Por si a alguien le quedaba duda sobre la autonomía en el Supremo Tribunal Superior de Justicia y la predominancia de la impartición de justicia sobre los intereses políticos, pues sepúltela, ya que el magistrado presidente de ese organismo, Miguel Salcido Romero, fue llamado con el mayor improviso a ocupar la Secretaría de Educación que dejó acéfala Marcelo González Tachiquín, por irse a corretear la gubernatura.

Para qué le decimos mentiras. La verdad es que esta movida nadie se la esperaba, ni siquiera los magistrados se esperaban la jugada, y le da una sacudida al Poder Judicial que ha puesto de rodillas para servir a sus intereses, como ya tiene al Legislativo, al partido, cámaras empresariales, medios, organismos descentralizados, etcétera, aunque eso sí, todos con su creciente grado de tensión.

No se sabe por qué o para qué, pero el magistrado Salcido había soltado su pretensión de ser gobernador y a la mera hora salió con que siempre no, que su prioridad era entregar operando al 100% la Ciudad Judicial, y si se puede hasta medio maquillar los sobreprecios y gastos injustificados que abundaron en la obra, pero ya cambió de opinión.

Hay dos lecturas sobre este hecho que corren entre el ambiente grilleril, y nadie se ha podido poner de acuerdo para descifrar cuál es: el primero es que se trata de un movimiento estratégico para poner al magistrado, cercano al presidente Enrique Peña Nieto, como su sucesor en caso de un eventual llamado a sumarse a las filas federales y dejar así de estorbar en la vida política y económica del estado.

Otra lectura es la del castigo, pues el magistrado pasará de encabezar un poder público autónomo aunque sea en el papel, con un sueldo de 161 mil pesos mensuales, a ganar la mitad como subordinado (ahora sí directo) del gobernador César Duarte. Se menciona que el palazo fue por su resistencia a la ‘oxigenación’ que dio el mandatario al STJE al reemplazar a buena parte de los magistrados con sus cercanos, entre los que suenan Gabriel Sepúlveda y Jorge Ramírez, ambos cuatotes del góber, para reemplazarlo, aunque por sus méritos también suena Pablo Héctor González.

También le estarían pasando factura por no prestarse de buena gana a tapar los desfalcos de la Ciudad Judicial, un secreto a voces que costó cientos de millones de pesos a las arcas públicas.

Pero aclaró que no se va para siempre. Serán seis meses los que, sin la menor experiencia en materia educativa, encabezará la estrategia del sector, y luego volvería a su puesto, dice, para mantenerse de perdida hasta 2017 que acaba su cargo. ¿Qué habrá pasado?

Marcelo, mientras, ha tratado de mantener la mayor institucionalidad y cercanía con el mandatario para demostrar así buena disciplina y, en determinado momento, contar con su visto bueno si es que desde el CEN y Los Pinos lo ven con madera de candidato a la gubernatura.

Y hablando de cómo el bienestar público importa un carajo cuando hay intereses políticos y económicos particulares de por medio, Chihuahua sigue persiguiendo el primer lugar nacional, no en educación, seguridad o salud, sino en deuda pública, pues a pesar de que las finanzas públicas nunca habían estado tan comprometidas, el gobernador César Duarte sigue empeñado en exprimir las arcas todo lo posible, aunque hace mucho que no tienen, y por eso solicitará ooootros 2 mil millones de pesos de deuda en dos paquetes: uno por 1,300 millones y otro por 700, con Banobras y Fonadin, a plazos de 30 y 25 años respectivamente, los cuales empeñaran por ese lapso los ingresos de los puentes internacionales.

Ponga mucha atención al endeudamiento y a sus comparsas, pues en unos años, cuando el mandatario esté exiliado de la entidad, sobrarán voces inconformes con este endeudamiento extremo, siendo que ahora quienes tienen capacidad de decisión no dicen ni pío, pues para ellos el momento de rezongar será cuando ya nada pueda hacerse. Los panistas oficiosamente votarán en contra, sin hacer mucho ruido, mientras el PRI y sus rémoras aprobarán sin rechistar. De ellos nos acordaremos…

Donde tampoco rechistaron fue en la comparecencia del secretario de Hacienda, Jaime Herrera, encargado de administrar los negocios públicos y privados del gobernador César Duarte, a quien quisieron ponérsele exigentes algunos legisladores, pero como no comprenden ni de lejos los mecanismos financieros y lo único que saben hacer es levantar la manita y hacer numeritos de cinco minutos, pues ni cuestionarlo supieron y el funcionario hizo con ellos lo que quiso, pues de que le sabe a la calculadora, le sabe.

