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¿Qué tanto usas Facebook para espiar a tu ex?

Hay quien dice que ¡El Facebook es el demonio! porque termina relaciones, infunde dudas, rencores, genera envidias, produce una aparente sensación de compañía y de popularidad que no necesariamente es verdadera.

El poder de esta red social es fácil de imaginar cuando pensamos en que más de 900 millones de personas alrededor del mundo son usuarios.

¿Pero para qué creen que usan el face una tercera parte de las personas que pertenecen a él? ¡Espiar a los ex novios!.

Según un estudio de la Universidad de Brunel, en Londres, el Facebook se usa para monitorear las actividades de las ex parejas y a su nueva novia o novio.

Hecho muy tentador que incluso tiene un discurso socialmente aceptado de «madurez». Pero por inocente que parezca, dicen los científicos, tiene efectos emocionales y psicológicos son más desastrosos.

El estudio publicado en la revista «Ciberpsicología y comportamiento en redes sociales» evaluó los efectos del contacto con los ex y la vigilancia en Facebook al monitorear actividad, fotos y comentarios.

La metodología consistió en el monitoreó a 464 usuarios de Facebook y se evaluó su recuperación de la ruptura con su pareja cuando mantienen contacto por Internet.

Dentro de las conclusiones a las que llegaron esta que aunque se pudiera pensar que no es tan malo como verse, resulta que el simple hecho de ver lo que la otra persona hace aún sin hablar sí retrasa el proceso de recuperación y alarga la depresión de todo duelo.

Esta actividad aumenta los sentimientos negativos, incrementa la frustración y la soledad.

Se convierte así nuestro perfil en un centro de vigilancia para parejas y ex parejas.
Las nuevas tecnologías han cambiado la forma de relacionarse incluso en detalles tan personales como éste.

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Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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