El gobierno federal y las empresas privadas relanzaron ayer el distitintivo Hecho en México como una manera de alentar el consumo de productos nacionales, independientemente de dónde provenga el capital para su fabricación. Se trata de distinguir y creer en la calidad de lo nacional, ‘‘y de que sea una muestra más de lo que podemos hacer cuando nos mantenemos unidos, cuando creemos en nosotros mismos’’, estableció el presidente Enrique Peña Nieto.
La campaña incluye además medidas de desregulación, de promoción de la inversión extranjera, plataformas electrónicas para facilitar la elaboración de normas y la certificación de artículos producidos enteramente en México, a partir de materiales originarios o cuyo valor de transacción de los materiales no propios, no exceda 50 por ciento.
Lo hecho en México es sinónimo de calidad y motivo de orgullo para todos. Este es un momento crucial para el presente y el futuro, y la oportunidad para realizar acciones concretas en beneficio del país.
Peña Nieto pidió además ‘‘llevar bien puesta la camiseta de México’’ y en otro espacio de su mensaje se dijo persuadido ‘‘del grito que muchas veces escuchamos en distintos escenarios: sí se puede, claro que se puede, y se puede porque nos lo hemos demostrado a nosotros mismos’’.
En la ceremonia donde se dieron tales anuncios, el presidente Peña destacó el momento histórico en que se encuentra el país y donde ‘‘la unidad nacional está floreciendo como la gran fuerza de México’’. Ratificó la disposición anunciada ayer sobre los 90 días para consultar a los diversos sectores con miras a la renegociación y actualización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Con Estados Unidos, admitió una vez más, existen diferencias puntuales, pero aquél es un proceso acordado con el gobierno del país vecino, donde se inicia una fase igual respecto al tratado, ‘‘y que se da en el marco de este diálogo constructivo que queremos tener para construir un nuevo marco referencial en la relación’’ entre los dos países.
La ruta de diálogo se hará, insistió –como a lo largo de estas semanas–, a partir de la soberanía de ambos países, pero con la intención ‘‘de construir a partir de las coincidencias’’.
El mundo, indicó Peña Nieto, se encuentra en un momento de grandes definiciones. Y de nuevo defendió la política de apertura, competencia e integración productiva iniciada por México hace 30 años. En ese lapso, apuntó, el país pasó de ser casi monoexportador a competir hoy ‘‘de tú a tú con los mejores y en los terrenos más exigentes del mundo’’.
Enumeró entonces los sectores económicos donde México destaca y puso de relieve aquellas empresas multinacionales ‘‘que han hecho de México su segundo hogar’’ y contribuyen a la generación de empleos.
Y porfió: ‘‘Hoy hay que consumir lo mexicano. No sólo por serlo, sino porque son productos de calidad que compiten en los mercados y son la mejor opción para elegir’’. La intención de ‘‘Hecho en México’’, puntualizó, es ser un signo de calidad y confianza para los consumidores dentro y fuera del país. ‘‘Que cuando alguien vea en un producto el distintivo con el águila mexicana tenga la certeza de que está comprando un producto bien hecho y hecho en México’’.
Para simplificar la inversión –expuso– en el último cuatrienio se han generado en ahorros 173 mil millones de pesos (1.5 por ciento del producto interno bruto) y ahora se ha instruido al sector público que al emitir alguna nueva regulación donde se incluyan costos para los particulares, al mismo tiempo desaparezcan dos existentes.
Por su parte, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, informó que ya se puede recibir inversión extranjera directa por menos de 16 mil 800 millones de dólares sin ser aprobados por la comisión respectiva.
A su vez, Manuel Herrera Vega, presidente de la Confederación de Cámaras Industriales, pidió reconocer ‘‘que la coyuntura exige políticas públicas específicas’’ y llamó a un combate frontal a la corrupción y que no se incrementen más los precios de los recursos energéticos básicos, porque se requiere mayor eficiencia en costos logísticos.
La Jornada