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Salud y Bienestar

Refuerzan programas preventivos ante incremento de enfermedades cardíacas

El ISSSTE se suma a la alerta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para sensibilizar a la sociedad del impacto de las enfermedades cardiovasculares en la salud pública y su prevención, ya que constituyen la primera causa de mortalidad en el planeta, son responsables de 31% del total de decesos registrados este año a nivel global y de 19% de las defunciones en nuestro país, de acuerdo a la Sociedad Mexicana de Cardiología.

En el Día Mundial del Corazón, que se celebra este jueves 29 de septiembre, el Director General del Instituto, José Reyes Baeza Terrazas, aseguró que esas cifras alarmantes pueden cambiar con la participación informada y responsable de cada persona, por lo que exhortó a los casi 13 millones de derechohabientes a proteger a sus familias contra las enfermedades cardiovasculares con el mejor escudo: acciones preventivas.

La Dirección Médica precisó que estas enfermedades tienen dos grandes grupos de factores de riesgo: los que no se pueden modificar como herencia, raza, edad y sexo; y los modificables, que son aquellas acciones cotidianas y cambios en el estilo de vida que los ciudadanos pueden implementar para reducir al mínimo la posibilidad de desarrollar un evento cardiovascular.

Al respecto, el doctor Rafael Yáñez Morales, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Regional “Gral. Ignacio Zaragoza”, miembro de la Asociación Nacional de Cardiólogos de México y de la Asociación Nacional de Cardiólogos Egresados del ISSSTE (ANCISSSTE), recomendó las siguientes acciones para cuidar la salud del corazón y restar factores de riesgo cardiovascular:

– Caminar 30 minutos diariamente pueden mantener saludable el sistema cardiovascular. Esta medida previene obesidad y sobrepeso, mejorar el control de la diabetes, la hipertensión arterial y el colesterol, factores de riesgo relevantes.
– Tener una alimentación ordenada en tiempos y balanceada, de tipo mediterránea, es decir a base de pescado y carne magra (sin grasa), alta en vegetales y frutas frescas adicionadas con aceite de oliva, baja en azúcares y sal.

– No fumar, promover casas y espacios públicos libres de humo de tabaco. Fumar incrementa en 200 por ciento el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y es el principal factor asociado a muerte súbita de origen cardíaco.

Explicó que la base para el control de las enfermedades cardiovasculares y de las crónico-degenerativas, requiere de manera indispensable de la participación de la sociedad en su conjunto porque independientemente de los avances de la ciencia y la tecnología y de su disponibilidad, los factores de riesgo relacionados a los estilos de vida son los ingredientes principales para desencadenar estas enfermedades.

La situación de estos padecimientos en el ISSSTE es similar al contexto nacional y mundial, a nivel hospitalario las enfermedades isquémicas del corazón ocupan la tercera causa de morbilidad, mientras que los padecimientos hipertensivos constituyen la primera causa de muerte.

De acuerdo a la Dirección Médica, el Instituto cuenta con 45 unidades que realizan implante de marcapasos, 19 hospitales con Servicios de Hemodinamia y un Centro Médico Nacional donde se realizan trasplantes de corazón.

El Director General, José Reyes Baeza, impulsa programas prioritarios en el marco de las ferias de la salud a nivel nacional para prevenir factores de riesgo cardiovascular como el Programa PrevenISSSTE cerca de ti, que mediante la encuesta de Evaluación de Riesgos en Salud (ERES) evalúa de manera personalizada el perfil de riesgos de cada derechohabiente y da recomendaciones específicas para su cuidado; además del Programa de Prevención y Regresión del Sobrepeso y la Obesidad (PPRESYO) que opera en 168 unidades médicas en el país.

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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