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Opinión

¿Qué sigue entonces? Por Caleb Ordóñez T.

“¿Qué sigue entonces?” Pregunta Marcelo Ebrard en sus redes sociales. Un último tirón en su complicada campaña.

Caleb Ordoñez T.

Caleb Ordoñez T.

Las elecciones internas entran a su última etapa y el panorama ya va aclarándose y parece que no habrá sorpresas.

Lo que llama la atención es que el PAN ha perdido durante este proceso, la capacidad de arrollar al PRI dentro del Frente Amplio y ahora el priísmo que parecía estar destinado a la extinción hace apenas algunos meses, logra posicionarse en la figura de Beatriz Paredes quien definitivamente no llegará a la candidatura, logra convertir a su partido en el mayor ganador político, por la cantidad de candidaturas a la cámara de diputados y senadurías que podría negociar, por la sorprendente popularidad que logró levantar la traxcalteca.

Por otro lado, el camino de Marcelo Ebrard se ve cada vez más alejado de la candidatura morenista. El Senado podría ser su única alternativa si decide quedarse en el Morena.

El levantarle la mano a Sheinbaum podría representarle, convertirse en el número dos de la neo-4T. Algo parecido a lo sucedido con Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones en 2012, cuando el ex senador decidió alejarse de la candidatura, fortaleciendo así el triunfo del PRI.

Y así sigue preguntándonos Ebrard “¿Qué sigue entonces? el mismo responde: Claudia representa un estancamiento sin rumbo. Mientras que él, es un “plus” a la actual 4T. ¿Le funcionara está ultima etapa agresiva? La realidad es que los números no han logrado cambiar rumbo al próximo domingo que cierran precampañas las corcholatas.

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Opinión

Faroleando. Por Raúl Saucedo

Bluf entre discursos

El póker y la geopolítica comparten una característica esencial: el arte del engaño. En ambos, el «bluf» (la capacidad de proyectar una imagen de fuerza o determinación que no se corresponde con la realidad) puede ser una herramienta poderosa para obtener ventajas.
Los líderes mundiales, al igual que los jugadores de póker experimentados, recurren al «bluf» para mejorar sus posiciones estratégicas, económicas e incluso militares.
Un ejemplo clásico es la Crisis de los Misiles de Cuba en 1962. Tanto John F. Kennedy (USA) como Nikita Khrushchev (URSSS) utilizaron el «bluf» para presionar al otro. Kennedy, al imponer un bloqueo naval a Cuba, proyectó una imagen de firmeza dispuesta a llegar a la guerra. Khrushchev, por su parte, faroleó con la capacidad nuclear soviética, amenazando con una respuesta devastadora. En realidad, ambos líderes buscaban evitar un conflicto nuclear, pero el «bluf» les permitió llegar a un acuerdo que satisfizo, al menos en parte, sus intereses.
El «bluf» no se limita a situaciones de crisis. En el ámbito económico, los países pueden utilizarlo para obtener mejores condiciones en negociaciones comerciales. Un gobierno puede amenazar con imponer aranceles a productos extranjeros, a sabiendas de que dicha medida perjudicaría también a su propia economía. Sin embargo, la amenaza, si se percibe como creíble, puede ser suficiente para que el otro país ceda en sus demandas.
En el ámbito militar, el «bluf» puede consistir en exagerar la capacidad bélica propia o minimizar las debilidades. Un país puede realizar demostraciones de fuerza (desfiles militares, pruebas de misiles) con el objetivo de disuadir a potenciales adversarios. Esta estrategia, conocida como «disuasión por el miedo», se basa en la idea de que un enemigo percibido como poderoso será menos propenso a atacar.
Sin embargo, el «bluf» es una herramienta arriesgada. Si se descubre el engaño, la credibilidad del líder o del país puede verse gravemente dañada. Un «bluf» fallido puede incluso provocar el efecto contrario al deseado, incentivando al adversario a actuar de forma más agresiva.
En la era de la información, el «bluf» se vuelve aún más complejo. La proliferación de medios de comunicación y redes sociales dificulta controlar la narrativa. Un «bluf» puede ser rápidamente desmentido por periodistas, analistas o incluso ciudadanos con acceso a información.
A pesar de los riesgos, el «bluf» seguirá siendo una herramienta fundamental en la geopolítica. En un mundo donde la información es poder, la capacidad de manipular la

percepción de la realidad puede ser la clave para alcanzar los objetivos de una nación. Los líderes mundiales, como jugadores de póker con las cartas boca abajo, continuarán faroleando en el escenario mundial, buscando obtener la mejor mano posible para sus países.
La aportación de esta semana viene a colación de los últimos acontecimientos de la semana donde las declaraciones del próximo presidente de USA ha causado que el bluf internacional crezca con fines de negociación tanto económicos como militares.
A 5 semanas de que acabe el año y el próximo 20 de enero a la vuelta de la esquina, el Faroleo en el poker internacional está subiendo las apuestas, mientras tanto los jueves de flamenquito aligeran la incertidumbre de lo que viene.

@Raul_Saucedo

rsaucedo@uach.mx

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