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Opinión

Renuncia de Cuauhtémoc Blanco.

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Pobladores e integrantes de la Asamblea de Pueblos de Tepoztlán aprovecharon la presencia del presidente Andrés Manuel López Obrador para exigir la renuncia del gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco.
 
Al grito de “fuera, fuera, fuera” y con lonas y pancartas los pobladores exigieron frenar la devastación ecológica del área natural y pidieron “respeto al corredor Ajusco-Chichinautzin, reparación total al daño ambiental, solución a las invasiones en el Texcal, paso libre sí, caseta no”, entre otros.
 
Mientras el Presidente era ovacionado, el gobernador morelense sólo recibió abucheos, rechiflas y condenas en contra de su administración. “Tepoztlán no se vende, se ama y se defiende” y “gobernador maleta”, gritaban.
 
Entre las demandas, Gabino Rodríguez, miembro de la Asamblea de Pueblos de Tepoztlán, mencionó el no pago de peaje a los habitantes del municipio y la indemnización para canalizar los recursos en obras y beneficios de manera directa, lo que generará 10 mil 301 empleos directos y 41 mil 203 indirectos.
 
“Lo que pedimos es que haya un desconocimiento a los comuneros actuales, pedimos una audiencia con el titular de la Sedatu para explicarle la devastación del área natural protegida por la venta indiscriminada de tierras por parte de los comuneros”, agregó Rodríguez.
 
El presidente López Obrador apoyó en su mensaje a Blanco Bravo, pero añadió que siempre apoyará al pueblo de Tepoztlán y al pueblo de Morelos. Dijo que la carretera La Pera-Cuautla, que inauguró ayer, será de gran beneficio para la conectividad de la Ciudad de México con los municipios de la zona oriente de Morelos y Puebla.
 
Al terminar el evento, los integrantes de la Asamblea de Pueblos de Tepoztlán entregaron su pliego petitorio al gobierno federal y manifestaron confianza en que se frene la depredación ecológica.

Opinión

Duarte: de los bares de Chihuahua al Altiplano. Por Karen Torres

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En México y en la política, lo que parece pasado, siempre regresa para explicar el presente. Hay nombres que regresan una y otra vez como si fueran espectros empeñados en recordarnos las fracturas del sistema. Uno de ellos es César Horacio Duarte Jáquez, exgobernador de Chihuahua (2010-2016), figura central de uno de los expedientes de corrupción más voluminosos en la historia reciente del país.

Karen Torres A.

Y ahora, tras años de idas y venidas judiciales, vuelve a los titulares: la Fiscalía General de la República ordenó su recaptura y lo trasladó al penal de máxima seguridad del Altiplano.

Este episodio no ocurre en el vacío. Es parte de una historia que lleva casi una década escribiéndose entre detenciones, extradiciones, procesos fragmentados y una libertad condicional que muchos chihuahuenses vieron como una burla abierta.

Pero también es un movimiento político que envía un mensaje contundente: la nueva administración federal quiere que se entienda que, al menos en la Fiscalía, el viejo pacto de impunidad ya no opera “para algunos”. Y Duarte es la vívida señal, ojalá esto no se trate únicamente de justicia selectiva.

Duarte huyó de México en 2017, cuando la entonces Fiscalía de Chihuahua, bajo el gobierno de Javier Corral, integró al menos 21 órdenes de aprehensión en su contra. Los cargos eran amplios y concretos:

  • Peculado agravado por más de 1,200 millones de pesos,
  • Desvío de recursos públicos hacia campañas priistas,
  • Enriquecimiento ilícito,
  • Uso indebido de atribuciones y facultades
  • Y una red de empresas fantasma operadas desde su círculo íntimo.

Fue detenido en Miami el 8 de julio de 2020 en Estados Unidos. Ahí pasó 2 años mientras se resolvía un proceso de extradición. Finalmente, en junio de 2022, el gobierno estadounidense lo entregó a México bajo cargos de peculado agravado y asociación delictuosa.

Su llegada al país fue presentada por la Fiscalía como un triunfo institucional. Pero para Chihuahua comenzaba un capítulo distinto: la prisión preventiva en el Cereso de Aquiles Serdán, donde Duarte permaneció alrededor de 2 años más, entre audiencias diferidas, cambios de jueces y tácticas legales el caso se fue transformando en un rompecabezas jurídico que pocos lograron seguir con claridad.

Llegó la cuestionada libertad condicional de 2024: 

En agosto de 2024, en una audiencia sorpresiva, Duarte obtuvo libertad condicional bajo el argumento de que llevaba tiempo suficiente privado de la libertad y que su conducta había sido “adecuada”, sin haber recibido sentencia alguna.

La imagen era insólita: un político acusado de desviar más de mil millones de pesos, señalado de haber quebrado fondos públicos y endeudado al estado por generaciones…

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