Asociaciones en defensa de las trabajadoras del campo en EU celebraron una sentencia que obliga a una compañía agrícola a compensar con más de 17 millones de dólares a cinco empleadas mexicanas que sufrieron abuso sexual y represalias.
El caso se remonta a 2014, cuando las cinco trabajadoras agrícolas presentaron una demanda por acoso sexual y amenazas contra dos propietarios y un capataz de la compañía Moreno Farms, con sede en Florida y dedicada al embalaje de tomate, berenjena y calabaza.
Esta “puede ser la sentencia que enseñe a los rancheros que la nueva era de la industria es de tolerancia cero con los abusos de las trabajadoras del campo, ya sea verbal o físico”, resaltó Lucas Benítez, directivo de la Coalición de Trabajadores de Immokalee, en el condado de Collier.
Las cinco mexicanas recibirán 17.4 millones de dólares como compensación por los daños sufridos, según la demanda presentada por la Comisión de Oportunidades e Igualdad en el Empleo (EEOC) contra dos hijos del dueño de Moreno Farms y un capataz supervisor.
La sentencia resulta “muy positiva porque manda un mensaje a la industria en general” sobre la importancia de “poner atención a lo que pasa en los ranchos”, agregó Benítez.
“Por fin se está haciendo justicia con esta sentencia. Es fenomenal” porque la decisión judicial conlleva que “muchas otras mujeres pierdan el temor a hablar, por ejemplo, en los campos de Homestead (localidad aledaña a Miami), ante los frecuentes acosos sexuales que sufren”, dijo a Efe Levis Torres, coordinador en el grupo We Count! de los derechos laborales de los inmigrantes.
Muchas de las trabajadoras del campo, dijo Torres, proceden de países donde estos delitos “no son castigados prácticamente y creen que aquí (en EE.UU.) es lo mismo”.
Pero ahora, este “precedente puede frenar los casos de abuso sexual” y abrir los ojos a las trabajadoras agrícolas”, de manera que “vean que no están solas”, precisó.
De acuerdo con la demanda presentada por la EEOC, los dos hijos del propietario de Moreno Farms, empresa ya cerrada, y el supervisor solían tocar a las mujeres y amenazarlas con el despido si se negaban a las propuestas sexuales e intentos de violación de sus supervisores.