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¿Quién fue Alfonso Iturralde, actor que falleció a los 73 años?

Alfonso Iturralde, actor mexicano falleció este martes 25 de julio a la edad de 73 años de edad, así lo confirmó la Asociación Nacional de Intérpretes de México (ANDIM), quien además reconoció su amplia trayectoria en cine, teatro y televisión, recordado por su participación en telenovelas como “Rebelde”, “La fuerza del destino” y “Marimar”.

El deceso de Alfonso Iturralde llega tras la muerte de otros grandes artísticas de la pantalla chica en México como fueron: Rebecca Jones, Xavier López “Chabelo”, Talina Fernández y Andrés García.

¿Quién fue Alfonso Iturralde, actor que falleció a los 73 años?

Alfonso Iturralde, nació un 10 de octubre de 1949 en Mérida, Yucatán. Su trayectoria artística la inició en los años 80´s, donde se le vio en repetidas ocasiones en telenovelas. Fue hasta los años 90´s, cuando sus participaciones comenzaron a resonar y tener éxito a nivel internacional con melodramas como “Marimar”, donde interpretó a un villano de nombre Renato Santibáñez.

En el año 2000 otro de sus grandes éxitos en su trayectoria fue con la telenovela “Bajo la misma piel”, donde volvió a resonar en la televisión mexicana.

Las telenovelas en las que participó fueron:

  • El hogar que yo robé
  • La Pasión de Isabela
  • Tiempo para amar
  • Marimar
  • RBD
  • Entre la vida y la muerte
  • La Culpa
  • Bajo la misma piel
  • La fea más bella’
  • Al diablo con los guapos
  • La fuerza del destino
  • La tempestad

¿Sabías qué?, el actor mexicano tuvo participaciones en los últimos meses de su vida en programas como: ‘Médicos línea de vida’, ‘Esta historia me suena’, ‘Como dice el Dicho’ y ‘La Desalmada’, donde dejó otro granito de alegría y conocimiento con sus compañeros que lo vieron hasta sus últimos proyectos.

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La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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