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Salud y Bienestar

Qi gong: práctica que mejora la actitud y la salud

Se escribe Qi Gong y se pronuncia Chi Kung. Esta práctica con el paso del tiempo ha cobrado mayor popularidad debido a que es una espléndida joya del tesoro de la Medicina Tradicional China y se conoce como Terapia de la Respiración o El poder del Aliento. Según Patricia Vigil, instructora de Chi Kung en el Centro Hung de Torreón, esta técnica integra al cuerpo, a la respiración y a la mente.

“Hay cientos de sistemas del Chi Kung, muchos son enfocados a la salud y al tratamiento de algunas enfermedades sobre todo en China. Aquí en Occidente algunos hospitales ya están haciendo áreas de Medicina Integrativa y ya lo están incluyendo”, señala Vigil.

Chi Kung se encuentra compuesto por medio de dos ideogramas: Chi, que se refiere a la energía vital en todo el universo, subyacente en todo lo material y en lo no sustancial. Mientras que Kung, se define como trabajo, algo que se realiza con disciplina y tiempo de práctica. Esta definición, en conjunto representa la diversidad de técnicas que comprenden la mente, la respiración y además, el ejercicio físico.

El Chi Kung se practica con objetivos orientados al mantenimiento de la salud, pero también y especialmente en China se prescribe en tratamientos terapéuticos específicos.

A través de esta práctica, se dice que se pueden prevenir enfermedades tales como la diabetes, padecimientos del corazón, la obesidad, el cáncer de mama, de próstata, el asma, el Virus de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH), entre otros. Lo anterior debido a que se van incorporando hábitos alimenticios y de estilo de vida, razón por la que el Chi Kung está especialmente indicado.

Y es que según la Medicina Tradicional China, la enfermedad aparece siempre por un desequilibrio energético. Un terapeuta de medicina china, detecta estos desequilibrios antes de que la enfermedad aparezca y por medio de la acupuntura, la herbolaria, la moxibustión o proponiendo al paciente ciertos ejercicios de Chi Kung se restablece el equilibrio en el cuerpo y se previene la enfermedad.

Esta actividad, brinda una gran cantidad de beneficios a quien lo practica debido a que contribuye a equilibrar todos los sistemas, relaja los músculos, acondiciona los tendones y ligamientos, estimula los órganos internos, ofrece vitalidad y mejora el estado de salud. El practicante aprende a relajarse y a moverse conscientemente llevando su cuerpo por trayectorias y posturas específicas que lo regulan.

La respiración es la base para tener acceso a niveles más sutiles, la capacidad respiratoria se hace más amplia y aumenta el absorción de oxígeno. Con la práctica regular, el individuo es capaz de identificar las tensiones, relajarse y liberar el estrés.

Según Vigil, los ejercicios de Chi Kung contribuyen a ayudar a los practicantes a relajar las tensiones del cuerpo, además de acondicionar y tonificar el cuerpo.

La instructora agrega que el Chi Kung puede ser practicado desde temprana edad. “Se tiene la mala creencia de que es para gente adulta pero se puede hacer desde niños, lo que pasa es que cuando son muy pequeños no tienen la concentración, pero pueden empezar por el movimiento y poco a poco ya van integrando la respiración y la atención en el cuerpo”, destaca.

El Chi Kung mejora la actitud y la salud de las personas porque los ejercicios deshacen los bloqueos que puedan llegar a existir en el cuerpo, promoviendo una circulación efectiva de esta energía a todas las células del organismo.

Antes de empezar a practicar el Chi Kung, usted debe saber que hay muchos tipos y que se aplican para diferentes objetivos como:

· Mantener un buen estado de salud y potenciar los sistemas fisiológicos y órganos internos.

· Sirve como coadyuvante en la sanación de enfermedades.

· Regular la energía de los meridianos, transformar las emociones conflictivas y aumentar la longevidad y la paz interior.

· Promover el desarrollo de la sabiduría por medio del cultivo de las cualidades para alcanzar el estado iluminado o despierto de la inmortalidad.

Fuente: El Siglo de Torreón

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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