Para atender el corto entendimiento de los legisladores de oposición, llevo videos, maquetas y hasta ábaco y palitos para explicarles lo que quiso y como quiso, y reconoció que el panorama presupuestal, con un estado endeudado a tope, será un reto muy complejo para el próximo gobernador o gobernadora, sea del partido que sea, quien no tendrá opción para mantener a la burocracia y programas que aumentar y aumentar impuestos, al cabo que la raza paga.

Los que seguirán parasitando el presupuesto serán los chicos del PT, quienes tras perder el registro como partido local lograron por un pelito de rana calva salvar el registro nacional gracias a las elecciones extraordinarias en Aguascalientes, y así el cacique Aguilar podrá mantener a su familia becada con una curul al menos por unos añitos más. Regalazo de Navidad.

Pero siguiendo con el tema electoral, los que ya no saben qué hacer, tanto en PRI como el PAN, son los aspirantes que renunciaron a sus cargos públicos y así, sin presupuesto ni empleados, no tienen mucho margen de maniobra mediática pues en redes sociales no saben ni qué hacer y en los medios tradicionales no pueden aparecer más que como candidatos, pues se arriesgan a ser catalogados como ‘actos anticipados de campaña’ y violar la Ley Electoral es un lujo que sólo el Verde se puede dar.

Quien sí dio de qué hablar fue el aspirante a la gubernatura, el panista Jaime Beltrán del Río, quien dio a sus adversarios más argumentos para tacharlo de traidor, antipanista y cercano a Palacio al hacer circular en sus redes sociales una fotografía donde aparece con Carlos Borruel y Alejandro Pérez Cuellar, dos apestados del PAN, este último hermano del recién convertido en aspirante a la gubernatura por Movimiento Ciudadano, el basurero del PAN, Cruz Pérez Cuéllar.

EL que ha querido adelantarse es Enrique Serrano, quien está agregando sus iniciales de manera según el muy despichadita en eslógans como “Rumbo Es”, “Valor ES”, y ahora “Francisco Es”, pues está queriéndole sacar todo el jugo político posible a la inminente visita papal y queriéndose colgar la medallita de que fue por su invitación que fue a Juárez, una falsedad tremenda. Si va es en memoria de las víctimas de gobiernos insensibles de los tres niveles, que han convertido a esa urbe en una calamidad humana, y bueno, en parte ese ‘mérito’ si es suyo.

Y para cerrar con Juárez, un problemón que podría hacerse grande está gestándose en las maquiladoras de la frontera, pues algunas (no todas) mantienen sistemas de verdadera esclavitud moderna. Así, los sindicatos oficiales se han hecho de la vista gorda a golpe de billetazos y posiciones políticas, pero se han alejado tremendamente de sus en teoría representados, lo cual ha motivado a una serie de inconformidades.

En la frontera ha crecido notablemente la inversión extrajera y nacional, y eso ha beneficiado a varias familias: las 20 que son dueñas de Juárez desde hace décadas, pero ha hundido en la miseria a las de los trabajadores, pues mientras las fábricas venden los productos en dólares, a las manos que producen les pagan en pesos cantidades tan miserables, unos 80 centavos de dólar por hora, que ni trabajando toda la familia como bestias les alcanza para malcomer.

El secretario del Trabajo, Fidel Pérez Romero, ha sido menos  que un secretario de cartón que ha dejado pasar todos los abusos y será recordado, si acaso, por las violaciones a los derechos básicos de los trabajadores que solapa, sobre todo en la Sierra y la Frontera, pues para él lo importante no es la gente que trabaja, sino sus patrones, y es por eso que quiere meter al bote a quien no demuestre que sus derechos fueron violados (saltándose olímpicamente la presunción de verdad de las partes), y ahora quiere hasta ilegalizar cualquier manifestación cerca o dentro de las fábricas. Tenemos pues, en Chihuahua, a un secretario del Trabajo con mentalidad laboral de medieval.