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México

Se electrocutan 7 menores, 3 adultos y un bebé en alberca en Sonora

Al menos siete menores, tres adultos y un bebé, recibieron descargas eléctricas, al parecer por caer un cable conductor de alta tensión a una piscina donde disfrutaban de una reunión que se celebraba en un salón de eventos.

Los hechos ocurrieron la tarde del miércoles 4 de agosto en el local de fiestas Braomich, ubicado en la colonia Nueva Palmira, en las calles Antonino Yocupicio esquina con Tabasco, de Cajeme, Sonora.

Uno de los menores fue trasladado en una ambulancia a recibir atención médica, mientras el resto fueron auxiliados en el lugar por padres de familia, bomberos y paramédicos.

El local ha desatendido los protocolos sanitarios impuestos por las autoridades sanitarias ante la pandemia por COVID-19.

En la actualización del Mapa Sonora Anticipa de la Secretaría de Salud, para la semana del 02 al 08 de agosto de 2021, el secretario de Salud del estado, Enrique Clausen, informó que el municipio de Cajeme pasó a riesgo máximo, por lo que junto con Guaymas se ubican en color rojo.

Cajeme registra 13 mil 493 casos de COVID-19 de los cuales han fallecido mil 176 personas.

Ninguna autoridad municipal o estatal ha dado información oficial sobre este accidente, del cual sólo se tiene conocimiento, el local fue suspendido por Protección Civil Municipal.

Fuente: Vanguardia

México

Gentrificación en CDMX: crecimiento urbano que desplaza a sus habitantes

Colonias como la Roma, Condesa, Juárez y San Rafael se han convertido en epicentro de protestas vecinales por el aumento desmedido en las rentas, el despojo inmobiliario y la pérdida de identidad barrial. El fenómeno detrás de estas inconformidades es la gentrificación, un proceso urbano que, aunque para algunos simboliza renovación, para otros representa expulsión, desigualdad y ruptura social.

La gentrificación ocurre cuando barrios de clase trabajadora reciben fuertes inversiones económicas y una oleada de nuevos habitantes con mayor poder adquisitivo. Este cambio trae consigo mejoras en infraestructura y servicios, pero también incrementos abruptos en el precio de rentas y propiedades, desplazamiento de residentes originales y una transformación profunda en la cultura e identidad del barrio.

En la Ciudad de México, el fenómeno se ha intensificado con la llegada de nómadas digitales y extranjeros atraídos por el bajo costo de vida, quienes elevan la demanda de vivienda en zonas céntricas. Esto ha generado una turistificación desmedida, en la que muchas viviendas se destinan a rentas de corta estancia (como Airbnb), reduciendo la oferta para los habitantes locales.

A ello se suma la presión de desarrolladores inmobiliarios para que inquilinos tradicionales abandonen sus viviendas, con el fin de remodelarlas o demolerlas y construir nuevos complejos de lujo. Tiendas de abarrotes y fondas han sido reemplazadas por cafeterías de cadena y boutiques, alterando la vida comunitaria.

Además, la desigualdad urbana se agudiza: quienes no pueden pagar los nuevos precios se ven obligados a mudarse a zonas más lejanas, con mayores tiempos de traslado y menor acceso a servicios básicos.

En respuesta, colectivos ciudadanos y legisladores han exigido medidas que regulen el mercado inmobiliario, protejan a los arrendatarios y prioricen un desarrollo urbano equitativo. La gentrificación, advierten, debe atenderse antes de que transforme por completo el rostro y el alma de la capital.

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