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Cine

¿Qué significan las tres últimas palabras de la película «Roma»?

Algunos de nosotros tenemos la mala costumbre, a la que no son dadas las personas impacientes, de quedarnos a ver los créditos de las películas antes de salir del cine. Las escenas que intercalan ahí en cada obra del Universo Cinematográfico de Marvel justifica sobradamente hacerlo, pero no es lo habitual. En cualquier caso, con la banda sonora aún en nuestros oídos, solemos aprovechar para darle vueltas a lo que acaban de mostrarnos y, si los hay, para intentar cazar algún detalle curioso, que no se nos escape. Y eso fue lo que nos encontramos al final de los créditos de Roma, el friunfante filme del mexicano Alfonso Cuarón (Harry Potter y el prisionero de Azlkaban), que tiene muchas papeletas de conseguir algún que otro Óscar esta temporada.

«Shantih Shantih Shantih» es un mantra védico, transcrito del sánscrito, que significa: «Paz, paz, paz»

Justo después de contemplar lo que en otras películas sería el desfile de los créditos sobre un fondo negrísimo, y aquí son impresiones blancas sobre el cielo que cubre la colonia de Ciudad de México recortado contra la azotea de la casa de la familia protagonista, con los aviones del cercano corredor aéreo surcándolo, aparece el título y, a continuación, una palabra repetida tres veces: “Shantih Shantih Shantih”. Es la transcripción del sánscrito al alfabeto occidental de un mantra védico que significa: “Paz, paz, paz”, que Cuarón ya había utilizado por partida doble en Children of Men (2006) y que, verdaderamente y obviando sus connotaciones espirituales, en Roma parece mucho más adecuado por la la matanza de Corpus Christi en junio de 1971 que muestra el filme y, en general, por la violencia cotidiana que sufren los mexicanos en su país.

Fuente: Hipertextual

Cine

Expertos denuncia un gran error histórico de Napoleón de Ridley Scott

   MADRID – Napoleón de Ridley Scott llega a los cines este viernes 24 de noviembre. Joaquin Phoenix da vida al líder militar francés en la cinta, que ya ha recibido diversas críticas por su presunta falta de rigor histórico. Unas acusaciones que, el propio director ha calificado de «absoluta giliipollez», pero que siguen llegando.

   En una escena del filme se puede ver cómo las tropas francesas lideradas por el emperador disparan con cañones contra las pirámides de Giza, algo que aparentemente nunca ocurrió. «No sé si él hizo eso. Pero fue una forma rápida de decir que tomó Egipto», declaró Scott a Times of London.

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   No hay evidencia de que los invasores franceses lanzaran artillería contra las pirámides, o de que las tropas de Napoleón dispararan a la nariz de la Esfinge. «Por lo que sabemos, Napoleón tenía en alta estima la Esfinge y las pirámides y las utilizó como medio para impulsar a sus tropas a una mayor gloria», ha declarado a New York Times Salima Ikram, profesora de Egiptología en la Universidad Americana de El Cairo. «Definitivamente no disparó», añadió.

   Algunos historiadores han criticado a Scott, pero al menos otros esperan que Napoleón genere interés en los acontecimientos reales que inspiraron la película. Y aunque Napoleón no disparó a las pirámides, su invasión de Egipto tuvo un profundo efecto en la herencia cultural egipcia. «En última instancia, la campaña es una derrota: los franceses pierden y son expulsados«, explicó Alexander Mikaberidze, profesor de la Universidad Estatal de Luisiana en Shreveport especializado en historia napoleónica.

   La campaña francesa en Egipto de 1798 a 1801 fue impulsada por las ambiciones coloniales de Napoleón, pero, además, tomó la decisión de invitar a más de 160 expertos en campos como la botánica, la geología, las humanidades y otros para acompañarle en la invasión. «Había un interés real por parte de los expertos y, creo que por extensión, un interés real por parte de Napoleón por poder comprender estas cosas a las que los europeos no habían tenido acceso ilimitado desde el período clásico», dijo Andrew Bednarski, académico de la Universidad Americana de El Cairo que se especializa en egiptología e historia del siglo XIX. En su esfuerzo por documentar el vasto patrimonio arqueológico de Egipto, los estudiosos franceses se apoderaron de muchos elementos importantes, incluida la Piedra Rosetta, una roca con inscripciones en tres idiomas que resultó fundamental para descifrar los antiguos jeroglíficos egipcios. La piedra y muchos otros botines terminaron en manos británicas después de que cayera el control francés sobre Egipto en 1801. Para entonces, Napoleón había regresado a Francia.

Tras la fallida campaña, la noticia de las maravillas culturales que escondían los desiertos de Egipto se extendió por toda Europa e impulsó una nueva ola de egiptomanía global. Este apetito insaciable por las antigüedades egipcias ha dado lugar a siglos de exploración, excavación y expolio de la vasta cultura de la región. Desde la invasión de Napoleón, buscadores y comerciantes han sacado de Egipto innumerables tesoros, muchos de ellos a través de canales clandestinos y abiertamente criminales.

Como resultado, muchos de los elementos más icónicos del Antiguo Egipto, incluida la mencionada Piedra Rosetta y el busto de Nefertiti, se encuentran en museos y colecciones privadas lejos de su país de origen.

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