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Robots granjeros en zona afectada por accidente nuclear en Fukushima

 

La prensa internacional hizo eco recientemente de un proyecto sin precedentes: la construcción de una granja de robots en los terrenos agrícolas contaminados tras la catástrofe nuclear de Fukshima en Japón.

Para reactivar el uso de esas tierras, afectadas por el exceso de sal, aceites y residuos radioactivos, el Ministerio de Agricultura nipón presentó el plan llamado «Proyecto Sueños».

Se trata de una granja experimental donde serán robots los encargados de realizar labores usualmente llevadas a cabo por humanos.

Las máquinas limpiarán un terreno de 240 hectáreas de la Prefectura de Miyagi, a 300 kms de la capital Tokio, para posteriormente cultivar productos como arroz, trigo, soja, vegetales y fruta.

Impulsar la agricultura local

El plan contará con un presupuesto de US$51 millones procedentes de las arcas públicas y durante seis años tratará de recuperar para la agricultura esta zona en el norte de Japón, una de las más afectadas por el terremoto que afectó al país en marzo de 2011, dejando un balance de unos 19.000 muertos.

Japón reportó que más de 23.000 hectáreas de terreno resultaron dañados por la catástrofe, afectando duramente la producción agrícola local.

Pero este proyecto no tiene como único fin recuperar estas tierras, sino que también es una apuesta de futuro para el agro nacional, duramente afectado por el envejecimiento de la clase campesina y la competencia desde el exterior, que será aún mayor cuando Japón ratifique el tratado de libre comercio trans-Pacífico.

«Esperamos que el proyecto ayude y no sólo sea un soporte para los granjeros afectados por el desastre, sino que también reavive la agricultura del país», dijo un portavoz del Ministerio de Agricultura japonés.

Más que posible

El uso de robots en la agricultura no es nuevo y Japón más que nadie lidera esta tendencia, afirmó a BBC Mundo el profesor Francisco Rodríguez, del grupo de automática, electrónica y robótica de la Universidad de Almería en España.

«Nosotros trabajamos en un proyecto europeo de granjas robots. Estos intervienen desde la fase de preparación del suelo a la recolección. Hay un robot para todo y para todos los productos», apuntó.

«Los holandeses tienen robots que van por las tuberías de calefacción y recolectan tomates. Las vacas en las granjas son ordeñadas por robots. El futuro apunta a la robótica, lo mismo pasa en agricultura que en medicina o cualquier otro campo».

 Sustentable

No obstante, Rodríguez constató que nunca se ha puesto sobre la mesa un proyecto similar al que plantea Japón, donde casi todo el trabajo estaría en manos de las máquinas.

En colaboración con empresas privadas como Panasonic, Hitashi, Fujisu, Sharp, NEC, Yanmar o Ajinomoto, se estima que la granja experimental contará con unos US$100 millones de presupuesto extra.

Pero el plan no se limita únicamente al uso de la robótica para el cultivo, sino también a que éste sea respetuoso con el medio ambiente, limitando el uso de químicos.

En el caso de los pesticidas, éstos serán sustituidos por diodos de emisión luminosa (LED).

Las emisiones de CO2 de los robots también se reciclarán para nutrir el suelo y reducir el uso de fertilizantes.

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Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.

Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.

En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.

Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.

Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.

 

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