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Revista

Se disculpa Princesa por polémico broche

La Princesa de Kent, María Cristina, acudió al almuerzo anual de Navidad de la Reina Isabel, con un broche en la solapa de su abrigo, el cual muchos consideraron inadecuado, informó El País.

Y es que dicho evento fue el primero oficial en el que se presenta Meghan Markle, prometida del Príncipe Enrique y quien tiene ascendencia afroamericana. Para esta ocasión María Cristina de Kent utilizó una joya que representa el busto de un joven negro.

«El broche fue un regalo y ella lo ha usado muchas veces antes. La Princesa María Cristiana pide disculpas y se siente angustiada por haber causado una ofensa», dijo Astarie, según DailyMail.

El broche pertenece a un estilo artístico conocido como Blackamoor o Moretti, el cual surgió en Venecia en el siglo 16 y retrata por lo general a figuras masculinas de ascendencia africana en imágenes que han sido consideradas racistas.

La Princesa de Kent tiene antecedentes de conducta racista.

Se dijo que en el 2004, en Nueva York ordenó a un grupo de afroamericanos en un restaurante que volvieran a las colonias.

«Hace años incluso fingí ser africana pero debido a mis ojos claros no me salí con la mía. Viajé en autobuses africanos, quería escribir y tener experiencias. Viví esa aventura con estas personas absolutamente adorables y especiales y me llamaron racista: es un cuchillo en el corazón porque realmente amo a esta gente», expresó.

En noviembre del año pasado, cuando la ex estrella de Suits y el Príncipe Enrique apenas daban a conocer su relación, éste publicó un comunicado en el que denunció el trato sexista y racista de los medios, dado al origen de la actriz, y pidió respeto para su novia.

Ciencia y Tecnología

Marihuana duplica riesgo de muerte por infarto y derrame cerebral, revela estudio global con 200 millones de casos

Una nueva investigación publicada en la revista Heart advierte sobre un riesgo grave y hasta ahora subestimado: el consumo de marihuana puede duplicar las probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, incluso en personas jóvenes y sin antecedentes médicos. El hallazgo surge de un metaanálisis de datos médicos que involucra a más de 200 millones de personas, la mayoría entre los 19 y 59 años, en países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Australia, Egipto y Suecia.

Lo más preocupante es que quienes presentaron mayor riesgo eran adultos jóvenes sin factores de riesgo previos como hipertensión, tabaquismo o antecedentes familiares. “Lo que más nos llamó la atención fue que los pacientes hospitalizados por estos padecimientos eran jóvenes, sin historial de enfermedad cardiovascular ni factores de riesgo asociados”, señaló la investigadora Émilie Jouanjus, profesora asociada de farmacología en la Universidad de Toulouse, Francia.

Comparados con quienes no consumen cannabis, los usuarios tienen un 29% más de riesgo de sufrir un infarto y un 20% más de sufrir un derrame cerebral. La revisión sistemática no logró determinar el modo de consumo (fumado, vaporizado, comestible, etc.), pero con base en los patrones de uso en los países analizados, los autores concluyen que la mayoría probablemente lo consumía fumado.

Los especialistas advierten que esta forma de consumo conlleva riesgos similares al tabaco. “Cualquier método que implique inhalar cannabis implica riesgos, incluso para quienes están cerca y respiran el humo de segunda mano”, explicó la doctora Lynn Silver, profesora de epidemiología en la Universidad de California, San Francisco, y coautora de un editorial que acompaña el estudio.

Además, nuevas evidencias apuntan a que incluso los comestibles con THC pueden causar daño vascular. Una investigación publicada en mayo de 2025 reveló que los consumidores de comestibles mostraron una reducción del 56% en la función vascular, incluso más alta que en quienes fuman marihuana, con una reducción del 42%. “El THC, sin importar su forma de ingreso al organismo, tiene efectos preocupantes sobre el sistema cardiovascular”, advirtió la cardióloga investigadora Leila Mohammadi.

Uno de los elementos más inquietantes del estudio es el incremento en la potencia del cannabis disponible en el mercado legal. “Los productos actuales pueden contener hasta 99% de THC. No tienen nada que ver con la marihuana que se fumaba en los años setenta”, señaló Silver. Esta mayor potencia también está asociada con un aumento en los casos de adicción y trastornos mentales graves como psicosis o esquizofrenia. Se estima que en EE.UU., al menos 3 de cada 10 usuarios desarrollan trastorno por consumo de cannabis.

Aunque las políticas públicas han priorizado la regulación comercial y el otorgamiento de licencias a empresas, los expertos piden un viraje urgente hacia la educación sobre riesgos. “Necesitamos tratar el consumo de cannabis como tratamos el tabaco: con advertencias claras, educación médica y políticas que pongan la salud pública al centro”, afirmó Silver.

Los investigadores temen que la relación entre cannabis y enfermedad cardíaca esté subestimada. “Es probable que el vínculo sea incluso más fuerte de lo que reflejan los datos actuales”, reconoció Jouanjus.

En un contexto donde el uso de cannabis se normaliza cada vez más, especialmente en adultos mayores que lo utilizan para el dolor o el insomnio, la evidencia científica lanza una advertencia clara: el cannabis no es inocuo, y su consumo podría tener consecuencias fatales, incluso para quienes creen estar lejos de cualquier riesgo cardiovascular.

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