctico que mantienen Washington y Pyongyang y que ya escenificaron con dureza la semana pasada los líderes de ambos países, Donald Trump y Kim Jong-un.
Esta escalada verbal, unida a las continuas pruebas de armas norcoreanas y las demostraciones de fuerza con las que Corea del Sur y Estados Unidos responden a estos test, ha disparado la tensión en torno a la península coreana en el último año.
Por su parte, Pekín, la potencia más cercana a Pyongyang y su principal socio comercial, quiso hacer un nuevo llamado a la calma tras las palabras de Ri.
Un portavoz del Ministerio de Exteriores chino aseguró que “la guerra dialéctica entre Corea del Norte y Estados Unidos ha llamado la atención, pero también hemos visto que Estados Unidos ha negado claramente que haya una declaración de guerra”.
El portavoz añadió que un conflicto entre ambos países “no tendría ganadores y sería una tragedia también para los vecinos de la región”.
Campos de detención: el terrible plan de Trump contra los migrantes
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a encender las alarmas en el ámbito migratorio al adelantar un plan que, de concretarse, marcaría un giro radical en la política de deportaciones de Estados Unidos. Sus recientes declaraciones apuntan a la creación de un sistema masivo de detención y expulsión, respaldado por el ejército, lo que ya ha generado controversia entre expertos, activistas y políticos de todas las esferas.
Una emergencia nacional para deportaciones masivas
Trump, quien regresará a la Casa Blanca en 2025, reafirmó en la plataforma Truth Socialque su administración estaría preparada para declarar un estado de emergencia nacionalcon el objetivo de enfrentar lo que ha llamado «una invasión permitida por Joe Biden».
Esta declaración se suma a los comentarios de Tom Fitton, director de la organización conservadora Judicial Watch, quien sugirió que se utilizarían recursos militares para implementar un programa de expulsiones masivas. El expresidente respondió tajantemente: «¡Es verdad!».
El alcance de este plan incluye el despliegue de la Guardia Nacional y, si es necesario, tropas federales. «La Guardia Nacional debería ser capaz de encargarse de las deportaciones; si no, usaría el ejército», afirmó Trump en una entrevista con Time en abril.
Durante su presidencia, Trump endureció significativamente las políticas migratorias, pero sus nuevas propuestas revelan un nivel de agresividad sin precedentes. A esto se suma, la idea de establecer «campos de detención» en Texas, en donde se albergaría a los migrantes antes de ser deportados.
Texas ofrece tierras para la construcción de campos de detención masiva
La comisionada de la Oficina General de Tierras de Texas, Dawn Buckingham, ha propuesto una medida que podría convertirse en el primer paso hacia la creación de campos de detención en la frontera sur de Estados Unidos.
En una carta dirigida al presidente electo Donald Trump, Buckingham ofreció al gobierno 567 hectáreas de tierra ubicadas en el condado de Starr, cerca de Rio Grande City, para la construcción de instalacionesdestinadas a procesar, detener y deportar a migrantes de manera masiva.
Este terreno, que actualmente se utiliza para cultivos agrícolas como cebollas, canola y maíz, sería destinado a albergar campos de detención, una propuesta que ha generado gran controversia en medio del debate migratorio.
Buckingham destacó que la Oficina General de Tierras de Texas está lista para colaborar con el Departamento de Seguridad Nacional y otras agencias federales para hacer realidad este proyecto, el cual se alinea con los planes de Trump para reforzar las políticas de deportación y control fronterizo.
Sheinbaum reacciona a deportaciones masivas y campos de detención
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, expresó su desacuerdo con laspolíticas migratorias propuestas por Donald Trump, especialmente en relación con la posible deportación masiva de migrantes y la construcción de campos de detención en la frontera sur de Estados Unidos.
Durante su conferencia de prensa mañanera, Sheinbaum destacó que su gobierno no acepta que los migrantes sean tratados como criminales, subrayando que existen instituciones de justicia para abordar estos temas de manera adecuada.
«Primero, evidentemente no estamos de acuerdo en que se trate a los migrantes como criminales, para eso existen las instituciones de justicia en cualquier lugar del mundo», afirmó la mandataria, quien también enfatizó la relevancia de la contribución de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos.
En este sentido, Sheinbaum detalló que su administración tiene cuantificados los beneficios que estos migrantes aportan al país vecino, tanto a nivel laboral como en términos de impuestos.
Como parte de las preparaciones para un posible cambio de administración en Estados Unidos, Sheinbaum informó que su gobierno trabaja en un plan para enfrentar la eventualidad de deportaciones, asegurando que, en caso de que se den, México está listo para recibir a los connacionales deportados.
«En caso de que hubiera deportaciones nosotros vamos a recibir a las y los mexicanos, tenemos un plan para ello, pero vamos a trabajar previo a ello que no tienen por qué deportarse a nuestros connacionales, que al contrario, benefician incluso la economía de Estados Unidos», añadió.
Además, la mandataria anunció que, en los próximos días, se celebrará una reunión con su gabinete para definir los temas clave que se tratarán con el equipo de Trump una vez que este asuma la presidencia, entre los que se incluyen la seguridad, el Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), así como cuestiones culturales y de amistad bilateral.