Este jueves por la noche se dio a conocer la muerte del artista plástico Francisco Toledo, quien no sólo fue reconocido por su trabajo artístico, sino por ser un defensor de las tradiciones y cultura oaxaqueña, así como por manifestarse a favor de distintas causas sociales.
Toledo también destacó por su activismo social en defensa de la cultura y tradiciones de Oaxaca.
Toledo nació en Juchitán, Oaxaca en 1940, a los 14 años inició sus estudios de grabado en el taller de Arturo García Bustos, posteriormente ingresó al Taller Libre de Grabado de la Escuela de Diseño y Artesanías del Instituto Nacional de Bellas Artes.
A principios de la década de 1960 exhibió su obra en Texas, también viajó a París para perfeccionar su técnica de grabado, en 1965 regresó a México con una nueva perspectiva estética.
Entre su activismo y defensa de la cultura, en 2002 se manifestó en contra de la instalación de una sucursal de una cadena de hamburguesas en pleno Centro Histórico de Oaxaca, como uno de los actos de protesta organizó una tamaliza.
La desaparición de los 43 normalista de Ayiotzinapa no fue indiferente para el artista, en diciembre de 2014 con la ayuda de trabajadores del Taller Arte y Papel de San Agustín Etla, elaboró 43 papalotes, cada uno con el rostro de uno de los estudiantes.
Fue un pilar de la cultura oaxaqueña y se convirtió en uno de los personajes más influyentes en la vida política de Oaxaca
Con la ayuda de niños de varias escuelas y de visitantes del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) los pusieron a volar en el andador turístico de la capital oaxaqueña.
“Si a los estudiantes se les busca bajo tierra, también hay que buscarlos en los aires”, dijo en aquella ocasión.
En enero de 2015 Francisco Toledo vendió toda su colección del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) al Instituto Nacional de Bellas Artes, sus 125 mil obras fueron vendidas por un peso.
Cuando hizo aquella venta simbólica dijo que al tener 74 años se estaba preparando para “dejar todo en orden”.
Recientemente, apoyo a los damnificados por los sismos de 2017 en su natal Juchitán, para que pudieran reconstruir viviendas, además de ayudar a las vendedoras de totopos que perdieron su herramienta de trabajo debido a esta situación.
Queman edificio por escasez de medicamentos para el VIH en Polanco
Integrantes de diversos colectivos vandalizan las instalaciones de la Secretaría de Salud, hoy en el marco del Día Mundial de la Lucha contra el Sida, en la Ciudad de México. Créditos: EFE/ Isaac Esquivel
Personas con VIH quemaron el Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH y el sida (Censida) para denunciar la escasez de medicamentos.
Ciudad de México.- Activistas que viven con VIH quemaron este viernes, en el marco del Día Mundial de la Lucha contra el Sida, el vestíbulo de la dependencia de la Secretaría de Salud mexicana, donde está el Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH y el sida (Censida) para denunciar la escasez de medicamentos.
Convocados por la organización VIHve Libre, que ofrece apoyo comunitario a personas con el virus, una decena de asistentes lanzaron piedras contra el edificio, ubicado en la colonia (barrio) Polanco de Ciudad de México, y pintaron sus cristales con proclamas como ‘El VIH no es un crimen’ o ‘Mi vida no es un puto juego’.
A la concentración también acudieron representantes de Infancias VIHsibles, una asociación que brinda soporte a niños con el virus y que trabaja para darles visibilidad.
Algunos manifestantes prendieron fuego a tres sofás en el vestíbulo debido a que, según fuentes de la organización convocante, no consiguieron hablar con la directora de Censida, Alethse de la Torre Rosas, pese al compromiso de un representante de la Secretaría de que así sería.
Acudieron agentes de la Policía y una dotación de los bomberos a apagar el incendio, que empezaba a afectar el techo de la primera planta.
«Visibilizar la negligencia» de Censida
«El objetivo de la concentración es visibilizar toda la negligencia y todo lo que no está haciendo Censida», explicó el director de VIHve Libre, Alaín Pinzón, en declaraciones a EFE.
Tachó a los funcionarios del órgano de «servidores públicos negligentes» que no están «haciendo nada» para abordar el VIH y el sida en México.
Entre otras, Pinzón denunció «la falta de prevención a nivel nacional» y que «el programa de PrEP (profilaxis pre-exposición) está totalmente en pañales en muchos estados», además del «desabasto de medicamento antirretroviral», una problemática que ha existido «siempre», pero que se agudizó a partir de 2019.
El activista advirtió que esto «se debe a que (el Gobierno) compra medicamento, pero no lo distribuye», pues «no hay una cadena de suministro completa».
«Lo que se puede arreglar con un medicamento todos los días a la misma hora se tiene que arreglar, en muchas ocasiones, con una hospitalización», lamentó.
Por otro lado, Pinzón catalogó de «parche» la propuesta de una superfarmacia del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en la que espera tener todos los medicamentos de la sanidad pública.
«¿Por qué hacer una superfarmacia y no llevar medicamento a las farmacias que ya existen? ¿Por qué en Ciudad de México?», se preguntó, pues hay otras zonas del país donde también hay un «desabasto importante», dijo.
A su vez, la fundadora de Infancias VIHsibles, Sara Zepeda, explicó a los medios que, «43 años después, se sigue creyendo que el VIH se concentra en las poblaciones de riesgo», cuando es un virus que puede afectar «a toda persona que ejerza su vida sexual».
Reclamó al Gobierno federal que se ofrezca a las personas embarazadas una prueba de detección del VIH o que se practique este test periódicamente a los niñas y niños, entre otras medidas para convertir la lucha contra el virus en una «prioridad».
Finalmente, Pinzón sostuvo que el «mayor reto» que tiene México por delante «es que las autoridades se pongan a trabajar y que nos vean como personas, no como una cifra».