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Se encuentran “traspapelados” más de 7 mil homicidios en la FGE

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El Gobierno del Estado ha hecho por ocultar la dimensión exacta de la inseguridad y de la prevalencia de los hechos violentos causados tanto por el enfrentamiento entre grupos delictivos, como por la misma forma de actuar de una parte de la sociedad chihuahuense.

Las cifras dadas a conocer por el INEGI sobre homicidios ocurridos entre los años 2008 y 2015 indican una grave disparidad respecto a las que ha difundido el Gobierno del Estado para gritar a los cuatro vientos que ha logrado sofocar el problema de la violencia y la inseguridad.

Ahí están los datos, y provienen del INEGI, que es el órgano del Estado Mexicano para elaborar y clasificar la información del país: hubo 25,380 homicidios en Chihuahua entre los años 2008 y 2015, de los cuales 12,701 corresponden al período entre el 2011 y 2015, es decir, la actual administración, encabezada por el gobernador César Duarte Jáquez.

En cambio, el Gobierno del Estado le reportó al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública registra 17,645 homicidios entre el 2008 y el 2015, es decir, 7,735 menos de los que registró el INEGI.

Aquí no hay más que dos opciones: o hay un deficiente sistema de levantamiento estadístico, lo cual de por sí ya es grave, o peor aún, se ocultan cifras entre las mismas autoridades del Estado Mexicano.

La disparidad es enorme, pues casi 8 mil casos de homicidio no pueden corresponder a un margen de error tolerable dentro de las metodologías establecidas a nivel internacional para levantar y procesar información estadística.

A ojos vistas, las cifras del INEGI son más confiables que las de la Fiscalía General del Estado (las publicadas por el SESNSP), ya que las primeras provienen de las actas de defunción emitidos por de los Servicios Médicos Forenses de cada estado para registrar las muertes accidentales y violentas.

Además, el INEGI recabó datos en las Oficialías del Registro Civil sobre defunciones, en este caso de homicidios, a través de actas y certificados de defunción.

Todos esos datos se sumaron a las que proporcionó la Agencia del Ministerio Público (la FGE, en el caso de Chihuahua) de cada entidad.

Eso significa que existe una diferencia del 30 por ciento entre los registros que llevan los servicios de salud y los que tiene la agencia encargada de investigar y sancionar los delitos.

Son 7,735 homicidios “perdidos”, en el limbo, que no están en los registros de la FGE y, por lo tanto, no serán investigados, mucho menos esclarecidos.

Es como decir que hay más de 7 mil muertes violentas “traspapeladas”. Pero como todo documento extraviado, con una buena revisión y un trabajo arduo, tarde que temprano aparece, y el INEGI ya se encargó de encontrarlos.

 

 

ahoramismo.mx

México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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