El hielo marino que rodea la Antártida y que se descongela durante el verano austral se redujo en 2018 a 2,15 millones de kilómetros cuadrados, lo que supone el segundo nivel de extensión más bajo en los registros existentes.
La División Australiana Antártica (AAD) precisó hoy en un comunicado que la capa alcanzó su punto más bajo del presente año el 18 de febrero, aunque se mantuvo por encima de los 2,07 millones de kilómetros cuadrados registrados en 2017.
«Desde que alcanzó su punto más bajo, el hielo marino ha comenzado su reconstrucción y expansión alrededor de la Antártida», dijo Rob Masson, experto de la AAD.
El hielo marino antártico juega un papel crucial en el sistema climático global y es un hábitat importante para los microroganismos y una gran gama de animales, además de incidir en las operaciones logísticas y la navegación en el océano Antártico.
Un científico de la Oficina de Meteorología de la Antártida, Phil Reid, señaló que colegas suyos de todo el mundo han estudiado el hielo antártico a través de las observaciones satelitales desde la década de 1970 y han apreciado que desde agosto de 2016 el hielo marino se expande por debajo de la media a largo plazo.
«En 2017 la extensión máxima de hielo marino durante el invierno fue la segunda más baja registrada, al ocupar 18,05 millones de kilómetros cuadrados, siguiendo de cerca los niveles récord en 2012, 2013 y 2014», indicó Reid.
Los científicos desconocen por el momento cuáles son los factores determinantes que impulsan los cambios y la variabilidad en la extensión del hielo marino.
«Las complejas interacciones y retroalimentaciones entre el hielo, la atmósfera y el océano están en juego, y varían según la estación y la región», subrayó Massom.