Como era de esperarse, este lunes las principales avenidas de la ciudad fueron todo un caos, iniciando con la saturación de los camiones del ViveBús y la lentitud de un paradero a otro, y añadiendo los bloqueos en la avenida Juárez de manifestantes izquierdosos, estudiantes y familias inconformes.
Hasta dos horas tuvo que esperar la gente en las enormes filas de las estaciones, sobre todo las del Centro como la Niños Héroes, para poder abordar un camión y eso si podían porque ya iban como latita de sardinas. Para adornar el pastel, comenzó a llover y se mojó la gente, quien veía cómo subía el nivel del agua en las calles que hasta se sentían que andaban en Xochimilco.
Y es que el problema no es que se haya implementado un nuevo sistema de transporte, pues hacía falta una transformación en esta materia porque los camiones viejos y las irregularidades con las que operaban los choferes no son mentira, el problema es que no fue bien planeado y eso se ve por todos lados y causa enojo.
Es normal que la gente se resista al cambio, para muchos esto da pavor y no es que todos los cambios sean buenos, claro que no, pero de que había qué hacer algo con el transporte chihuahuita, tenía que hacerse. El Gobierno quiere hacer del rancho una “ciudad de vanguardia”, pero no es posible que piense que con camiones nuevos, acondicionados y bonitos pare ahí el asunto. La planeación es pésima y en términos prácticos no importa mucho si un camión es bonito o no, lo que quiere la gente es llegar temprano a su trabajo o escuela.
Pero tampoco hay que ser exagerados. Es legítimo manifestarse contra una obra que a todas luces no fue bien planeada y que está sacando dolores de cabeza a los usuarios y a los automovilistas, pero ¿exigir que vuelvan los camiones viejos? eso sí que es una tontería, ¿en serio quieren eso? no lo creo. Muchas veces en las manifestaciones ganan las vísceras, pero hay que tener cuidado con lo que se dice pues si quieren hacer oficial su reclamo también hay que plantear bien lo que se quiere y no solo hablar por hablar.
De manera interna, los que también se la están viendo dura son Memo Márquez, coordinador del proyecto; Ricardo Mejía Borja, director de Vialidad, y Raymundo Romero, secretario de Gobierno, pues quieran o no todo el grupito ya se “quemó” por sus malas estrategias y falta de coordinación, y esto sin duda los afectará políticamente. ¿Cómo es posible que no previeran el número de camiones, proporcional al porcentaje de población que utiliza el transporte público? Esto solo pasa en Chihuahualand.
El exdiputado perredista, Jaime García Chávez, anda abanderando el movimiento, sin fines políticos, aclara, pero los que sí andan bien colgados y ni pitos tocan ahí son los del PAN encabezados por su dirigente municipal Miguel Latorre, quien de izquierdistas ni inconformes tienen nada, a leguas se ve que andan haciéndola de emoción solo con fines partidistas. Pobrecillos, ya no hayan ni qué hacer para jalar gente luego de su desbancada.
Y hablando de Latorre, dio un discurso para decir lo satisfecho que está con su trabajo al frente del Comité Directivo Municipal, donde aseguró que Acción Nacional está más optimista que nunca pues les fue re bien en las elecciones pasadas, así que se sienten fuertes y confiados para los próximos comicios, esperando que su “buena racha” continúe. La pregunta es ¿a quiénes les seguirá el optimismo?
Donde casi ya no queda fe ni esperanza es en la región de Guadalupe y Calvo, donde gobiernan los grupos armados que tienen atemorizada a la población por los constantes levantones, secuestros y asesinatos. Si el gobierno dice que Chihuahua ha vuelto a la tranquilidad y han bajado las ejecuciones, no solo la palabra de los pobladores lo rechaza, también el primer informe que debe dar el gobierno de Enrique Peña Nieto.
A ocho meses del mandato de Peña, van 13 mil 775 ejecuciones en todo el país y son Guerrero, Chihuahua y Estado de México donde se concentran estos números, respectivamente. En la administración de Felipe Calderón nuestro estado fue el más violento, y que ahora sea el segundo lugar no quiere decir que los crímenes hayan desaparecido ni bajado en proporción.
Guerrero lleva mil 441 muertes vinculadas al crimen organizado, Chihuahua mil 277 homicidios dolosos y el Estado de México mil 217 asesinatos. El acallamiento y el maquillaje que trata de dar la actual administración federal no es una solución al problema si no un alentador a que se sigan cometiendo más crímenes, total… nadie sabe nadie supo. Mientras tanto, en las familias de las víctimas de la violencia no hay maquillaje alguno que disfrace la pérdida y el coraje a un gobierno que no le importa la ciudadanía.
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