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Ciencia y Tecnología

Revelan que Facebook puede interceptar y leer los mensajes de WhatsApp

Facebook afirma que nadie puede interceptar los mensajes de WhatsApp, ni siquiera la compañía y su personal. Sin embargo, una nueva investigación muestra que la empresa podría leer todos los mensajes.
Una investigación de la Universidad de California sostiene que el equipo de Mark Zuckerberg, e incluso terceros no vinculados con la empresa, pueden interceptar y leer los mensajes encriptados que se envían mediante WhatsApp.
Así lo sostiene hoy viernes Tobias Boelter, investigador de criptografía y seguridad de la Universidad de California, en declaraciones al diario The Guardian. Boelter explicó que «si una agencia gubernamental solicita a WhatsApp que revele sus registros de mensajería, la empresa puede conceder el acceso debido al cambio de llaves».
Según The Guardian, Boelter informó de la vulnerabilidad a Facebook en abril de 2016, pero se le dijo que Facebook era consciente del problema, que era un «comportamiento esperado» y que no se estaba trabajando activamente. El periódico anglosajón, además, asevera que ha verificado que este backdoor todavía existe.
El cifrado punto a punto (end-to-end encryption) de WhatsApp se basa en la generación de claves de seguridad únicas, utilizando el protocolo Signal, desarrollado por Open Whisper Systems, que garantiza que las comunicaciones sean seguras y no puedan ser interceptadas por un intermediario. Sin embargo, WhatsApp tendría la capacidad de forzar la generación de nuevas claves de cifrado para los usuarios cuando no están conectados.
El destinatario no se da cuenta de este cambio en el cifrado, mientras que el remitente sólo se notifica si se han activado las advertencias de cifrado en la configuración y sólo después de que los mensajes se han reenviado. Este recifrado y retransmisión permite a WhatsApp interceptar y leer los mensajes de los usuarios.
Steffen Tor Jensen, jefe de seguridad y contravigilancia digital de la Organización Europea-Bahrein de Derechos Humanos, ratificó las conclusiones de Boelter. «WhatsApp puede continuar activando las claves de seguridad cuando los dispositivos están fuera de línea y reenviar el mensaje, sin dejar que los usuarios sepan del cambio hasta después de que se haya hecho, proporcionando una plataforma extremadamente insegura».
Boelter explicó, además, que «algunos podrían decir que esta vulnerabilidad sólo podría ser usada para espiar mensajes específicos y no conversaciones enteras. Esto no es cierto si se considera que el servidor de WhatsApp puede reenviar mensajes sin enviar la notificación (el famoso doble check). Utilizando la vulnerabilidad de retransmisión, el servidor de WhatsApp puede luego obtener una transcripción de toda la conversación.
Según The Guardian, la vulnerabilidad «pone en tela de juicio la privacidad de los mensajes enviados a través del servicio, que se utiliza en todo el mundo, incluso por personas que viven en regímenes opresivos».
El profesor Kirstie Ball, codirector y fundador del Centro de Investigación en Información, Vigilancia y Privacidad, sostiene que esto es «una mina de oro para agencias de seguridad» y «una enorme traición a la confianza del usuario». Agregó: «Es una gran amenaza para la libertad de expresión. Los consumidores dirán ‘no tengo nada que ocultar’, pero no sabes qué información se busca y qué conexiones se están haciendo».

Agencias

Ciencia y Tecnología

Marihuana duplica riesgo de muerte por infarto y derrame cerebral, revela estudio global con 200 millones de casos

Una nueva investigación publicada en la revista Heart advierte sobre un riesgo grave y hasta ahora subestimado: el consumo de marihuana puede duplicar las probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, incluso en personas jóvenes y sin antecedentes médicos. El hallazgo surge de un metaanálisis de datos médicos que involucra a más de 200 millones de personas, la mayoría entre los 19 y 59 años, en países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Australia, Egipto y Suecia.

Lo más preocupante es que quienes presentaron mayor riesgo eran adultos jóvenes sin factores de riesgo previos como hipertensión, tabaquismo o antecedentes familiares. “Lo que más nos llamó la atención fue que los pacientes hospitalizados por estos padecimientos eran jóvenes, sin historial de enfermedad cardiovascular ni factores de riesgo asociados”, señaló la investigadora Émilie Jouanjus, profesora asociada de farmacología en la Universidad de Toulouse, Francia.

Comparados con quienes no consumen cannabis, los usuarios tienen un 29% más de riesgo de sufrir un infarto y un 20% más de sufrir un derrame cerebral. La revisión sistemática no logró determinar el modo de consumo (fumado, vaporizado, comestible, etc.), pero con base en los patrones de uso en los países analizados, los autores concluyen que la mayoría probablemente lo consumía fumado.

Los especialistas advierten que esta forma de consumo conlleva riesgos similares al tabaco. “Cualquier método que implique inhalar cannabis implica riesgos, incluso para quienes están cerca y respiran el humo de segunda mano”, explicó la doctora Lynn Silver, profesora de epidemiología en la Universidad de California, San Francisco, y coautora de un editorial que acompaña el estudio.

Además, nuevas evidencias apuntan a que incluso los comestibles con THC pueden causar daño vascular. Una investigación publicada en mayo de 2025 reveló que los consumidores de comestibles mostraron una reducción del 56% en la función vascular, incluso más alta que en quienes fuman marihuana, con una reducción del 42%. “El THC, sin importar su forma de ingreso al organismo, tiene efectos preocupantes sobre el sistema cardiovascular”, advirtió la cardióloga investigadora Leila Mohammadi.

Uno de los elementos más inquietantes del estudio es el incremento en la potencia del cannabis disponible en el mercado legal. “Los productos actuales pueden contener hasta 99% de THC. No tienen nada que ver con la marihuana que se fumaba en los años setenta”, señaló Silver. Esta mayor potencia también está asociada con un aumento en los casos de adicción y trastornos mentales graves como psicosis o esquizofrenia. Se estima que en EE.UU., al menos 3 de cada 10 usuarios desarrollan trastorno por consumo de cannabis.

Aunque las políticas públicas han priorizado la regulación comercial y el otorgamiento de licencias a empresas, los expertos piden un viraje urgente hacia la educación sobre riesgos. “Necesitamos tratar el consumo de cannabis como tratamos el tabaco: con advertencias claras, educación médica y políticas que pongan la salud pública al centro”, afirmó Silver.

Los investigadores temen que la relación entre cannabis y enfermedad cardíaca esté subestimada. “Es probable que el vínculo sea incluso más fuerte de lo que reflejan los datos actuales”, reconoció Jouanjus.

En un contexto donde el uso de cannabis se normaliza cada vez más, especialmente en adultos mayores que lo utilizan para el dolor o el insomnio, la evidencia científica lanza una advertencia clara: el cannabis no es inocuo, y su consumo podría tener consecuencias fatales, incluso para quienes creen estar lejos de cualquier riesgo cardiovascular.

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